Aproximademente un 10% de la población riojana sufre insomnio crónico diagnosticado, un problema en aumento debido al  ritmo de vida actual y que no deja descansar a más 30.000  ciudadanos.

Según la Sociedad Española del Sueño, en las dos últimas décadas el insomnio crónico se ha duplicado en nuestro país y afecta ya al 14% de la población adulta, 5,4 millones de personas.

Las mujeres son más propensas que los hombres a sufrir trastornos crónicos del sueño.  De hecho, la mayor parte de las personas que acuden a las consultas de Atención Primaria en La Rioja por este motivo son «mujeres con edades entre 45 y 55 años», según asegura la doctora Paula Rodríguez, adjunta de Neumología de la Unidad del Sueño del Hospital Universitario San Pedro.

Rodríguez destaca que el insomnio crónico es una enfermedad «que aumenta con la edad y está más presente en personas con rasgos de personalidad  más perfeccionistas y ansiosos, más frecuentes entre las mujeres».

Riesgos. El estilo de vida actual hace que se sacrifiquen horas de sueño por el trabajo y el ocio y que aparezcan, cada vez en mayor medida, dificultades para dormir que, a su vez, causan problemas de salud. «Dormir pocas horas y no tener un sueño de calidad provoca un incremento de accidentes, de absentismo laboral y de problemas de corazón, sin olvidar que el consumo de pastillas para dormir aumenta el riesgo de pérdida de memoria en personas mayores». 

Esta neumóloga insiste en que hay que distinguir entre los problemas ocasionales para conciliar el sueño «que afectan hasta un 50% de la población» y el insomnio crónico «que padece un 10%». Así, si las dificultades para conciliar y mantener el sueño se prolongan durante menos de tres meses se considera insomnio ocasional o de corta duración, mientras que pasa a ser crónico cuando los problemas aparecen al menos tres veces por semana y durante un periodo mínimo de tres meses. 

En el insomnio crónico, las dificultades para conciliar o  mantener el sueño van asociadas a síntomas que se manifiestan durante el día como cansancio, problemas de concentración o irritabilidad.

  Estas alteraciones no solo afectan a la cantidad de sueño, sino que están muy relacionadas con su calidad por lo que «resulta muy importante cuidar nuestra salud, mantener las rutinas en el horario de acostarse, dormir las horas suficiente y cuidar la alimentación para asegurar que las horas que durmamos lo hagamos bien y sin interrupciones».

La medicación no es la mejor forma para tratar a largo plazo este problema sino que se aconseja combatirlo de manera integral con  terapias cognitivo-conductivas que reeduquen los hábitos de sueño y emplean «técnicas de relajación, control de estímulos para evitar por ejemplo pensamientos catastrofistas, restricción del tiempo que el paciente pasa en la cama, implantar horarios regulares de sueño, siestas no muy largas, restringir la ingesta de cafeína».«Hay que reeducar los hábitos de sueño para que el ciclo sueño-vigila vuelva a funcionar correctamente».

Los expertos como la doctora Rodríguez afirman que estamos ante una enfermedad «infradiagnosticada ya que son muchas las personas que no acuden a las consultas de los especialistas sino que se automedican  o reciben medicación del médico de Atención Primaria, pero sin abordar la raíz del problema». De esta forma, se estima que en torno al 20% de las personas que sufren insomnio crónico están sin diagnosticar.

Además, alertan del aumento de los trastornos del sueño entre los adolescentes por el uso de dispositivos móviles. «Aunque no llegan a las consultas, los malos hábitos con los móviles antes de dormir pueden derivar en insomnio crónico cuando sean mayores». «Hace falta una buena higiene del sueño, un buen descanso porque, si no, cuando crezcan pueden tener insomnio crónico», advierte.