Ocho millones en la residencia de estudiantes de Juan XXIII

Feli Agustín
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Ubicada junto a Adoratrices, se abre en septiembre de 2024 con 120 habitaciones y 128 plazas

Vista del edificio anexo a Adoratrices - Foto: Óscar Solorzano

El centro de Logroño contará en breve con una nueva residencia de estudiantes, que supondrá un impulso para el paseo de las Cien Tiendas, la zona peatonal de la capital que lleva varios años en una decadencia que la nueva promoción de viviendas en Maristas y la remodelación urbanística, de momento poco exitosa, planean revertir.  Con una importante inversión de ocho millones de euros, se ubicará en el número 8 de la calle Juan XXIII, el edificio anexo al colegio Adoratrices,  congregación que abrió el centro escolar en 1902, y la residencia de la que se ha desprendido en 1964.

El pasado 14 de abril, el Ayuntamiento de Logroño daba el visto bueno a la licencia ambiental y de rehabilitación y reforma de este edificio, según el proyecto que presentó Global Gemina, una empresa dedicada a la construcción, gestión, promoción, desarrollo y explotación de residencias para estudiantes y universitarios, colegios mayores u otras soluciones de alojamiento en el ámbito educativo.

Está íntimamente vinculada con Micampus, que gestiona ya en Logroño la residencia de La Ribera, y  que ha confirmado que la previsión es construir en la nueva 120 habitaciones entre individuales y dobles, y contar con una disponibilidad de 128 plazas con la previsión que entre en funcionamiento en septiembre de 2024, 18 meses después del inicio de las obras, que ya han comenzado.

Según han confirmado desde Micampus, una de las mayores compañías de residencias de estudiantes de España con casi 6.000 camas, las instalaciones contarán con servicios de gimnasio, cocina, comedor, salas de estudio, sala de estar y cine, servicios comunes distribuidos en planta baja y tres sobre rasante.

Los planes de la firma se centran en la reforma del edificio, tanto  interior y exterior, con el horizonte de «realzar tanto su valor arquitectónico como funcional, respetando el entorno actual, donde el propio edificio y sus residentes generaran nuevas relaciones con el lugar».  La superficie construida total será de algo más de 3.800 m2, con una superficie útil de habitaciones de casi 1.900 m2 y 1.100 m2 de zonas comunes.

Urbanística mente, no se modifican ni reajustan las alineaciones exteriores y no varía la edificabilidad ni altura máxima;la ordenación no causa perjuicio ni altera las condiciones de la ordenación de los inmuebles colindantes, al no incrementarse la altura de los volúmenes. Se amplía el retranqueo medianero con las parcelas colindantes en los números  16, 18 y 20 de presidente Leopoldo Calvo Sotelo que, según el estudio de detalle presentado en el Ayuntamiento, mejoran sus condiciones de iluminación y ventilación.

Edificios autónomos. Desde la construcción del edificio, en los años sesenta, el colegio se encuentra en el número 10 de Juan XXIII y la residencia de estudiantes en el 8 y el funcionamiento de uno es independiente del de la otra. El cierre de esta última hace unos años llevó a la Congregación de Religiosas Adoratrices Esclavas del Santísimo Sacramento y de la Caridad a la venta del inmueble, ya que el colegio «no tiene ninguna necesidad de complementar s actividad con este uso, puesto que es totalmente autónomo». 

Adoratrices seguirán con la actividad docente, aunque reconocen el descenso de alumnado en los últimos años.

Una residencia de señoritas. El inmueble donde se va a ubicar la futura residencia de estudiantes  fue construido para tal fin en 1962  en concreto para «colegio, casa, hogar y residencia de señoritas» con un presupuesto de 5.216.405, 55 pesetas, según figura en la documentación presentada ante el Ayuntamiento.

Entró en funcionamiento en 1964 y nunca ha sido destinado a ninguna otra actividad que no sea la misma con la que se abrió para lo que cuenta con una licencia para «la apertura de una residencia para jóvenes» en vigor desde 1983, aunque en este último trámite urbanístico ha ampliado su uso a dotacional privado sanitario y asistencial.

Durante todos estos años, las  Adoratrices han dirigido la residencia Jorbalán, que disponía de 115 plazas en habitaciones individuales sin baño, con dos  salas de estudio, una de televisión y un gimnasio hasta su cierre.

Se trataba de una residencia de carácter únicamente femenino hasta que la congregación vendió el edificio a la nueva compañía, Global Gemina.