La hostelería vuelve a medio gas y en Laurel miran a julio

Feli Agustín
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Los 72 establecimientos acuerdan mantener el cierre hasta concluir todas las fases de la 'desescalada' yen San Juan, sin una decisión consensuada, la previsión parece similar. Solo el 10% del sector sacó ayer las terrazas, la mayoría con éxito

Imagen de la calle Laurel, prácticamente vacía, en pleno estado de alarma. La zona quiere dejar atrás estampas como esta. - Foto: Ingrid Fernández

Será miércoles. Es necesario todavía esperar siete semanas para que los bares de la zona de Laurel, emblema y seña de identidad de Logroño, abran sus puertas. El 70% de sus 72 establecimientos, que participaron en la votación convocada al efecto, así lo han decidido, de tal manera que la reapertura coincidirá con la finalización de las tres fases marcadas por el Gobierno de Pedro Sánchez para alcanzar lo que ha denominado nueva normalidad.

Esta vuelta a la actividad se retrasará más allá de lo establecido  debido a la idiosincrasia de los bares, de reducido tamaño, y su localización, unos contiguos a los otros, con lo que la dificultad de mantener las distancias de seguridad se antoja inalcanzable.

Fernando Elías, presidente de la Asociación de Hosteleros de la Zona de La Laurel, que confiesa el pesimismo que reina entre los profesionales, reconoce el importante inconveniente de contar con unos locales pequeños y sin terrazas. «Nos vemos abocados a esperar hasta el final de la última fase, que pensamos que será lo menos gravoso para nuestros negocios», informa Elías, que señala que han optad por abrir lo más tarde posible. En principio, la totalidad de los bares podrían volver a la actividad en el inicio de la fase 3, el 8 de junio, ya que la dos, que se abre el 25 de junio, limita el servicio en el interior del establecimiento únicamente en mesa, de las que muchos establecimientos carecen. 

No obstante, resalta que la mayoría de la hostelería lo hará después porque entiende que abrir antes supone «apresurar muchos las cosas», en espera de que «se apacigüen los acontecimientos» y la regulación sea más clara.

Al respecto, lamenta que «cada día hay una normativa diferente, y además no es clara», queja que ejemplifica en las dudas que despierta la asistencia a las terrazas en la fase 1. «No se sabe si se puede ir a en cualquier horario o hay que respetar los de  paseo; es muy complicado y genera muchas dudas», considera Elías. 

«ruina».  El presidente de los hosteleros de la Zona de Laurel -que acoge también San Agustín, la Travesía de Laurel y Albornoz- plantea también las dudas que le genera la respuesta de los  clientes, totalmente incierta  tras la grave crisis sanitaria. 

«Si a nosotros nos garantizase alguien que abrimos y funcionamos como siempre, pues mira, un año malo, pero tal cual  están las cosas  es una ruina», reflexiona el hostelero, que constata la dificultad de beneficios para negocios que se nutren de visitantes de otros lugares de España y del extranjero, cuya llegada está ahora vetada.  «Lo importante  no es solo lo que hemos perdido ya,es que cuando volvamos a abrir, aún garantizando el aforo, no vamos a tener la misma clientela», reflexiona el hostelero de Laurel, que estima que «todo son números negativos», por lo que han decidido «aguantar un poquito más». Con cierto pesimismo,  Elías confiesa que se sentiría satisfecho con cerrar el año con la mitad de la facturación del pasado ejercicio. «Nos da miedo ponernos en marcha sin garantías de que tengamos la clientela suficiente para que nos cueste más tener abierto que cerrado», razona.

san juan.  Idéntica reflexión ofrece Pedro Cárcamo, representante de los bares de San Juan, que se enfrentan a una situación similar,  y que razona que los locales que no cuentan con comedor o no puedan abrir como restaurante se enfrentan a una situación muy compleja, habida cuenta de que la fase 3 obliga a una distancia de clientes en barra de metro y medio. A ello, se suma la prohibición de alimentación en el mostrador, detrás del cual solo puede haber una persona, conglomerado de circunstancias que hacen inviable «que su apertura sea algo más rentable que permanecer cerrado». Cárcamo, que apunta a que no hay una decisión consensuada, aventura que la mayoría emularán a sus colegas de Laurel. Con alguno más de 30 locales de hostelería, el número de trabajadores en la zona de San Juan supera el centenar.