"No puede ser que la medicina comunitaria se deteriore más"

Gustavo Basurto
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La trayectoria de Inmaculada Martínez al frente del Colegio Oficial de Médicos desde 2008 y en cargos de responsabilidad en distintas áreas le dan a esta otorrinolaringóloga una perspectiva lúcida sobre las necesidades del sistema riojano de salud

Inmaculada Martínez, presidenta del Colegio Oficial de Médicos. - Foto: Óscar Solorzano

No tiene el juramento hipocrático sobre la mesa durante la entrevista, pero insiste una y otra vez en su reto principal como presidenta del Colegio Oficial de Médicos de La Rioja:  que los profesionales riojanos de la medicina ofrezcan la atención de calidad que merecen los ciudadanos. Defensora del diálogo permanente con la Administración para rebajar las listas de espera y reforzar la atención primaria, Inmaculada Martínez Torre reivindica «el músculo» que fueron capaces de tensar los sanitarios para encarar la pandemia y redoblar la asistencia a los enfermos.

La pandemia ha cambiado al mundo y la percepción social sobre su vulnerabilidad ante más de tres años de emergencia sanitaria. ¿La sanidad ha aprendido la lección?

Ha  resistido como ha podido. Fundamentalmente, ha mostrado una gran resistencia el factor humano, que lo ha dado todo, priorizando a  la pandemia sobre otras patologías, algo que se pone de manifiesto ahora, con las listas (de espera) y con todo lo que quedó por hacer en aquel momento.

¿La crisis del covid ha servido para reforzar el sistema sanitario o solo ha puesto en evidencia sus puntos débiles?

Ha puesto de manifiesto la resistencia del recurso humano, pero ha evidenciado las debilidades del sistema nacional de salud. Hay asuntos que se venían reclamando y que han venido para quedase, como la telemedicina y la desburocratización de la medicina comunitaria. Por supuesto hay muchísimas estrategias de mejora, pero cuesta mucho cristalizarlas. Se ha evidenciado también que la medicina es una profesión de riesgo, porque han fallecido 130 médicos con la pandemia.

Un tema recurrente al hablar de mejorar la sanidad pública es la reducción de las listas de espera. ¿Es admisible que en La Rioja se tarde más de una semana por término medio para ser atendido por el médico?

No, no. Es algo que antes no sucedía y que hay que paliar. La atención al  ciudadano es lo prioritario en un sistema de salud. Y esa pérdida de accesibilidad recarga a otros servicios, como la urgencia, que se colapsa, y provoca retrasos en el diagnóstico. Lo primero que hay que mejorar es la accesibilidad al médico de familia y gestionar con todos los recursos que se pueda para mejorar las listas de espera quirúrgica y las de acceso a especialidades y a la medicina de familia.

Las urgencias siguen colapsándose en determinados momentos. ¿Cómo se soluciona ese problema?

Con una buena atención primaria y la accesibilidad correcta para atender cada proceso en el ámbito de salud que le corresponde: lo que tiene que corresponder a la medicina comunitaria atenderlo en tiempo y forma; lo que es una urgencia vital, en urgencias; y lo que es un soporte hospitalario, en su ámbito. 

¿Qué falta, organización, más personal, mayor inversión...?

Un poco de todo. Es evidente que hay que aumentar la inversión en salud, porque se destina un 7 por ciento del PIB a salud y podríamos mejorar muchísimo si invirtiéramos por lo menos un 9 por ciento en el sistema nacional de salud. Y hacer una partida finalista para la medicina comunitaria y primaria; al menos el 25 por ciento de esa inversión. A todos se nos llena la boca diciendo que es la entrada al sistema, pero ha estado muy abandonada, con falta de recursos y sobrecargada.

En el contexto español, ¿cómo está el sistema riojano de salud?

El sistema riojano de salud ha tenido siempre muy buena salud. Hemos estado de los primeros de España en los rankings de listas de espera, accesibilidad  y demás, pero la pandemia nos ha azotado a todos y también a La Rioja, que ha empeorado en todos estos ítems. Estamos con un margen muy mejorable.

Una de las causas que se alegan es la falta de médicos. Algunas comunidades están captando profesionales extracomunitarios. ¿Sería una buena solución también para La Rioja? 

