Miguel Navarro: "Hay una guerra ideológica contra el coche"

Gustavo Basurto
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A juicio de este experto en tráfico y seguridad vial, la formación es clave para que coches, peatones, bicicletas y patinetes convivan en armonía

Miguel Navarro, en la nueva rotonda de la fuente Murrieta. - Foto: Ingrid

La reurbanización de las calles de Logroño para darle más protagonismo al peatón, la convivencia de patinetes eléctricos y bicis con conductores y transeúntes, las zonas de bajas emisiones, el coche eléctrico...La nueva movilidad enciende el debate público. Y hay voces contundentes al respecto, sin medias tintas. Una de ellas es la de Miguel Navarro, experto en tráfico y seguridad vial. Por vocación o por trayectoria profesional, para Miguel Navarro la formación es clave para que coches, peatones, bicicletas y patinetes convivan en armonía. Y no es lo que está primando, en su opinión. Sin pelos en la lengua, este riojano experto en la materia y con décadas de experiencia a sus espaldas en formar a conductores critica la demonización del coche y cuestiona no el fondo pero sí las formas del programa municipal 'Calles Abiertas'.   

Termina una legislatura en Logroño que pasará a la historia como la de la nueva movilidad, con el programa Calles Abiertas, que tiene defensores y detractores. ¿En qué lado se sitúa usted?

Quienes trabajamos en seguridad vial y en tráfico estamos de acuerdo en que la movilidad ha cambiado. No podemos seguir con el mismo sistema de los años 70, cuando la explosión de los vehículos. Todos coincidimos en que hay que dar más espacio al peatón, a las bicicletas, que han pasado de ser un instrumento de ocio a un vehículo de movilidad, y a los vehículos de movilidad personal, y hacer más amable la ciudad. Pero hay quienes pensamos que en Logroño, el fondo de las actuaciones que ha hecho el Ayuntamiento es correcto, pero la manera de llevarlo a cabo no es la mejor ni la única. Hay otras y mejores maneras. 

¿Qué es lo que no se ha hecho bien?

Aprovechando la pandemia, se han hecho actuaciones sorprendentes como las de las calles Fundición y Sagasta, pero, sobre todo, se han hecho sin consultar. Han sido actuaciones unilaterales del equipo de Gobierno del Ayuntamiento en una ciudad de servicios, como es Logroño, y que intentan apartar a los coches para implantar otra movilidad. Y no se trata de apartar, sino de regular y que haya espacio para todos, tanto para los coches como para los monopatines, los VMP o las bicicletas. Si se retiran los coches, supone también quitar furgonetas de reparto y de vehículos que gente que está trabajando. En definitiva, en el fondo es una buena opción, porque además es hacia donde caminan el resto de países europeas, pero hay otras formas de hacerlo. 

¿Algún ejemplo concreto?

Lo que se ha hecho en la calle Fundición es un desastre. Se han utilizado señales que no existen en el Reglamento General de Circulación y se han incumplido leyes y articulados y el Defensor del Pueblo ya se ha posicionado sobre esto. En la calle Sagasta, con aquellos semicírculos y todas esas cosas que pintaron en el suelo y que nadie sabía lo que era; gente del Ayuntamiento decía que era para llamar la atención. ¡Sí que llamaba la atención, pero el conductor se queda mirando eso y no ve lo que pasa por la vía! Son dos actuaciones que se hicieron sin ningún tipo de consulta a los vecinos; después hemos visto también quejas de vecinos en Duquesa de la Victoria y en República Argentina. Habría que haber consultado más a los vecinos y no haberlo hecho tan deprisa aprovechando la pandemia. 

Pero, esas fueron intervenciones tácticas limitadas a la pandemia, que luego, al menos en Fundición, se han reconducido a obras de reurbanización.

Pero yo me pregunto por qué tanta actuación en Fundición, que es una calle que mide 300 metros que une las calles Pérez Galdós y Vitoria, y que el problema que tenía era la doble fila. ¡Pues regule usted la doble fila y envíe a sus agentes de la Policía Local! Claro que hay que pacificarla, pero no así. 

Usted insiste en que se puede intervenir de otra manera. ¿Hay algún modelo de ciudad en el que mirarse para aplicarlo en Logroño?

Hay modelos como Bilbao o Barcelona, que fueron de las primeras en empezar con la limitación de velocidad a 30 por hora, o Pamplona, que  tiene peatonalizada su zona centro, en torno a la Plaza del Castillo y aledaños desde hace tiempo, pero cada ciudad tiene su idiosincrasia. No es tan fácil extrapolar lo que se ha hecho en otros sitios y traerlo a Logroño, y quizás lo que hagamos aquí no se puede llevar a Soria. La idea básica es más espacio para el peatón y para los nuevos vehículos de movilidad personal y compartirlo con el vehículo. Se han traído ideas de otras ciudades, pero esto no es Bilbao ni Madrid;Logroño es una ciudad pequeña, plana, de servicios y si se ha utilizado mal el coche y ha habido un mal endémico que es la doble fila es porque el Ayuntamiento lo ha permitido; podría haber  puesto a trabajar a la Policía Local.

