Dos historias alejadas en el tiempo por 36 años esconden el secreto de la celebración de una de las pruebas más espectaculares del calendario español de trail running. La primera es de 1929, y es un obsequio de dos lugareños al pueblo que les vio nacer. La segunda, una apuesta entre dos de los vecinos de la misma localidad, pero ya en 1965. La conjunción de ambas historias explica el por qué cada 13 de agosto desde 2008 (salvo cuando lo impidió la Covid) Navas del Pinar congrega a varios de los mejores atletas de la disciplina y a aquellos valientes de la localidad y de la zona de Pinares que no faltan año tras año a esta cita tan especial, apta para todos los públicos.
La Subida al Pico de Navas celebra su XIII edición. Concluye el domingo, a través de la página web, el plazo de inscripciones. Y este pequeño municipio de la sierra burgalesa se prepara para recibir a quienes tratarán de batir el estratosférico récord alcanzado por Hamid Ben Daoud (17,49 minutos) en 2018.
Es el hispanomarroquí no solo quien más rápido ha completado el recorrido, sino el único capaz de bajar de 19 minutos. Como muestra de lo inalcanzable de su hazaña, decir que el segundo mejor registro, el de Víctor Illera el pasado año, es más de 75 segundos superior.
Imagen de la salida de la última edición - Foto: Sara FerreiraLa prueba se explica rápido: se sale del pueblo, se llega a la cruz apostada en lo alto del Pico de Navas y se retorna al punto de partida. En el menor tiempo posible, por supuesto. La cruz objetivo data de 1929 y se debe al regalo que los comerciantes Eusebio Palacios e Inocencio Castellanos (residentes en El Burgo de Osma y Vizcaya) quisieron hacer al pueblo en el que nacieron. Así, el 8 de mayo de hace 94 años se instaló una cruz maciza de madera y unos cinco metros que aún hoy preside el Pico de las Navas, a una altitud de 1.351 metros, cota más alta del Parque Natural del Río Lobos.
De apuesta a carrera
La idea de la competición surgió en 1965, cuando Felipe Gómez, frente a la casa de Nicanora, aseguró que no era posible, desde ese punto, llegar hasta la cruz y regresar en menos de media hora. Oriol Gómez Sanz aceptó el reto y en 24 minutos y 30 segundos estaba de nuevo junto a su sorprendido amigo.
Como tantas otras historias y leyendas, el relato se mantuvo en el imaginario colectivo de los navenses. En 2008 se convirtió por primera vez en prueba, que en aquella ocasión ganó Gonzalo Alonso con algo menos de 27 minutos (26,58) y que desde 2010 se disputa de forma ininterrumpida, agosto tras agosto, como prolegómeno de las fiestas de la Asunción de Nuestra Señora y San Roque.
Raúl Cámara, ganador de seis ediciones; Víctor Illera, de tres siempre por debajo de los 20 minutos y presente también este año; y el recordman Ben Daoud forman parte de la historia de la prueba masculina. En la femenina destacan las dos victorias de Yolanda Martín (2016 y 2017) y Esther Bello (2010 y 2014) y el récord de la burgalesa Inés Astrain (25,04 minutos), logrado en la última edición. La lucha estará abierta por repetir éxito o escribir un nuevo nombre en el palmarés y optar a los suculentos premios que otorga el Club Deportivo Pico de Navas: 300 euros para vencedor, 200 para el segundo clasificado y 100 para quien complete el podio tanto en prueba masculina como femenina. Y 50 euros adicionales y acumulables para quien corone en primera posición. Además, si alguien logra bajar el mejor registro de la prueba, se le entregará un jamón. Se reconocerá, de la misma manera, a los tres mejores atletas masculinos y femeninos locales.
El club organizador ha establecido un límite de participación de 225 atletas, que deben tener un mínimo de 16 años. En caso de que tras la inscripción online (10 euros) queden dorsales disponibles, estos se ofrecerán el mismo día de la prueba, de 16,00 a 19,00 horas, con un coste de 15 euros.
El recorrido
Todos los competidores tomarán la salida a las 19:30 horas del mismo punto en el que Oriol Gómez lo hizo hace 58 años. Tendrán un tiempo máximo de una hora para completar el trazado, el cual consta de 3.600 metros (1.800 de subida y 1.800 de bajada) en los que se atravesará, en primer lugar, una distancia de 450 metros en la travesía de Navas antes de iniciar un ascenso por unas tierras de labranza en barbecho (unos 400 metros) que darán paso a una subida por pedregales llena de espinos y tomillo al final de la cual se instalará el avituallamiento líquido que dará paso a la escalada propiamente dicha al Pico de Navas. Una parte exigente y muy técnica en la que es preciso mantener la máxima concentración y prudencia, especialmente al afrontar el descenso.
Llega, por lo tanto, una nueva oportunidad para profesionales y aficionados de ponerse en los pies de Oriol Gómez Sanz en aquel verano de 1965, asumir el reto y completar la ascensión. ¿En menos de media hora? Esa fue la apuesta que se convirtió en carrera.