La Policía impide un robo y abre fuego contra un ladrón huido

Carmen Sánchez
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Los agentes detienen a dos integrantes de un grupo criminal que reventó el acceso del centro comercial y una tienda de telefonía. El tercer miembro de la banda sigue en búsqueda tras fugarse del lugar

Los ladrones asaltaron la tienda tras romper el cristal del escaparate. - Foto: Ingrid

Calma tensa la que se vivió este jueves en Logroño, que amaneció con un suceso poco habitual y que ha puesto en jaque a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado al ver que un grupo de 'aluniceros' (delincuentes que rompen lunas de comercios) que pretendía robar en el centro comercial Berceo de la capital riojana intentó en su huida arrollar a los policías que acudieron al lugar para frustrar su misión delictiva.

Todo comenzó en torno a las 4.30 horas de la madrugada del jueves, cuando los vigilantes de seguridad del centro comercial vieron pro las cámaras de videovigilancia a dos individuos con actitud sospechosa en las inmediaciones de estas instalaciones, por lo que decidieron alertar a los agentes de la Policía Nacional, que se personaron de inmediato en el lugar.

Una primera patrulla, cuando intentó entrar en el callejón que da acceso al centro comercial y al hipermercado, comprobó que en el aparcamiento estaba estacionado un vehículo de alta gama con un individuo en su interior, quien, al percatarse de la presencia de los agentes, comenzó a tocar el claxon en señal de alerta. Y es que, en el interior, se encontraban otros dos integrantes de este grupo criminal de aluniceros.

Ante la actitud del conductor, los policías se dirigieron hacia el vehículo para proceder a su detención. Pero, en ese momento, este individuo intentó embestir a los agentes y emprendió la huida del lugar dejando a los otros dos delincuentes a su suerte. Una situación en la que los policías tuvieron que abrir fuego con su arma reglamentaria para intentar repeler y neutralizar el atropello.

Una segunda patrulla que acudió al lugar para apoyar a sus compañeros inició una persecución para dar con el fugitivo, que acabó abandonando el vehículo en la vecina localidad navarra de Viana y huyendo del lugar sin que pudiera ser capturado por los agentes que le siguieron. El coche, un BMW robado, fue encontrado con numerosos daños.

Paralelamente, los agentes que permanecieron en el lugar de los hechos comprobaron que las puertas de acceso al centro comercial habían sido forzadas y que en el interior había dos personas con efectos robados de la tienda de telefonía que está en la planta baja y a la que habían accedido tras romper el escaparate. Los ladrones, al ver a los agentes, se desprendieron del material que habían sustraído y emprendieron la huida al exterior a través de una salida de emergencia. Uno de los delicuentes fue detenido por agentes de la Policía Nacional, mientras que otra patrulla de la Policía Local consiguió arrestar al segundo individuo que intentó esconderse tras una columna.

Además de los dos detenidos, la policía pudo recuperar todo el material robado por los aluniceros y se incautó de más de 60 cajas de teléfonos móviles, así como diversos útiles que los ladrones emplearon para forzar la entrada del centro comercial y romper el cristal del escaparate de la tienda de telefonía, como una maza, una palanqueta, pasamontañas y guantes.

Los dos detenidos fueron trasladados a las dependencias de la Jefatura Superior de Policía de La Rioja para proceder a tomarles declaración antes de ponerles a disposición de la autoridad judicial. Entretanto, a lo largo de este jueves, se puso en marcha un amplio dispositivo de búsqueda integrado por efectivos de la Policía Nacional, Guardia Civil y Policía Local para dar con el tercer integrante de este grupo de delincuentes, cuya pista se perdió en Viana y, hasta el cierre de la presente edición, sigue prófugo.

En el centro comercial también se afanaron el jueves por la mañana en recuperar la normalidad perdida durante la madrugada. Todas las miradas estaban puestas en la tienda de telefonía, que amaneció con el acceso acordonado y un gran agujero en uno de los cristales del escaparate, por el que accedieron los ladrones. Los trabajadores, mientras tanto, se apresuraban a borrar el rastro dejado por los delincuentes recogiendo los restos desparramados por el suelo.