La mitad de los parados de larga duración tiene más de 45 años

Agencias
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Cerca de un millón y medio de personas lleva más de un año buscando trabajo sin éxito, una situación que el Gobierno quiere atajar formando a desempleados acordes al nuevo mercado

El problema de estos desocupados crece cuando alcanzan los cuatro años inactivos - Foto: EFE

Una persona parada de larga duración es aquella que, estando en búsqueda activa de empleo, ha estado sin trabajar durante, por lo menos, 12 meses. Una situación que podría ponerle en riesgo de quedar definitivamente excluida del mercado si la situación se perpetúa y que preocupa a todos los agentes implicados en materia laboral por los costes que acarrea.

El 49% de los parados, 1,4 millones de personas, lleva más de un año buscando empleo y la mitad de ellos tiene más de 45 años, una situación que preocupa al Gobierno y para la que tratará de buscar un plan de choque junto a los empresarios y los sindicatos.

Un informe de la patronal de las agencias de colocación, Asempleo, apunta a estos parados de larga duración como el principal problema social del mercado de trabajo y señala a una mejora en las pasarelas de empleo como vía de solución.

La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, ha puesto el foco en esta situación y esta misma semana anunció un plan de empleo específico para los desempleados de larga duración, una cifra «inaceptablemente alta» y que afecta fundamentalmente a personas mayores de 45 años.

Según los datos de la encuesta de población activa (EPA), en el segundo trimestre del año había 1.395.500 parados de larga duración y, de ellos, 721.100 tenían más de 45 años.

Díaz, que convocará a los agentes sociales a una mesa de diálogo sobre este problema, señaló a la necesidad de concentrar medios y recursos para facilitar la transición de este colectivo hacia el empleo.

Según los datos disponibles en Eurostat, en España había 2,92 millones de desempleados en el segundo trimestre del año, una cifra que no se registraba desde 2008 y que refleja el buen comportamiento del mercado de trabajo en los últimos años, aunque persisten problemas que ralentizan la absorción del desempleo.

Y uno de ellos es el peso de este grupo de desempleados que no logra acceder al mercado y que en España según Eurostat -que rebaja sensiblemente los datos de la EPA-, son unos 1,2 millones de personas, el 41% de los parados en el segundo trimestre de 2022.

De estos, hay casi 800.000 personas que llevan más de dos años sin firmar un contrato, los llamados parados de muy larga duración y, dentro de este colectivo, destacan los 354.300 que no han logrado un empleo en los cuatro últimos años. En la comparativa por países, España ostenta el primer puesto en la clasificación del desempleo de más de cuatro años, doblando la cuantía del siguiente país en la lista, Alemania, que tiene 153.900 personas en esta situación.

contradicción del sistema. Este colectivo, explica Asempleo, tiene serias dificultades para encontrar un trabajo, con el riesgo de ser expulsados definitivamente del mercado y sin cobrar ningún tipo de prestación.

También influye la edad, ya que uno de cada tres desempleados, 909.300 personas, tiene más de 50 años y, por ello, mayores dificultades para reingresar al mercado de trabajo, por sus «mayores cargas familiares, menor movilidad laboral y posiblemente unas competencias desactualizadas». Este escenario choca, sin embargo, con la dificultad de muchos sectores a la hora de encontrar candidatos. Por este motivo, Asempleo considera que el origen del problema está en el mal funcionamiento de la intermediación laboral, que está fracasando una vez más a la hora de casar la oferta y la demanda.

Y ante ello urgen soluciones como flexibilizar las pasarelas al empleo para reingresar a los desempleados de una manera rápida, ágil y eficaz, dotando a las empresas de los recursos necesarios para poder hacerlo.

Desde el Gobierno ya han avanzado que en 2023 se dará prioridad a este colectivo en todas las políticas activas de empleo, tanto en la orientación laboral como en su formación y cualificación, adaptándola a las nuevas necesidades. Pero de forma especial se concentrarán en la intermediación con las empresas, haciendo seguimientos personales de cada uno de los parados en esta situación.