La lidia de Escobar

R. Muro
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El eterno político de concejalías, consejerías, escaños y portavocías, será finalmente alcalde. Ha salido airoso de una vida dedicada a lo público y ahora abre la puerta grande en plaza propia, quizá la más complicada de todas

Escobar, como portavoz, durante la alcaldía de Revuelta - Foto: Ingrid

Conrado Escobar se ha erigido en torero urbano, de los que batallan en plaza propia aunque el triunfo, el verdadero triunfo, le haya llegado cerca de los sesenta. La noche del 28M abrió la puerta grande y salió a hombros de un coso electoral que se resistía a mayorías absolutas. En su segunda cita como cabeza de cartel, Escobar rompió pronósticos, que quizá auguraban una victoria compartida, y se alzó con una conquista indiscutible e incuestionable. Por delante le quedan unas cuantas ganaderías, de las bravas, de las que embisten y precisan de manejo y arte en el capote. Escobar ha lidiado en una vida dedicada casi en su totalidad a la política. Incluso ha triunfado ante los que reclamaban savia nueva y ha ratificado a los que veían en el concejal, portavoz, diputado y senador la experiencia suficiente para convencer a propios, pero sobre todo, a extraños.

Quizá el programa Calles Abiertas ha jugado a su favor, o quizá ha sido la corriente azul generada a nivel nacional que impregnó la capital riojana de gaviotas, o incluso el público logroñés, que ha visto que era el momento de brindar la oportunidad a un Escobar que lleva años persiguiendo el asiento de alcaldía. Sea como fuere, y más allá de hipótesis electorales, tomará la tan esperada alternativa a mediados de junio, superada la emotiva conmemoración del voto de San Bernabé que tantas veces ha presenciado desde filas reservadas a la oposición, en el mismo coso municipal en el que tantas veces ha lidiado desde la barrera. Ahora lo hará sin necesidad de concesiones en el cartel. En el centro de la plaza y con todas las miradas apuntando a cada uno de sus pases. Sabe a la perfección que la crítica ciudadana es dura e implacable y que, más allá de voces y demandas, la queja se traslada a la calle, donde más daño hace. Sus primeras medidas estarán analizadas al milímetro.

Y algunas de ellas se presumen complicadas. Lidiará en la revisión de las calles, y por extensión, el modelo de ciudad; la trifulca con la Policía Local, y por extensión, con todo el personal funcionario; el consenso con hosteleros y comerciantes, y por extensión, con los ciudadanos en general; o el plan Bosonit, y por extensión, el casco antiguo, por citar algunas. Batallas abiertas herencia de un tripartito que se ha desmoronado al son de la encuesta de encuestas.

Dará continuidad así a José Luis Bermejo, Julio Revuelta y Cuca Gamarra entre los populares que han alcanzado el despacho de alcaldía del Ayuntamiento de Logroño. 

Por detrás deja también miles y miles de saludos congregados solo en los quince días de campaña electoral. Más allá de la carrera hacie el 28M serían incontables. Se desenvuelve con maestría y soltura también en la lidia urbana, en eso de no renunciar a un saludo, en hacer suyo un concepto de 'logroñear' en una ciudad cercana y próxima que hace gala a cada paso de un talante afable y amable y que reclama simpatía al primer edil, además de gestión.

 Hijo de comerciante de lámparas, ingresó en lides políticas de la mano de Nuevas Generaciones del Partido Popular. Desde entonces ha lidiado momentos convulsos en el seno de su formación política saliendo airoso de los cánones de Pedro Sanz, de la controvertida era de un José Ignacio Ceniceros prácticamente desaparecido de la escena pública, y asentándose con la irrupción de Gonzalo Capellán. Eterno superviviente, señalan algunos, o luchador incansable en la consecución de sus objetivos, apuntan otros. Escobar siempre ha estado, y estará, al menos, otros cuatro años más.

En redes sociales. Tuitero habitual, su último post propio, más allá de retuits, apelaba hace tres días al final de la campaña electoral. El próximo alcalde de la capital riojana aprovechaba la red social para dar las gracias «a tod@s», sin olvidar el concepto inclusivo que exige actualmente la sociedad, e invitaba «a sumar ganas e ilusiones». El acompañamiento gráfico proyectaba un video en el que miembros de su equipo, Leonor González Menorca entre ellos, mostraban el díptico de promoción entre gestos de, precisamente, ilusión.

Con todo, el 28M le brinda su momento. El momento Escobar que viene dotado de una mayoría absoluta con la que internamente, asegura él mismo, se había ilusionado. En el reparto de cromos, seguro que visualizó la necesidad de un hipotético pacto con Vox, o con PR+EV, o incluso con Ciudadanos, o porqué no, con la 'Por La Rioja' del expopular Alberto Bretón. Pero la urnas han dicho que toca el momento Escobar, sin más.