Logroño 'jubila' la vieja estación de bus y abre la intermodal

G.B.
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La terminal de Avenida España cierra tras 65 años de actividad y cede el testigo a las modernas instalaciones de Colón

El paso del tiempo se percibe en los autobuses y el atuendo de los personajes de esta imagen, dado que la estructura del edificio de 1958 apenas ha variado. - Foto: El Día

Las estaciones de autobuses son una especie de tarjeta de presentación de las ciudades, la primera y la última impresión que se llevan los viajeros cuando llegan o abandonan la localidad, y la de Logroño llevaba ya tiempo pidiendo relevo. La 'jubilación' de la vieja terminal de Avenida de España 1, que el próximo 9 de octubre cumpliría los 65 años, le llegó a medianoche, justo cuando el nuevo reloj de la intermodal de avenida Colón, que la sustituye, marcaba las 00,00 horas.

Desde ese momento, la capital riojana dejaba de ser prácticamente la única de su entorno con una estación de autobuses de mediados del siglo pasado y lograba una aspiración largamente esperada, la puesta en servicio de las nuevas instalaciones, que se ha hecho esperar, dado que el edificio fue entregado al Ayuntamiento en 2020.

Atrás quedan 65 años de historia y una efeméride sin tanto boato como cuando fue inaugurado el edificio de Avenida de España, el 9 de noviembre de 1958, con la presencia del ministro de Obras Públicas, Jorge Vigón, que también presidió la puesta de largo de la segunda estación de ferrocarril de Logroño, curiosamente donde hoy está la nueva terminal de autobuses.

El primer autobús arribaba aquel día a los andenes por la calle Belchite a las 13 horas. A las 23,15 horas de la noche del lunes, un autocar de la compañía Bilman Bus, que cubre el itinerario entre Bilbao y Benidorm, recogía en Logroño a un grupo de viajeros y daba por cerrada la vieja estación. En sentido contrario, pasajeros con origen en Burgos estrenaban las flamantes instalaciones de la nueva terminal, gemela de la ferroviaria soterrada, y al que ya desde ese momento será punto de llegada y salida de todas las líneas de Logroño.

Pese a ese estreno, no hay de momento inauguración oficial como tal del nuevo recinto, al que aún le quedan algunos ajustes para estar al cien por cien, principalmente relacionados con la informática y los modernos sistemas de información. «Trataremos de que la información a los pasajeros sea lo más correcta posible en esta primera fase », explicaba ayer a El Día de La Rioja Antonio Martínez Lacuesta, de la empresa Cealsa, concesionaria de la estación, y responsable de su puesta en servicio. La operatividad total se conseguirá cuando esté plenamente ajustado el sistema de información y asignación de dársenas, para lo que es preciso que todas las compañías de autobuses faciliten los datos de sus rutas en el formato requerido.

Si la nueva estación se ha hecho esperar, la que cerraba anoche tampoco fue una obra rápida. Desde que se proyectó en 1949 pasó casi una década hasta su apertura, como recuerda el joven estudioso de la historia logroñesa, Bruno Calleja Escalona. La nueva estación se ubicaba en los bajos de una nueva manzana. Sobre la estación se construyeron viviendas, con seis alturas en el frente y cuatro en los laterales y la parte trasera. En 1990, el recinto fue reformado integralmente, dotándole de mayor capacidad y modernidad. En la planta baja hay también varios espacios con locales cedidos por el Ayuntamiento a distintas asociaciones.

1,4 MILLONES DE VIAJEROS. La mejora en imagen de la ciudad y comodidad de usuarios y conductores es evidente con la entrada en servicio de la nueva terminal intermodal (conocida así al estar junto a la del tren). Al cabo del año, por sus dársenas pasarán del orden de 1,4 millones de pasajeros en unos 110.000 movimientos de autobuses de las 16 compañías que operan en la capital riojana, como detalla Felipe Turiel, de la empresa Concesionarios Estación de Autobuses de Logroño S.A. (Cealsa) y gerente del recinto desde hace 10 años y que ahora toma el mando de la nueva en el mismo cargo. Las instalaciones de Avenida Colón ganan en amplitud, con 22 dársenas y otras 8 o 10 de descanso, frente a las 16 que tenía la vieja.

Además, la accesibilidad mejora notablemente, como la comodidad, dado que los viajeros no esperarán en la zona de autobuses, sino que accederán cuando ya está su vehículo. Además, cada línea tendrá asignada una dársena fija, de manera que el autobús de esa ruta siempre saldrá de la misma. Crece también la plantilla de personal, de 7 a 11 empleados, al reforzarse el control, la información y la limpieza. Además, durante los primeros días unas azafatas ayudarán a los usuarios a familiarizarse con las nuevas instalaciones.