La manifestaciones y actos de protesta que están protagonizando en las últimas fechas profesionales de la peluquería de todo el país han vuelto a poner sobre el tapete las reivindicaciones que plantea un sector que llegó a ser catalogada como servicio esencial durante la pandemia.
Con protestas en Bilbao, Valencia, Cádiz, Vigo o ante el Congreso de los Diputados, el sector de la peluquería y estética reivindica la bajada del IVA, que el Gobierno de Rajoy subió del 8 al 21% en 2012 «de manera temporal» en un contexto de medidas de austeridad económica, y que el Ejecutivo de Sánchez no ha bajado. Y eso que el Senado llegó a dar el visto bueno a una bajada que el Gobierno veto.
«Necesitamos oxígeno porque nos estamos asfixiando», lamenta Javier Ruiz, presidente de la Asociación de Peluquería, Estética e Imagen Personal de La Rioja, que señala que como todas las asociaciones de España están intentando luchar por la bajada del IVA.
Ruiz cita datos nacionales para explicar que desde el año en el que se subió este impuestos, se estima que en nuestro país han cerrado un 43% de los negocios, una sangría que se había iniciado con la crisis de 2008, agudizada por la subida «temporal» del IVA y la llegada de la pandemia, donde les consideraron como «imprescindibles».
«Fue entonces cuando comenzamos a reivindicar la bajada del IVA», recuerda el presidente de una asociación integrada en la FER, que destaca que se han encontrado ahora con el incremento de precios y la pérdida de facturación.
Propietario, junto a su hermano Jesús María de la peluquería Hermanos Ruiz, explica que el principal revés lo ha causado el aumento del precio de la energía, de la que, destaca son «grandes consumidores» y, al respecto, cita que en su negocio el coste de la factura de la luz ha supuesto un aumento mensual de 300 euros. Según los cálculos a nivel nacional, el sector experimentó el año pasado un descenso del 10% de la facturación y una subida del 27% en costes fijos, unos precios que, aunque no en su totalidad, Ruiz reconoce que repercute en sus clientes.
Pérdida de personal. A ello suma la crisis general que ha empujado a los clientes a espaciar las visitas al salón, lo que ha desembocado en la pérdida de personal de los negocios, que en 2018 se situaba en 2,3 personas por salón y en la actualidad un punto más bajo, en el 1,3.
«En una de cada tres peluquerías trabaja el propietario y, como mucho, un empleado», informa el presidente de la asociación, que da por concluido el periodo de los grandes salones, «con apoyos de 8 o 10 personas». Al respecto, cita el caso de su negocio que, con 40 años de trabajo, contaba con 13 personas en 2008 y son siete en la actualidad.