El maestro de la forja

David Hernando Rioja
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El artesano de Navarrete Pablo Huergo enseña su exposición de piezas que lleva realizando desde los años 70 y 80. Entre ellas se pueden encontrar botelleros, calderos, mesas o rosas «recicladas»

El artesano Pablo Huergo trabajando en el martillo pilón - Foto: Ingrid

Pablo Huergo es un riojano de Navarrete que ha logrado dedicar gran parte de su vida a su pasión, el arte de la forja.

Huergo proviene de una familia de clase media de labradores, por lo que desde muy pequeño ayudaba en las tareas del campo pero el buen hacer de sus padres permitió que a los 10 años fuera a estudiar al colegio Escolapios de Logroño.

Cinco años más tarde fue a la Escuela de Aprendices de Aviación donde se formó en Formación Profesional. «Después estuve cinco años trabajando fuera y luego estuve en Logroño haciendo moldes de zapatos, donde empecé a usar la fragua para poder grabar. Ahí empezó el gusanillo por la forja», recuerda este riojano.

A pesar de esto, su ilusión era trabajar y establecerse en su pueblo, Navarrete, algo que hizo en los años 70. Empezó su aventura con este arte en un corral que era propiedad mis padres y luego se fue a un taller en la calle La Cruz, «donde estaba el camino de Santiago». Allí estuvo hasta los años 80, cuando se bajó a su actual estudio y centro de exposiciones. «A partir de ese momento dejé de trabajar en todos los demás trabajos que tenía y decidí dedicarme a la artesanía de la forja por completo», indica

Cuando uno se adentra en su exposición, que está en la parte más exterior del recinto, puede observar todo tipo de piezas hechas a raíz de la forja que han podido costar elaborar una semana o una hora, dependiendo de su tamaño o complejidad. Algunas de estas piezas son soportes de lámparas, calderos, mesas, rosas «recicladas con latas de cerveza», botelleros de diferentes formas y tamaños e incluso ha llegado a usar cubas de vino.

Aunque hay una pieza de la que este artista riojano está especialmente orgulloso y a la que le llama «la mesa milagro». Huergo explica que esta mesa en un milagro porque «tienes que asentar el cristal en cuatro nudos. Coordinarlos para que se asiente el cristal es muy difícil, casi imposible». «Esta pieza debería acabar en un museo», subraya Huergo.

Elaboración. Este artista riojano afirma que el arte de la forja es un proceso que ha sido «complicado» para él porque «he tenido que dedicar mucho tiempo de mi vida a la hora de pensar como podía hacer las plantillas y las estructuras de las obras».

Recuerda que no ha heredado el gusto de esta profesión de ningún familiar ni tampoco vio como se hacía cuando era un niño pequeño. «La pasión por este trabajo y todas las piezas que he hecho han salido a base de mucho esfuerzo y de darle muchas vueltas a la manera de como crear las plantillas para cada obra», relata.

A pesar de este esfuerzo, destaca que cuando se consigue la pieza que querías desde el principio obtienes «la satisfacción de decir que esto es algo que te gusta realizar». 

Además, cuenta que el sistema de trabajo que utiliza es el mismo que se utilizaba hace 500 o 600 años aunque «la diferencia es que antes el martillo pilón funcionaba gracias a un salto de agua, mientras que ahora es eléctrico».

Estos aparatos que utiliza para dar forma a las piezas están en el interior del taller, en una sala contigua a otra que es un gran tamaño. Además de estos dos martillos pilones que posee, cuenta con otros aparatos que utiliza para dar forma a sus piezas. También tiene un sistema que utiliza para crear lumbre, con la que se ayuda para dar forma al metal y crear todas sus piezas.

Herencia. Por otro lado, Huergo reconoce que este pasión es probable que no la herede ningún miembro de su familia, ya que «de momento  los nietos están estudiando y espero que hagan otra cosa porque esto es muy duro».

Aunque resalta que suelen acompañarle y ayudarle cuando está en el taller realizando algunas de estas obras. «Bajan conmigo algunas veces al taller porque hay cosas que sin ellos no las podría fabricar. Cuando estamos usando el martillo pilón ellos mantienen las tenazas y yo, por el otro lado, golpeo el metal, y en otras ocasiones el proceso de creación se invierte», explica este artesano.

Pese a que puede que su familia no siga con esta labor, Huergo motiva a los estudiantes que ahora de Formación Profesional para que sigan sus pasos y practiquen este arte de la forja.

Añade que en el pasado han acudido colegios y diferentes asociaciones de La Rioja a visitar su exposición y conocer como trabaja a la hora de crear todas sus obras.

Por otra parte, Huergo ha sacado un momento para agradecer a sus padres que le permitieran salir de la vida de campo cuando era pequeña para poder ir a estudiar, y finalmente, poder dedicarse a una de sus pasiones, el arte de la forja. También menciona el papel que ha jugado su familia en todo este tiempo, ya que «en todo momento ha estado a mi lado».