Los contratos de personas con discapacidad crecen en empresas

Ana Torrecillas
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Los contratos suscritos en las empresa ordinarias de La rioja subieron un 11% en un año. Sin embargo, la gran mayoría se siguen dando en los Centros Especiales de Empleo

Rubén habla con su compañera Mariela - Foto: Ingrid

Trabajan como camareros, vedeles, dependientas, limpiadores, cuidadoras o camareros. Las personas con discapacidad cada vez están más presentes en las empresas ordinarias de La Rioja.  De hecho, durante el primer trimestre de 2023, las contratación de estos trabajadores  aumentó un 10,6 por ciento con respecto al mismo periodo del año anterior y un 18,1 por ciento más que en 2021. Según los datos ofrecidos por la Fundación Adecco, entre enero y marzo de este año, el 37,5 por ciento de los contratos suscritos se realizaron en empresas ordinarias -privadas o públicas-.  Sin embargo, la mayor parte de la contratación se siguen realizando en los Centros Especiales de Empleo. Se trata de empresas cuyo principal objetivo es proporcionar a los trabajadores con discapacidad la realización de un trabajo productivo y remunerado, adecuado a sus características personales. En la actualidad, en La Rioja existen 37 Centros Especiales de Empleo que dan trabajo y formación a 951 personas con discapacidad, 497 hombres y 350 mujeres.

Por otra parte, las empresas ordinarias  realizan una gran aportación a la inclusión en  mercado laboral de los trabajadores con discapacidad. De hecho, la Ley General de la Discapacidad establece en su artículo 4.1 que  las empresas públicas o privadas con un mínimo de 50 trabajadores, al menos un 2% de sus empleados deben ser personas con discapacidad. Es decir, un 2% de la plantilla debe tener certificado un porcentaje de discapacidad igual o superior al 33%.

Para facilitar esa integración  laboral, asociaciones y organizaciones como ARSIDO La Rioja llevan a cabo un programa de inserción durante más de 15 años. Verónica Ábrego es la responsable del Programa de Empleo con Apoyo y de Ocio y Tiempo. En la actualidad, cuentan con 14 personas trabajando en empresas privadas  y públicas en la región y con 16 en bolsa de empleo. Este programa se basa en un sistema de inserción para personas con discapacidad en empresa ordinaria.

 «Nuestra filosofía de trabajo está enfocada a buscar oportunidades en empresas que apuestan por igualdad de condiciones. Igual que pedimos el mismo salario, mismo horario también se piden las mismas responsabilidades», señala Ábrego, «buscamos que sean trabajos reales, de contenido y que sean beneficiosos para la empresa y para esa persona. Al final es formar parte de la sociedad, tener unas obligaciones, trabajar por su futuro. Es vital para ellos, es un chute de autoestima». Las personas con discapacitad física o intelectural tienen que superar una serie de barreras. Para ello, el programa les proporciona la ayuda de un preparador. Es una figura de confianza, una especie de entrenador, que acompaña a la persona  en la propia empresa, entrenándole en las tareas. «También actúa como una especie de 'formador-puente' entre la empresa, el trabajador y su familia», afirma, «damos formación en las tareas además de responder a las dudas que vayan surgiendo por parte de la empresa».

Cuando el trabajador va cogiendo la soltura y la autonomía suficiente, esta figura va desapareciendo poco a poco. Pero las empresas no se quedan solas porque la idea es que a la empresa no le suponga una inversión en recursos o de tiempo. «Desde la asociación seguimos haciendo seguimiento del empleado, si es necesario que aprenda una tarea nueva, le ayudamos».

La forma de contactar para contratar a una persona con discapacidad es dual. Las empresas pueden hacerlo a través de ARSIDO interesándose por  los perfiles que son muy diversos. Empresas de hostelería u hotelería para contar con personal de sala y de atención al público, comercios, administraciones públicas como el Parlamento de La Rioja donde trabajan dos personas como ujieres, puestos administrativos o en laboratorios. Los años de pandemia fueron muy duros y la contratación de personas con discapcidad -como la del resto- se vio afectada por el parón de la industria y los servicios. Pero ahora, tal y como señala Ábrego, el interés de las empresas va en aumento; ya sea por cumplir con la normativa o bien, por incorporar a estas personas como valor añadido en su plantilla.

«Tenemos un buen feedback con las empresas porque los empleados cumplen con sus tareas y sacan el trabajo adelante y luego, generan un ambiente más relajado, un buen clima y un buen humor. Hacen equipo. Es más rico y diversos. Ya son parte de la sociedad pero incluirles también en el trabajo es lo natural», afirma la responsable del programa.

Para Ábrego, todo lo que sea dar visibilidad e igualdad en todos los ámbitos laborales tiene que ser el camino. «Si ya de por si conseguir un trabajo es difícil, con discapacidad lo es aún más y si ya es co discapacidad intelectual es todavía más complicado», asevera.