Pero parece claro que todas las ciudades avanzan en la misma línea, de reducir el tráfico en sus calles.

Una cosa es fomentar otro tipo de servicio público de transporte y otra distinta decirle al ciudadano que no utilice el coche. El mensaje que está recibiendo el ciudadano es más atascos, más tarde en llegar a los sitios y más problemas para aparcar. Y la alternativa que se le deja es ir en autobús o irse a los centros comerciales, lo que trae consigo es que nos vamos a cargar el comercio local. 

¿Y qué alternativa hay?

Hay que aplicar la política de movilidad europea, pero antes hay que ver las carencias que tiene la ciudad e intentar subsanarlas. La sensación que tenemos algunos es que ha decidido apartar al coche.

¿Se está demonizando al coche?

Me parece que hay una guerra contra el coche que es ideológica. ¿El coche es el culpable?...¡No, el coche el causante de que este país avanzase! Y ahora no podemos decirle a la gente que no utilice el coche, sino enseñarle a darle un uso más racional; no decirle que es el coche es el demonio y que tenemos que andar todos en patinete o en bicicleta. 

¿Es más acertado el sistema de áreas pacificadas de Logroño que la pegatina ambiental que exigen otras ciudades para limitar la entrada de los coches más contaminantes en las zonas de bajas emisiones?

La ley establece que desde el 1 de enero las ciudades de más de 50.000 habitantes tenían que delimitar unas zonas de bajas emisiones cuya entrada se regulará a través de unas pegatinas. El alcalde de Logroño dijo que no implantará la pegatina, porque la pacificación del tráfico y la reducción de velocidad conllevan que haya zonas con bajas emisiones. En eso estoy de acuerdo con él, en el sentido de que tal vez esa norma (la exigencia de pegatina) no es la más adecuada para una ciudad en la que ya se han conseguido otras cosas. Eso confirma que fórmulas de la nueva movilidad que aplican ciudades grandes quizás no son las mejores para Logroño. 

¿Qué le parece la propuesta presentada por el alcalde para San Antón?

Por lo que he leído parece que es una idea parecida a lo que se ha hecho en República Argentina. Entiendo que el Ayuntamiento debería juntarse con los vecinos y los comerciantes de San Antón, porque es una zona muy comercial y con bastantes garajes. Creo que a veces se hacen actuaciones simplemente porque hay unos fondos europeos. Hay mucho comercio y si no hay posibilidad de estacionar, la gente no irá. Vuelvo a decir que lo que se plantea es darle espacio al peatón y apartar al coche, cuando debería ser ampliar el espacio peatonal y reducir el de los vehículos, pero no eliminándolos. 

A priori, Logroño parece una ciudad propicia para la bicicleta, con una orografía plana y buen clima. ¿Qué le falta para convertirse en una Amsterdam o una Copenhague?

Podría ser algo así;el problema está en ver si los ciudadanos de Logroño están preparados para la bicicleta. La ciudad lo está, el ciudadano no. Para manejar un vehículo hay que tener formación y ahora mismo accede a la bicicleta gente de 13 o 14 años que ha ido al colegio, a las extraescolares o de fiesta en coche con su padre o su madre y que no ha interactuado nunca con el tráfico. Y ahí surge otra guerra entre conductores y ciclistas; dejando claro que no son todos, hay muchos que van por las aceras, cruzan los pasos de peatones montados en las bicicletas, se saltan los semáforos o no guardan la distancia de seguridad. Y lo hacen por falta de formación, porque nadie les ha explicado que forman parte de la circulación, que pueden hacerles una prueba de alcoholemia o denunciarles. Y más importante todavía, porque tienen un sentimiento de impunidad brutal, sin tener en cuenta que son la parte más vulnerable. 

Ya hay una red de carriles bici, que además se está ampliando.

Sí, pero hay que explicarles cómo utilizar los carriles bici, que sean cómodos y que no estén separados de la dirección en la que va el ciclista. Además, me pregunto por qué no es obligatorio que los ciclistas lleven casco en ciudad.

¿Habría que obligarles a los ciclistas a usar casco en ciudad?

Es un elemento de seguridad y los médicos nos pueden hablar de las lesiones craneales que llegan con los heridos de bicicletas.No entiendo que los ciclistas circulen sin casco y los ciclomotores sí, lo mismo que los conductores tenemos que ponernos el cinturón de seguridad en ciudad. Son conductores de un vehículo y la parte que puede sufrir lesiones más graves es la cabeza. 

¿En los patinetes eléctricos también ve esos mismos problemas?

