La Mesa y Junta de Portavoces ha adoptado el acuerdo (con el voto en contra de PSOE y Podemos-IU) de suspender la actividad parlamentaria para dar prioridad a la tramitación del proyecto de ley de Presupuestos y el de Medidas Fiscales y Administrativas para 2024, amparándose en el artículo 110.2 del Reglamento de la Cámara, que señala que el proyecto de Ley de Presupuestos Generales "gozará de preferencia en la tramitación con respecto a los demás trabajos de la Asamblea".

El precedente más cercano está en la tramitación de los presupuestos de 2021, con presidencia socialista en la Cámara, cuando se suspendió la actividad en los meses de noviembre y diciembre de 2020.

La portavoz del Grupo Popular, Cristina Maiso, ha defendido la propia importancia de la ley de Presupuestos, "la más relevante de las que aprueba anualmente el Parlamento". Además, de esta manera, se puede velar por la calidad, la técnica y la seguridad jurídica de la propia ley, a diferencia de las ocho leyes que aprobaron atropelladamente en los últimos meses de la legislatura anterior y que provocaron, por ejemplo, que a petición del Ministerio se tuviera que modificar la Ley de Biodiversidad una vez publicada.

Maiso también ha explicado que se atienden las peticiones de los portavoces de la oposición, que en la comparecencia de ayer solicitaron más tiempo para estudiar convenientemente los presupuestos. Los cuarenta días que restan para que finalice el año también condicionan que los plazos para tramitar presupuestos sean más ajustados de lo habitual (el Gobierno ha presentado más tarde los dos proyectos de ley porque no disponía de la información del Gobierno de España imprescindible para redactarlos -entregas a cuenta, liquidación 2022 y reglas fiscales-).

El Parlamento en absoluto se paraliza. Además de la tramitación de las dos leyes, la labor de control continúa a través de iniciativas como preguntas escritas y peticiones de información, que siguen su tramitación ordinaria. La labor de impulso al Gobierno también queda reflejada en las propias enmiendas parciales a los presupuestos. Es decir, el Parlamento no se para y los diputados siguen trabajando con total normalidad.