Las ruedas desvela su tesoro

Gustavo Basurto
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Una talla de la Virgen que la pequeña localidad del Valle de Ocón saca en procesión desde tiempos inmemoriales ha resultado ser una valiosa pieza, obra del genial imaginero del Barroco español Gregorio Fernández

El alcalde de Las Ruedas señala la imagen de la Virgen en compañía de vecinos de la localidad. - Foto: Ingrid

A riesgo de caer en la irreverencia, podría decirse que a la pequeña localidad de Las Ruedas de Ocón se le ha aparecido la Virgen, aunque en realidad lleva siglos entre sus vecinos. El asombro se ha producido al certificar los expertos en patrimonio que una talla de La Inmaculada que el pueblo venera desde tiempos inmemoriales es obra de Gregorio Fernández, uno de los mejores escultores del Barroco español y por tanto tiene un enorme valor artístico.

«Ha sido una sorpresa tremenda, porque estamos hablando de una pieza de uno de los escultores españoles más importantes», comenta el alcalde de Las Ruedas, Rubén Gil Trincado, que no oculta la satisfacción de poder mostrar en la pequeña iglesia de Santa Bárbara una imagen de tanto valor. 

La autentificación de la talla de esta virgen la ha realizado la investigadora y doctora en Historia del Arte Maite Álvarez Clavijo y la relevancia de la pieza ha obligado a la localidad en cuya iglesia se custodia a instalar medidas de seguridad, como un sistema de alarma contra robos y una hornacina con doble cerradura y cristal reforzado.

Con todo, el privilegio de contar con una talla del afamado imaginero, que vivió a caballo entre los siglos XVI y XVII cuyas obras tienen enorme protagonismo en el Museo Nacional de Escultura de Valladolid y se encuentran también en el Museo del Prado y alguna de ellas en La Redonda de Logroño, hace pensar al alcalde de Las Ruedas en la posibilidad, más adelante, de mostrarla en el marco de las visitas turísticas del Valle de Ocón, junto al molino de viento, el trujal y el acueducto de San Julián.

Sobre cómo recaló en este pueblo del Valle de Ocón esta bella talla de La Inmaculada, una escultura en madera policromada de aproximadamente un metro de altura, no hay una certeza total, pero sí la sospecha de que pueda proceder del Monasterio de San Prudencio de Monte Laturce, en Clavijo, de donde pudo haber salido tras la Desamortización de Mendizábal hacia 1836 y que pudiera haber sido donada a la localidad por monjes de aquel cenobio en agradecimiento a los vecinos de Las Ruedas.

No sería algo extraño, dado que se sabe que del antiguo convento del Monte Laturce hay piezas de arte sacro diseminadas por distintos municipios del entorno, además de la concatedral de La Redonda, en la capital, como consecuencia de los tres procesos de desamortización a los que fue sometido aquel centro monástico. 

Sea como fuere, «lo que está  claro es que es una imagen de un valor muy importante y que lo que hemos hecho es asegurar la iglesia tanto desde el punto de vista patrimonial como frente a los robos», explica Gil Trincado.

La talla de La Inmaculada ha salido tradicionalmente del templo de Santa Bárbara únicamente una vez al año, con motivo de la romería que reúne en el paraje de La Estanquilla a los siete pueblos del Valle de Ocón, cada uno de los cuales aporta ese día una imagen. «Nosotros siempre hemos llevado La Inmaculada y mucha gente nos decía desde hace ya décadas que esta imagen era diferente y que se notaba que tenía un valor mayor que otras, pero jamás pensamos que podría ser una obra de Gregorio Fernández», apunta el alcalde.

Quien tenía claro el valor de esa talla era la doctora Álvarez Clavijo, que se puso manos a la obra para  hacer un estudio en profundidad que ha permitido atribuir la obra al genial escultor nacido en Sarria (Lugo) en 1576 y fallecido en Valladolid en 1636 y considerado el máximo exponente de la escuela castellana de escultura.

Con el dictamen de la investigadora en la mano, fue la Delegación de Patrimonio de la Diócesis riojana la que comunicó el descubrimiento al pueblo. La idea es que la imagen, que en apariencia presenta un buen estado de conservación, sea sometida a un proceso de restauración que, entre otras cosas, determine si la pintura que presenta es la original y ha sido repintada en algún momento, dado que sí presenta signos de barnices afectados por la oxidación.

La confirmación del valor artístico de la virgen que siempre han conocido ha llenado de satisfacción al vecindario de Las Ruedas, que reúne a 57 habitantes empadronados de los cuales menos de la mitad residen todo el año en este recoleto núcleo enclavado a 870 metros de altitud a los pies de la Sierra de la Hez.

Pendiente de restauración. El delegado de Patrimonio Cultural de la Diócesis de Calahorra y La Calzada-Logroño, Jesús Merino, explicó a El Día de La Rioja que los detalles de la talla y del proceso de investigación artística que han permitido atribuírsela a Gregorio Fernández se ofrecerán en una presentación pública junto a la doctora Maite Álvarez Clavijo, la experta que ha realizado el estudio pormenorizado de la obra. De momento, lo que ha se ha hecho es asegurar la protección de la imagen y el envío del informe al Taller Diocesano para una posterior restauración.

Al afamado escultor gallego Gregorio Fernández se le considera heredero de la expresividad de Alonso Berruguete y de Juan de Juni. La colección más importante de su obra se encuentra en el Museo Nacional de Escultura, en Valladolid, donde trabajó también para las cofradías vallisoletanas.

 

275.000 euros por otra Inmaculada del mismo autor  

La Virgen de La Inmaculada no tiene precio para los vecinos de Las Ruedas de Ocón, por la devoción y el sentimiento de apego que le profesan desde hace siglos. Su valor económico se desconoce, pero la firma de Gregorio Fernández le otorga a la pieza un reconocimiento de primer orden. Otra 'Inmaculada' que el escultor hizo en 1617 por encargo del Convento de San Francisco de Valladolid, aunque de mayor tamaño, se vendió el pasado mes de diciembre en una casa de subastas de Barcelona por 275.000 euros.