El problema es explicarle al ciudadano lo qué es un patinete. Se hizo una ordenanza y una publicación; se estableció que no podrían ir en ellos dos personas y se limitó la velocidad máxima a 25 kilómetros por hora y sin embargo los ves por ahí que van a su bola, por las aceras... ¡Qué formación se ha dado, si el patinete eléctrico fue un boom de Reyes! Si queremos que funcionen tenemos que dar formación a los usuarios. No se trata de prohibirlos, pero sí de regular su uso, gestionarlo y dar formación, porque tienen responsabilidad civil y penal.

¿Formación y más control policial para hacer cumplir las normas?

Si hago una ley y digo que el patinete tiene que ir por la calzada y en él no pueden ir dos personas y no la hago cumplir a través de la Policía Local, no sirve de nada. Hay que recordar a bicicletas y patinetes que forman parte del tráfico y que les pueden hacer una prueba de alcohol y que si dan positivo, tendrán una sanción económica. Esto no puede ser la ley de la selva.

Si se elimina espacio para los vehículos en el centro, ¿qué opciones quedan, más aparcamientos subterráneos o estacionamientos disuasorios en el extrarradio?

No sé si Logroño puede tener más aparcamientos subterráneos, por lo tanto necesitaremos más estacionamientos disuasorios. Pero, si por ejemplo, pongo uno junto a la Escuela de Enfermería, necesitaremos reforzar el transporte público y darle más cadencia para que la gente se desplace hasta el centro.

Europa se ha marcado el reto de la descarbonización en 2035, pero el parque de vehículos eléctricos es aún limitado. ¿El problema está en su alto precio y en la falta de una red amplia de puntos de recarga?

El coche eléctrico es un fracaso y será un fracaso. Alguien debería explicar cuánto se contamina fabricando baterías y a dónde van después cuando están gastadas; no sé si esto es tan limpio como nos lo venden. Yo vivo en un edificio con 40 viviendas; ¿va a soportar el conector del edificio 40 coches. Y cómo voy en coche de aquí a Sevilla? Y me pregunto cuántos puntos de recarga hay en Logroño. Si se va a plantear una alternativa al conductor, habrá que facilitarle toda la infraestructura que necesita. Y ver qué hacemos con los camiones, que mueven el 90 por ciento de las mercancías de este país. Yo no lo veo.

El Ayuntamiento de Logroño sopesa un sistema de reparto de última milla en el centro que evite el trasiego continuo de furgonetas de reparto. ¿Qué le parece la idea?

Lo veo en Madrid y en otros sitios, con bicicletas con remolque...Logroño es una ciudad muy pequeña y no sé si merece la pena hacer esto. Esto vende muy bien, pero logísticamente no lo considero necesario. Lo veo para paquetería o Amazon, pero no para las bebidas de los bares o para el que vende muebles.

Fuera del ámbito urbano, el número de víctimas mortales en la N-232 se había reducido con el desvío del tráfico pesado a la autopista, pero en pocos meses ha habido tres fallecidos. ¿Se puede hacer algo más en esa carretera?

La DGT no ha hecho nada. Hubo un año con 16 fallecidos, se asustó y buscó responsables y responsabilizó al camión y lo saca de allí. En los accidentes de tráfico no hay que ceñirse a buscar responsabilidades, sino que hay que investigar por qué ocurren. Los accidentes de tráfico son una pandemia y hay que buscar la raíz, las causas. Ya hay otro ejemplo que es el problema del alcohol.

¿Qué ocurre con el alcohol? 

Un dato: de 812 conductores fallecidos en 2021 en España, el 49,4 por ciento había consumido alcohol o drogas y un 75 por ciento dio 1,20 o más de alcohol. A la DGT se le debería caer la cara de vergüenza por poner en los carteles de la autopista que la tasa de alcoholemia recomendable es 0,0 y permitir legalmente circular con 0,15 o 0,25. Debería tener valor y fijar por ley la tasa 0,0. Y hay una gran cantidad de víctimas de accidentes que van sin cinturón. Esto es formación y la gente consume alcohol por la sensación de impunidad, porque no hay controles suficientes en las carreteras. La DGT tiene que basar sus políticas en educación, formación, sensibilización y la cuarta pata es la sanción.

¿Y las autoescuelas no garantizan suficiente formación?

En las autoescuelas se forma en lo que dice la DGT, que es arcaico, obsoleto y caduco. La gente no va a centros de formación, sino que hace la teoría por internet, no se aprenden el porqué de una norma, sino los test de memoria. Puede haber una persona que apruebe el permiso de conducir con 30 preguntas y tres fallos, y esos tres fallos pueden ser que se puede conducir borracho, drogado y a 200 por hora; y tendría la teórica aprobado. No se practica conducción nocturna, ni en condiciones climatológicas adversas, ni adelantamientos, ni situaciones de emergencias. Se utiliza el mismo sistema que usaba mi padre en el año 70. La movilidad ha evolucionado y los coches no son los mismos y la formación es la de la DGT, el Reglamento General de Conductores y el Reglamento de Autoescuelas, que son la prehistoria. Hay que adaptarse a las nuevas tecnologías y hacer un examen muy más completo e integral y que haya una educación vial desde abajo, desde el colegio y la familia.