Grises, marrones, azules...

R. Muro
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La tonalidad cromática relata, al menos en parte, la transición de la Policía Nacional, del carácter represor al Cuerpo de proximidad

Cuerpo de Guardia de Logroño - Foto: Policía Nacional

Grises, marrones, azules... Sería aventurado reducir el pasado reciente de la hoy Policía Nacional a las tonalidades de un uniforme que, sin embargo, sí coincide en el relato, al menos en parte, de la imagen que la primera fuerza de seguridad del Estado nacida en España ha abanderado a lo largo de los años. Los colores cuentan la transición de un órgano considerado represor como la Policía Armada en sus tonalidades más oscuras, a un color 'madero', como se denominaba despectivamente a los agentes que vestían de marrón. Una transición cromática que arrancó en 1979, justo después de la firma de la Carta Magna, y que se prolongó hasta 1992. 

Años antes, con el marrón como tono predominante de la uniformidad policial, se incorporó al Cuerpo el agente Manuel Laguna Cencerrado, hoy jefe superior de Policía de La Rioja. Corría el año 1980,  cuando España vivía agazapada ante uno de los años más cruentos de la banda terrorista ETA. La misma fecha en la que la barbarie terrorista sembró el pánico en la calle Ollerías de Logroño con un brutal atentado que se cobró la vida de tres personas, uno de ellos comisario de Policía Nacional.

Los actos programados para conmemorar los dos siglos de vida del cuerpo policial servirán, entre otras muchas citas, para recordar a las víctimas de ETA, tal y como señala el propio Laguna, quien recuerda sus años de destino en San Sebastián. Una lucha contra la violencia más atroz que colmó gran parte del trabajo de la Policía.

De forma previa, cuando todavía el gris predominaba entre las patrullas, los agentes, al igual que toda España, se vieron divididos en dos bandos, entre policías que apoyaban la sublevación y los que se sumaron al bando republicano. El fin del conflicto y, sobre todo, la aprobación de la Constitución española, y ya en tonos marrones, abrió las puertas a un hito más en el seno del cuerpo policial y de la sociedad en general. Tanto en el conjunto del país como en La Rioja. Las primeras mujeres se fueron incorporando a la Policía. «Sigue habiendo más hombres que mujeres», concreta Laguna, pero la Policía logró propiciar un firme taconazo a los prejuicios que dominaban los primeros años de la recién estrenada Carta Magna.

Traslados. Tras la sede policial ubicada en la Delegación del Gobierno y posteriormente en Doctores Castroviejo, la Policía ocupabaya  el cuartel de avenida de Navarra, donde se levanta el nuevo centro de salud de la Villanueva, Ya como cuerpo plenamente civil, y uniformados de azul, en diciembre de 2011 se inauguró la nueva sede en el barrio de La Cava. «Tenemos unas instalaciones excelentes, de las mejores a nivel nacional». 

En las traseras del cuartel de avenida de Navarra, las viviendas de la plaza del Coso, y en Lobete, pertenecían en aquellos años a numerosos miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Es otra de las costumbres que ha cambiado con el paso del tiempo, recuerda Laguna. «Eran pisos a modo de las casas cuarteles de la Guardia Civil». Este hábito se mantiene en la Comandancia del Instituto Armado, donde continúan residiendo agentes pero no así entre la Policía Nacional. Las nuevas generaciones de policías nacionales «ya no vivimos en casas del Cuerpo». En La Rioja hay actualmente 311 agentes integrados en la Policía Nacional y «buena parte de ellos son de La Rioja» y residen en sus propios domicilios, apuntilla Laguna.

El uniforme azul se impuso entre los cuerpos policiales de Europa y con él, la Policía Nacional dejó atrás el contenido represor del gris y el tono 'madero' de los ochenta para asentar entre la sociedad una imagen de servicio, de compromiso, de seguridad, de proximidad. Fue la evolución propia de un país que dejaba atrás dictaduras y conflictos, grapos y etas, y se abría a unos derechos ciudadanos que alcanzaban, incluso, al detenido.

La delincuencia habitual también tenía, en determinados casos, tintes más violentos en los primeros años tras la firma de la Carta Magna. En una sociedad en la que la heroína corría a sus anchas entre estragos personales y familiares,  Laguna cree que no hay más violencia ahora que antes. Sin ir más lejos, «hace años los atracos en muchas ocasiones se hacían con recortadas», recuerda el Jefe Superior, a pesar de que La Rioja haya vivido en los últimos años algunos casos especialmente sangrantes. 

 Quizá no concuerden con absoluta exactitud épocas y tonalidades cromáticas pero sí permiten éstas últimas esbozar un ligero repaso por los años de una Policía que en este 2024 conmemora dos siglos de vida y compromiso. Los más veteranos recordarán el gris; la mediana edad rememorará el marrón; y las nuevas generaciones asumen un azul más próximo y «en constante adaptación a los tiempos».