Editorial

El independentismo se relame ante las aspiraciones de Pedro Sánchez

-

«Aprovechar la oportunidad» es el leitmotiv de los independentistas, tanto catalanes como vascos, y de regionalistas -Coalición Canaria, por ejemplo-, ante la complicada posibilidad de formar Gobierno que tiene Pedro Sánchez ante sí. Así lo manifestó ayer públicamente Pere Aragonès, presidente de la Generalitat de Cataluña. El dirigente de Esquerra Republicana (ERC) se mantenía un tanto agazapado a la espera de la oportunidad de tomar relevancia en el sudoku de la gobernabilidad de España. El presidente catalán considera que hay «posiciones compartidas» entre los siete diputados de ERC y los otros siete de Junts, que pasan por «dar un nuevo impulso a la negociación para que Cataluña vote su futuro y se acabe la represión», es decir, la celebración de un referéndum de autodeterminación, además del fin «del déficit fiscal y de infraestructuras», según mantiene el propio Aragonès.

En este punto, el presidente catalán no tiene reparos a la hora de abrir las puertas de la mesa de diálogo entre la Generalitat y el Gobierno de España al partido del fugado Carles Puigdemont, creada hace unos meses e, incluso, asegura que estaría dispuesto «a cambiar este instrumento por otro, si Junts no está de acuerdo».

Parece que el tiempo del mercadeo se abrió en esta semana, ya que desde otras latitudes, EH Bildu ya anuncia que permitirá el Gobierno de la socialista María Chivite en Navarra y se piensa una coalición «progresista» para arrebatar la Alcaldía de Pamplona a Unión del Pueblo Navarro (UPN). Estas concesiones a los socialistas no saldrán gratis.

El Gobierno Frankenstein al que está abocado Pedro Sánchez comienza a pagar peajes antes de ni siquiera haberse planteado formalmente. Los independentistas catalanes, pero no hay que olvidar a los vascos, querrán dar pasos de gigante hacia la autodeterminación, después de que en la anterior legislatura el Gobierno de coalición entre PSOE y Unidas Podemos cediera terreno a los secesionistas. Los independentistas empiezan a asomar la patita por debajo de la puerta y dejan claras sus intenciones. Ahora, la responsabilidad será de los grandes partidos de Gobierno, tanto del PP como del PSOE. Una gran coalición desactivaría cualquier pretensión independentista, viniera de donde viniera, pero parece que los egos personales están por encima del futuro del Estado. Si Pedro Sánchez decide «buscar apoyos hasta debajo de las piedras», como él mismo dijo, para continuar en la Moncloa, puede situar al país en una encrucijada histórica de nefastas consecuencias para España.

Es la hora de los hombres de Estado y de altura de miras, no de políticos de perfil bajo cortoplacistas ni de chantajistas que solamente buscan su rédito personal y partidista. El diálogo y las cesiones por todas las partes deben ser el instrumento sobre el que se asiente la solución a esta encrucijada política.