El profesor murió desangrado en su casa tras ser golpeado

El Día
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El docente jubilado falleció por las heridas en el cráneo y la cara, a causa de los golpes que le propinó su agresor, al menos, con un objeto de peso, sin ser un arma blanca y sin que se descarte que la víctima pudiera también haber sido maniatada

Imagen del portal en la calle Pepe Blanco donde se encontró el cadáver de un profesor jubilado en 2020 - Foto: EP

El profesor jubilado, cuyo cadáver apareció en su casa de Logroño el 18 de febrero de 2020, murió desangrado por la hemorragia que le produjeron las heridas en el cráneo y la cara, a causa de los golpes que le propinó su agresor, al menos, con un objeto de peso, sin ser un arma blanca, sin que se descarte que la víctima pudiera también haber sido maniatada, informa Efe.

Así lo han indicado este viernes las dos forenses que le practicaron la autopsia durante el juicio con jurado popular, que se celebra en la Audiencia Provincial de Logroño contra el acusado, de 34 años, como presunto autor del crimen; y una mujer, que, según el fiscal, tenía una relación personal con la víctima, quien había prestado a la imputada 54.000 euros y a la que denunció por estafa.

El profesor, de 73 años y quien residía solo en su domicilio, fue hallado muerto en la cocina de la vivienda, tirado en el suelo, rodeando de un charco de sangre y con la cara y cabeza ensangrentadas, debido a la hemorragia que le provocaron las lesiones, han indicado las forenses, quienes han precisado que el tipo de lesiones de la víctima puede asociarse a causas homicidas.

Algunas de las heridas en la cara y cráneo le pudieron ser provocadas por, al menos, dos objetos diferentes, uno de ellos, de peso, bordes contusos, dentado y en alguna parte con filo, pero sin ser armas blancas, y otra de las lesiones en la cara fue un puñetazo en la boca, han detallado.

La autopsia también ha determinado que la víctima, de complexión fuerte, fue inicialmente golpeada en el pasillo de su vivienda, donde ya sufrió algunas heridas en las extremidades que reflejan que pudo emplear algún mecanismo para defenderse, y, desde allí, ser arrastrado a la cocina.

Cinta de embalar con sangre

Otra de las hipótesis que apuntan las forenses y que también se ha comentado en este juicio por parte de la Policía es que el profesor pudo haber sido maniatado por su agresor, ya que en la cocina, junto al cadáver, aparecieron restos de una cinta de embalar con sangre y el rollo sobre la encimera.

La autopsia también ha determinado que el profesor no había ingerido alcohol ni otra sustancia, han indicado estas especialistas en esta sesión del juicio, que concluirá el próximo lunes, día 20, con los informes de conclusiones, antes de entregar el objeto del veredicto al jurado.

Policías que han testificado en otras sesiones del juicio indicaron que en una de las habitaciones de la vivienda apareció un juego de llaves de la misma, cuya puerta de entrada no presentaba signos de forcejeo.

En este crimen, el fiscal pide para el acusado una pena de 16 años de prisión como presunto autor de un delito de homicidio y obstrucción a la justicia y para la mujer, 4 años y medio de cárcel por los de encubrimiento, al entender que ayudó al primero a huir a Italia; y obstrucción de la justicia.

La acusación particular solicita para cada uno de los dos imputados 15 años de cárcel por homicidio o, subsidiariamente, 25 por asesinato, al entender que hubo alevosía y ensañamiento; más 4 para cada uno por obstrucción de la justicia; mientras que las defensas de ambos solicitan la absolución.