En horas, se vino abajo su imagen de político inclinado excesivamente a ponerse de perfil.
En apenas unos días, en horas, ha promovido la elección del socialista Collboni como alcalde de Barcelona y dado un buen golpe al independentismo y a Colau. Y con su apoyo ha permitido la alcaldía de Vitoria a un socialista y cinco ayuntamientos del País Vasco al PNV.
Más allá de la importancia de dejar fuera de juego a candidatos que se sitúan lejos de la Constitución, que siguen sin condenar el terrorismo y que hacen alarde de su desprecio a las leyes, símbolos y las autoridades españoles, lo no previsto era que Feijóo un político capaz de diseñar una operación la que rematar el éxito del PP el 28 de mayo. Un hombre que podía mirar hacia su derecha y hacia su izquierda para tratar de que no tengan asiento en las instituciones aquellos que se han marcado como objetivo destruir todo lo relacionado con la identidad de España, su cultura, su historia, sus símbolos y su unidad.
El PP se ha aliado con Vox. Sí, se ha aliado con Vox para conseguir gobiernos regionales y locales que estaban en manos de la izquierda y la ultraizquierda. Esa izquierda lleva meses acusando al PP y a Feijóo de no ver más allá de la ultraderecha, con la que se identifica. Pero esa acusación ya no se sostiene. El PP se ha aliado con Coalición Canaria, socio habitual del PSOE; con el partido de Revilla, socio habitual del PSOE, y se ha hecho con las alcaldías de las ocho capitales andaluzas sin pactar con Vox.
En Cataluña, ha protagonizado una operación que ha provocado infartos en el independentismo y ha dejado en muy mal lugar a Colau y los Comunes. Collboni pidió apoyo al PP para impedir que no fuera alcalde Xavier Trías, el candidato de Puigdemont, y la respuesta del PP fue que sí con la condición de que Collboni no gobernara con el partido de Colau. No hizo falta que Collboni, el socialista Collboni, se negara: Colau y los Comunes dijeron que si el PP votaba a Collboni -teniente de alcalde de Colau en el gobierno municipal de coalición- ellos no lo votaban. Trías se vio ya como alcalde, y también los dirigentes de ERC, socios habituales de los socialistas. Colau finalmente decidió dar sus votos a Collboni, porque de no hacerlo veía en riesgo su futuro político.
Feijóo ha demostrado saber de estrategia. Ha dejado al Psoe y a la izquierda del PSOE sin discurso porque no solo pacta con Vox. Ha impedido que los independentistas se hayan hecho con la alcaldía de Barcelona … y ha dejado a En Comú fuera de juego. Colau hará la vida imposible a Collboni, pero no es un problema del PP, sino de los socialistas. Del alcalde Collboni y del PSC. Y del PSOE de Pedro Sánchez, sin duda.