Al Colegio de Médicos lo que más nos interesa es velar por la calidad asistencial y atender bien a nuestros pacientes. Y en ese sentido, velamos por que los médicos registrados en nuestro Colegio cumplan con la titulación adecuada. Pero el médico es un bien social que tarda 12 años en formarse y no se está cumpliendo la renovación generacional. Hoy nos encontramos con el cortoplacismo histórico de que no se ha renovado esta continuidad. Y ahora se quiere paliar ese vacío de forma rápida con normas extraordinarias como la elevación de la edad de jubilación o la contratación de médicos extracomunitarios; que lo vemos bien si están bien titulados, bien homologados y ofrecen las características del ámbito adecuado. Pero es cierto que muchas veces en algunas comunidades se contratan esas situaciones para paliar de forma urgente esa carencia.  

¿Hay casos de intrusismo profesional en la región?

Sí, sobre todo en medicina estética. El acto médico estético lo tiene que hacer un médico; y en eso hemos acreditado a nuestros médicos con la Universidad y con una comisión para asegurar que tienen la capacitación suficiente homologada para ejercer con calidad esa competencia. Sin embargo, muchas veces vemos que en cualquier establecimiento inyectan bótox o colágeno y eso lo denunciamos y perseguimos. 

También se suele apuntar que la competencia de los sistemas sanitarios vasco y navarro, con sueldos más altos, complican la llegada de médicos a La Rioja. ¿Es así?

Qué más nos gustaría a todos que cobrar lo mismo y tener las mismas oportunidades, pero el sistema está como está. Estamos ante un efecto frontera, con comunidades más potentes en inversión, y aunque se están implementando medidas para que el que quiera trabajar en La Rioja no vaya a otras regiones, es evidente que las diferentes existen.

¿La creación de una facultad de Medicina en Logroño ayudará a atraer y retener a profesionales en nuestros hospitales y centros de salud?

Es muy importante tener una facultad de medicina, porque es un bien social. Ayuda a los profesionales que tenemos a hacer un esfuerzo mayor, porque tenemos muchos doctores que puedan abordar esa enseñanza. Y aunque la Comunidad sea pequeña, no podemos renunciar a esa aportación, porque en Europa hay cantidad de facultades situadas en ciudades pequeñitas y que sin embargo figuran en rankings estupendos. Creo que creará más profesión y fidelización, porque pueden venir profesores y docentes y traer a estudiantes de otras comunidades a formarse y fidelizarlos. Tener una facultad va a mejorar la calidad del sistema sanitario y es un bien social para toda La Rioja. 

¿Qué aportará el instituto de investigación sanitaria, anunciado por el Gobierno regional?

Eso aporta mucho. Aportará mucha inversión para investigación, porque este tipo de institutos de investigación atraen muchos recursos.

Una reivindicación candente en el sector es una mayor seguridad contra las agresiones, con el caso del atropello mortal a un sanitario en Haro todavía reciente. ¿Cómo se solventa ese problema?

Tenemos que tener en cuenta que la sociedad está inmersa en una oleada tremenda de inconformidad y de agresividad verbal y de otro tipo. Desde el Colegio decimos que hay que tener tolerancia cero hacia eso y tenemos implementadas unas medidas para nuestros médicos en colaboración con la Fiscalía, con el responsable policial y los seguros, para el caso de judicialización. La población tiene que saber que agredir a un médico no  es gratuito, porque agredes a la autoridad y es delito. ¿Cómo paliar esto? Con más medidas de seguridad, aunque no podemos poner a un policía para cada médico. Y sobre todo es una cuestión de educación y de valores. 

La actual consejera de Salud plantea recuperar los conciertos con clínicas privadas, suprimidos por el anterior Gobierno, en el caso de que se considere necesario para desahogar a la sanidad pública. ¿La experiencia de estos años de atrás aconseja esos conciertos?

Hay que utilizar en el sistema público todo lo que podamos utilizar, y eso lo dice la ley de contratación de servicios públicos. Una cosa es la gestión directa en el sistema público y otra la indirecta, a través de concesiones, de fundaciones y demás, con una colaboración público-privada.  Pero está claro que el servicio público tiene que utilizar toda la gestión en su mano para dar una buena sanidad a su población; no podemos prescindir, y más saliendo de una pandemia, de todo lo que esté en nuestra mano, concesiones o conciertos con una entidad de colaboración clínico privada, porque eso también es servicio público. Lo que quiere el paciente es que le atiendan  o le operen en tiempo y forma con los mismos ratios de calidad. Bienvenidos sean todos los recursos que estén en manos del servicio público. 

¿Los médicos han notado que se haya empeorado  la atención desde que se suprimieron los conciertos con entidades de sanidad privada?

Sí. Las listas de espera han crecido tremendamente; se ha retrasado  muchísimo, porque es evidente que nuestro servicio hospitalario tiene lo que tiene, y aunque se están implementando medidas extraordinarias para poder asumir toda esa demora, tiene un límite. Hay que llegar al límite y lo que no se pueda metabolizar dentro del hospital, porque no dan de sí las camas, los quirófanos o el personal, ¿por qué no se va a hacer colaboraciones público-privadas? Está en el ordenamiento jurídico, se ha hecho siempre, se hace en todas las comunidades autónomas y está dentro de la normalidad. 

