Los otros Titan

J. V. (SPC)
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En las últimas dos décadas al menos seis hundimientos similares a los de la compañía OceanGate han tenido lugar en distintos puntos del planeta, algunos de ellos tan recordados como el del submarino ruso Kursk, en el que murieron 118 tripulantes

Los otros Titan - Foto: Europa Press

Nadie hubiese imaginado que supuestamente uno de los sumergibles más avanzados del mundo, el Titan, construido con materiales de última generación, como fibra de carbono y titanio, se convertiría  el pasado 18 de junio en uno de los accidentes más sonados de la exploración submarina.

El aparato, perteneciente a la empresa estadounidense OceanGate, contaba con una longitud de 6,7 metros, 9,52 toneladas de peso y un equipo de propulsores adosados a la nave que permitían desplazamientos cortos en todas las direcciones. Este sumergible civil constituía uno de los vehículos más pioneros en la investigación del fondo marino. Tal era así, que era capaz de descender cinco metros por minuto hasta alcanzar la increíble profundidad de cuatro kilómetros.

Esta asombrosa capacidad permitía al vehículo inspeccionar sitios, investigar y recopilar datos, probar sistemas informáticos en alta mar e incluso producir películas, además de permitir un uso turístico del mismo, como transportar a gente a las profundidades del océano.

Eso es precisamente lo que paso a mediados del pasado junio, cuando el Titan se sumergió en aguas del Atlántico norte para que cinco pasajeros pudieran observar en primera persona los restos del famoso naufragio del Titanic, una operación que ya habían realizado en tres ocasiones previas.

Sin embargo, la historia no salió como se esperaba y tras descender unos 1.000 metros el sumergible tuvo un fallo eléctrico crítico. Fue en ese momento cuando la cápsula con los cinco integrantes dentro cayó a plomo durante menos de un minuto hasta que implosionó. Según los expertos, los pasajeros fueron conscientes en ese tiempo de lo que estaba pasando como consecuencia de la fuerte caída vertical.

Después llegó la implosión, que es la antítesis de la explosión, es decir, el colapso ocurre hacia adentro en lugar de hacia afuera a causa de un exceso de baja presión.

Pero el Titan no ha sido el único sumergible que ha colapsado accidentalmente. En la historia reciente de la navegación hay, al menos, otros seis submarinos, todos ellos militares, que sufrieron tragedias similares.

La vergüenza del Kursk

Las circunstancias del Titan recuerdan en cierta manera a la tragedia del submarino nuclear ruso Kursk, que el 12 de agosto de 2000 naufragó durante un ejercicio naval en el mar de Barents a más de 3.000 metros de profundidad. Un abismo difícil de sortear, ya que apenas existe tecnología que permita llegar hasta allí, sacar a los accidentados y subirles a la superficie.

Considerado la joya de la corona de la flota rusa, el aparato equipado con 24 misiles de crucero, quedó sumergido en reposo en el fondo del Ártico con 118 tripulantes abordo. Perecieron todos.

Según la investigación, el accidente se debió a la explosión por causas desconocidas de uno de los torpedos que portaba. La mayor parte de la tripulación murió minutos después de la detonación, pero algunos supervivientes se refugiaron en la parte trasera del submarino cuatro horas después del siniestro. 

Las cartas póstumas escritas por algunos de los tripulantes confirmaron que varios de ellos sobrevivieron al estallido y tuvieron una muerte espantosa, que se alargó según algunas investigaciones a ocho horas o incluso a tres jornadas de sufrimiento. 

Lo más sangrante fue que el Kursk fue localizado a 108 metros en la madrugada del 13 de agosto, cuando aún era posible salvar a 23 marinos, pero el Kremlin no dio el visto bueno para la operación internacional de rescate hasta una semana después. 

No fue hasta el 15 de agosto, tres días después del hundimiento, cuando tres sumergibles rusos intentaron sin éxito alcanzar el Kurst justo cuando ya no se escuchaban señales de vida desde el interior.

Finalmente, Vladímir Putin aceptó la ayuda internacional y logró acceder al interior del submarino el 21 de agosto, pero ya era desgraciadamente demasiado tarde: todos los marineros y oficiales a bordo habían muerto. El sumergible se reflotó el 8 de octubre del año siguiente.

El submarino 316 ruso

Otro de los peores desastres navales tuvo lugar hace dos décadas cerca de las islas Neichangshan, en las proximidades de China, por parte de un submarino propiedad del gigante asiático pero de fabricación rusa, el conocido como 316.

En aquel entonces, los 70 tripulantes del aparato chino fallecieron tras un accidente mecánico en aguas de dicho país.

Tanto el suceso como la posterior investigación del accidente fue catalogada de secreta y poco o nada acabó sabiéndose sobre ese incidente ocurrido en el mar Amarillo.

El K-152 Nerpa

El submarino ruso K-152 Nerpa fue alquilado por la India en 2008 y renombrado bajo el nombre de Ins Chakra.

Los nuevos propietarios botaron el aparato en septiembre de ese año en la localidad de Bolshói Kamen, una pequeña ciudad que acoge gran cantidad de especialistas del astillero Amur, cerca de Vladivostok. 

Durante el período de pruebas, en noviembre, un marinero intencionadamente activó el sistema de contra-incendios provocando la muerte de 20 personas y otras 21 tuvieron que ser hospitalizadas. Se trató de un fallo humano con trágicas consecuencias.

El INS Sindhurakshak

Hace una década, el submarino diésel-eléctrico INS Sindhurakshak de fabricación rusa pero propiedad india fue severamente dañado debido a diversas explosiones accidentales que tuvieron lugar a bordo.

Un año más tarde, un tribunal de instrucción naval llegó a la conclusión preliminar de que un error humano como resultado de la fatiga de la tripulación provocó la tragedia, en la que murieron 18 miembros de la tripulación.

Finalmente, el sumergible fue hundido en aguas profundas del mar Arábigo en junio de 2017.

ARA San Juan

El 15 de noviembre de 2017, el ARA San Juan, un submarino de la clase TR-1700 de 66 metros de longitud y 3,6 metros de ancho, dejó de comunicarse con la Armada argentina. Se rastreó el Atlántico sur en busca de la embarcación perdida. Un año después, el 17 de noviembre de 2018, el aparato fue encontrado a 907 metros de profundidad, a unas 400 millas náuticas de la costa americana. La investigación posterior determinó que el ARA San Juan se había hundido debido a una implosión causada por una entrada de agua en el snorkel que desencadenó un incendio en las baterías. La tragedia se llevó consigo a 44 tripulantes.

KRI Nanggala-402

El suceso más reciente en aguas internacionales tuvo lugar el pasado 21 de abril de 2021, cuando los 53 tripulantes de submarino indonesio KRI Nanggala-402 perdieron la vida tras existir problemas en el interior de la nave durante unas maniobras entre las islas de Bali y Java. Tres días después se dio oficialmente por hundido y se localizó partido en tres a 850 metros de profundidad.

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