La Rioja arrastra un déficit de 150 guardia civiles

R. Muro
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Jucil denuncia que la Comunidad «continúa sin ser atractiva frente a regiones limítrofes como Navarra o País Vasco donde se cobra entre 600 y 700 euros más»

Un guardia en un control en una imagen de archivo - Foto: Ingrid

La Rioja arrastra un déficit de guardia civiles de alrededor de 150 agentes, necesarios en su mayoría, para atender los servicios de Seguridad Ciudadana. Hace un año, faltaban 115. Una situación que preocupa en el seno de la X Zona de la Benemérita pero que corre cual herencia año tras año «sin que nadie haga nada», detallan desde Jucil, una de las agrupaciones que batalla por los intereses del personal adscrito al Instituto Armado. El dato, aunque pueda parecer una aproximación a la realidad, se extrae de las vacantes contabilizadas de cada uno de los puestos ubicados en el ámbito de la Comunidad autónoma riojana y donde «se padecen las consecuencias de este déficit» casi histórico.

Es más, las próximas incorporaciones, que se materializarán entre los días 15 y 16 de octubre, tras la celebración del Día de la Virgen del Pilar, patrona de la Guardia Civil, dejarán 83 vacantes, «y la mitad de ellas en la tercera compañía», es decir, en La Rioja Baja. Es la zona, dentro de la Comunidad, que más sufre las consecuencias del déficit de agentes en un territorio que «continúa sin resultar atractivo para los agentes», detallan desde la asociación.

Jucial ha puesto la situación en conocimiento del coronel interino y del comendante de operaciones en la Comunidad, y ambos se comprometieron a trasladarlo a Madrid, pero «seguimos sin soluciones», apostilla Jaime Varela, secretario de Jucil. También se le ha dado el correspondiente traslado a Beatriz Arráiz, delegada del Gobierno en La Rioja «quien se mostró receptiva, pero con los mismos resultados», matiza.

Otro dato que profundiza en la herida del déficit de agentes. En el servicio de Tráfico de la Guardia Civil «se han ido 20 guardias, y han llegado 10». Fiel reflejo de la realidad por la que atraviesa actualmente la Benemérita en La Rioja. Una Comunidad en la que se forma una tormenta perfecta condimantada por varios ingredientes. Por un lado, su proximidad a la Comunidad Foral y al País Vasco no contribuye a consolidar la plantilla. Ambas regiones limítrofes ofrecen salarios entre 600 y 700 euros más elevados por una dedicación de características similares. Es decir, «un agente destinado en Arnedo prefiere irse a Navarra que está a unos pocos kilómetros y cobrar mas», señalan desde Jucil. Además, «tanto en Navarra como en País Vasco disponen de más días libres» y la peligrosidad dista mucho de los tiempos más duros de la banda terrorista ETA. 

Por otro lado, la mayoría de guardias civiles buscan destino cerca de sus lugares de nacimiento o de residencia, otro pilar que juega en contra de los intereses del Instituto Armado en la Comunidad.

Tercera compañía. En cualquier caso, y en el marco de un contexto totalmente desfavorable y que no ofrece visos de solución, la tercera compañía de La Rioja atraviesa una situación aún más problemática. De hecho, tal y como confirman desde la asociación de guardia civiles, «La Rioja Baja protagoniza gran parte del déficit. Una afirmación avalada en datos. «La tercera compañía debiera tener 140 agentes y actualmente son unos 60». Dicho de otra forma, los cuarteles de Calahorra, Arnedo, Alfaro, Alcanadre, Autol, Rincón de Soto o Aldeanueva «están en una situación muy grave». A modo de ejemplo, desde Jucil se refieren a Calahorra, «donde solo hay 8 agentes y 6 en Alfaro». Un déficit que según Jaime Varela, influye especialmente en las unidades de Seguridad Ciudadana.

Desde la agrupación de defensa de los intereses de la Benemérita mantendrán sus demandas, más aún cuando aseguran que «se está presionando a agentes para que trabajen por encima de sus horarios y se está intentando desplazar a guardias civiles en comisión de servicios de otras regiones para cubrir servicios puntuales, pero sin ofrecer ningún plus añadido», detallan desde Jucil en La Rioja.

Una situación que, desde luego no es nueva ni exclusiva en La Rioja, pero que se agudiza año a año.