¿Qué le piden a la Administración para mejorar la atención primaria?

Hay que cambiar el paradigma de la medicina de familia y comunitaria. No puede ser que lo que nació para la prevención y el seguimiento de la salud de la familia se nos deteriore más. Hay que echar ahí todos los recursos necesarios para poner en valor la medicina comunitaria. Una medicina comunitaria eficaz es el mejor aval para un sistema de salud, porque el hospital hay que dejarlo para el soporte hospitalario. Lo demás se puede hacer en la medicina comunitaria. En la pandemia atendió al 70 por ciento de la población.

¿Y las autoridades les hacen caso en esas recomendaciones?

Escuchan, pero...no es fácil. Entiendo que la Administración es muy lenta; entienden bien la estrategia pero la realidad es que es difícil llevarlo a cabo. Pero estamos dispuestísimos a decir lo que creemos que hay que mejorar y en muchas cosas escuchan; en otras, hacen lo que pueden.

La telemedicina llegó con el covid y parece que para quedarse, aunque conviviendo con la atención presencial. ¿No hay riesgo de que retraiga a pacientes poco duchos en el manejo de la tecnología a acudir al médico?

Las TIC (tecnologías de la información y la comunicación) solucionan muchísimos retrasos y son muy efectivas en ciertas patologías y gestiones, pero no han venido para descartar la relación médico-paciente presencial. Hay cosas que se pueden hacer cosas con las TIC, como monitorizar patologías cardiacas, neurológicas o de endocrinología. La telemedicina tiene que ser segura, confidencial y veraz. Bien aplicada, favorece mucho la eficacia. 

¿Están bien dotados los centros de salud y consultorios rurales?

Lo más importante en ese ámbito es la cobertura sanitaria con el recurso humano. Ante la oferta y la demanda, son los puestos que más dificultad hay para cubrir. La Administración tiene que ser sensible a eso y dar incentivos para que esos puestos se cubran y esa población (rural) esté atendida en tiempo y forma. 

¿Dos hospitales son suficientes?

Yo creo que sí. En hospitales estamos bien.

¿Hay alguna comunidad en la que La Rioja podría mirarse como ejemplo a seguir por su sistema sanitario?

Somos una comunidad autónoma pequeña, pero en algunas cosas, como en trasplantes, somos un referente en España. 

En el caso de los abortos, las riojanas que lo solicitan tenían que ir a otras regiones porque en La Rioja los médicos se acogen a la objeción de conciencia. ¿Sigue siendo así?

La objeción de conciencia es un derecho reconocido por la Constitución y por la ley. Si en una comunidad pequeña todos los médicos ginecólogos obstetras son objetores, la Administración tiene que buscar cómo garantizar el derecho al aborto en la 14 semana, porque en los demás, cuando es por causa médica se realiza aquí. En el supuesto 14, en España solo el 15 por ciento se realiza en hospitales público, lo demás todo está concertado con la privada. O sea, que no es algo de aquí, sino en general. En casi todas las comunidades se difiere a la colaboración privada para hacerlo y se paga con dinero público. 

O sea, ¿ahora mismo todos los médicos que pueden practicar abortos son objetores?

Sí. Y si se hacen aquí (abortos), imagino que no será con médicos objetores de aquí; pueden venir de fuera, pero eso no lo sé.  

Hoy se inicia la vacunación contra la bronquiolitis en bebés. ¿Las corrientes negacionistas surgidas contra las vacunas del coronavirus han hecho mella en los ciudadanos o la aceptación social de estas campañas sigue siendo mayoritaria?

Creo que no se ha evidenciado nada de lo que decían las ideas conspirativas. Las vacunas siempre han salvado vidas. Y esta campaña de bronquiolitis se basa en que el año pasado hubo una epidemia tremenda en neonatos, que colapsaron las urgencias. El 85 por ciento de las urgencias pediátricas fueron por esto. Se ha demostrado que este medicamento, que es una vacuna pasiva, es un avance tremendo contra ese virus y evita la mortalidad.

Un asunto que generó un enorme impacto social fue el del intercambio de dos niñas al nacer en el hospital San Millán en 2002. ¿Hoy sería posible un error de ese tipo?

Ahora sería muy difícil, con la seguridad del paciente que tenemos. Está todo trazado y los niños cuando ingresan tiene su pulserita de registro con la madre.