Leche: mandan las rebajas

Vidal Maté
-

La industria baja los precios en origen, sigue cayendo el número de explotaciones y de animales y, además, las producciones anuales y el consumo se reducen

Leche: mandan las rebajas - Foto: PABLO LORENTE Pablo Lorente

El sector de la leche de vaca, históricamente una actividad muy ligada a las reivindicaciones, atraviesa hoy uno de esos momentos de mayores dificultades donde, a los incrementos de los costes de la energía, se suman los derivados de la sequía, los ligados a la actividad de los mercados -importaciones-, la caída de la demanda y finalmente a los precios a la baja impuestos por las industrias con la empresa francesa líder en el sector, Lactalis, a la cabeza.

La ayuda dispuesta por el Ministerio de Agricultura para rebajar el problema en las zonas donde se concentras las cabañas más numerosas, como Galicia y toda la Cornisa Cantábrica, se ven como insuficientes. Y, contrario a su tradición de sector altamente reivindicativo, el vacuno de leche está hoy en un tránsito de resignación en el que la nota dominante son los abandonos, los cierres de explotaciones y, en el mejor de los casos, los ajustes de cabañas enviando parte de las cabezas al matadero o limitando las reposiciones.

Como consecuencia, o utilizando el argumento, del incremento de las producciones que se repite estacionalmente en los meses de primavera, los precios de la leche en el campo se han convertido en las últimas semanas en los protagonistas, según los contratos que se están ofreciendo a los ganaderos por las empresas más importantes.

En 2022, frente a unas producciones medias de 7,5 millones de toneladas el ejercicio anterior, las entregas bajaron algo más del 2% hasta los 7,3 millones, con unas cifras mensuales entre 530.000 y 550.000 toneladas. Tradicionalmente, por las condiciones climáticas, la oferta del campo registra incrementos en los meses de primavera. Se trata de una circunstancia que -al margen de que los contratos entre ganaderos e industrias se pueden firmar en cualquier periodo del año y con una duración diferente- las empresas utilizan para ofertar precios a la baja en los contratos y este año no ha sido una excepción. También han tenido peso los precios más bajos en otros países comunitarios y la reducción de la demanda. En esa línea, la industria está presentando contratos de renovación, en unos casos sin precio y otros con reducciones medias en el entorno del 8%, pasando de cifras medias entre 0,58 y 0,60 euros el litro a precios entre los 0,53 y 0,54 euros.

Durante el último año, las explotaciones dedicadas a la producción de leche han seguido su línea de ajuste con el cierre de unas 700 granjas, lo que sitúa actualmente la cifra de vaquerías en unas 10.400, con un ligero aumento en su tamaño. Crecen las más grandes, en muchos casos en zonas no ligadas tradicionalmente a la producción de leche, sino a núcleos o territorios de más consumo como el Levante, y desaparecen las más pequeñas en las zonas tradicionalmente ganaderas. Un descenso que se debe, en parte, a los procesos de jubilación de los ganaderos, pero también a la escasa incorporación de jóvenes a la actividad como titulares de la explotación.

En la actual coyuntura, otro dato a considerar y que marca la temperatura del sector es la reducción del número de cabezas desde más del millón hace unos años al censo actual de unos 880.000 animales. Obviamente se trata, en la mayor parte de los casos, de animales con unos rendimientos más elevados en base a mejoras genéticas, pero es obvio que se debe también a reducciones en los censos en línea con la caída de las explotaciones.

En relación con la sequía, las ayudas previstas por el Gobierno actual para apoyar al sector se elevan a 355 millones de euros para el conjunto de los sectores ganaderos afectados. En el caso del vacuno de leche, la ayudas se cifraban en 61 euros para una vaca de leche en las zonas más afectadas por la sequía, básicamente la mitad sur de la península junto a Aragón y Cataluña, mientras en la Cornisa y Galicia la ayuda se reduce al 25% y al 50% en Madrid, Castilla y León, Navarra o La Rioja.

Importado.

Ante este escenario generalizado de bajadas en el sector lácteo, desde la producción a la demanda, pasando por los precios, casi la única excepción en dirección contraria, además de los costes de producción, corresponde a las importaciones de quesos procedentes del resto de los países comunitarios. En el último año, las mismas ascendieron a unas 360.000 toneladas, de las que más de 76.000 corresponden a Alemania, país donde hoy colectivos teóricamente ecologistas se oponen a la venta de fresa en defensa de la producción propia bajo el argumento del agua de Doñana; una cifra similar de queso importado procede de Países Bajos, 67.000 toneladas de Francia, 41.000 de Italia, 25.000 de Bélgica y 24.700 de Dinamarca.

España ha constituido desde su ingreso en la UE, una autopista a las importaciones de leche desde otros países comunitarios para estabilizarse en los últimos años en unas 500.000 toneladas. Hoy ese escenario ha cambiado radicalmente. Las importaciones de leche se han reducido a menos de 100.000 toneladas de graneles en cisternas, pero lo quesos importados son equivalentes unos 2,5 millones de toneladas de leche, una tercera parte de la actual producción española. Al ser en su mayor parte quesos elaborados con leche excedentaria o a unos precios más bajos que los existentes en España, eso permite a las industrias de esos países comercializar en mercado español esas ingentes cantidades de tipos como Edam, Gouda, etc. a unos precios medios de 3,50 euros kilo en la fase inicial de la cadena de comercialización, lo que afecta muy negativamente a las industrias españolas elaboradoras de ese tipo de oferta por la imposibilidad de competir.

En esta invasión de quesos se hallan, en primer lugar, las propias industrias elaboradoras, seguidas de los grupos de distribución franceses como Carrefour y los alemanes Lidl y Aldi. A todos ellos se suma la empresa española TGT (Teodoro García Trabadelo), líder en la sombra de la importación en el sector de los quesos, caracterizada por su opacidad informativa. Desde sus inicios en los años 70 fue básicamente la puerta de entrada más importante a las importaciones y ahora también ha pasado a ser un importante productor nacional.

España tiene una producción de unas 550.000 toneladas de queso a las que se suman otras 360.000 toneladas importadas. Deducidas unas exportaciones de otras 117.000 toneladas, el consumo anual se cifra casi 800.000 toneladas por lo que las importaciones suponen casi el 45% de toda la demanda. Una demanda que bajó en 2022 un 9% empujada por la subida de los precios y la competencia de los zumos y, además, por otras bebidas vegetales aupadas por las propias industrias de la leche. La leche tiene al propio enemigo en casa.

ARCHIVADO EN: Precios, Mercados, Agricultura