"La misión de Mali fue una prueba de fuego para el Bhelma III"

Gustavo Basurto
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Gijonés, criado en Jaca, desde septiembre de 2022 comanda el Batallón de Helicópteros de Maniobra (Bhelma III), con base en Agoncillo, una unidad de élite del Ejército de Tierra. Pablo Rivera, de 43 años, es además comandante militar de La Rioja.

El jefe del Batallón de Helicópteros Bhelma III, junto a uno de los NH-90. - Foto: Óscar Solorzano

E l escudo del Bhelma III toma como emblemas unos picos nevados y un sarrio, el rebeco autóctono del Pirineo. Ni lo uno ni lo otro le resultan extraños al jefe del Batallón de Helicópteros de Maniobra III. Pablo Rivera Rivero ha crecido a los pies de la cordillera pirenaica, un escenario habitual para el entrenamiento de los pilotos de la base militar de Agoncillo y sus modernos NH-90, orgullo de las Fuerzas Aeromóviles del Ejército de Tierra (FAMET).  207 personas, desde el teniente coronel al mando, y otros oficiales, hasta soldados, mecánicos especializados y 40 pilotos, conforman una unidad puntera que ha mostrado ya su capacidad en distintas misiones. Pionera en operar los helicópteros más sofisticados de las Fuerzas Armadas, la base riojana es también un centro de formación por el que ya han pasado pilotos del Ejército del Aire y probablemente lo harán los de la Armada en cuanto dispongan de aparatos NH-90.

El batallón recibió hace unos seis años los primeros NH-90, que le dieron un salto cualitativo por su tecnología punta. ¿Llegarán más?

Tenemos 15 helicópteros NH-90 asignados, los únicos que tiene de momento el Ejército de Tierra de este modelo. A partir de 2025 deben llegar nuevos aparatos, aunque no está todavía decidido si vendrán a Agoncillo o se distribuirán en el resto de batallones de las Fuerzas Aeromóviles del Ejército de Tierra. Nosotros pertenecemos a las Famet, que tiene otros modelos de helicópteros en distintos emplazamientos de la Península.

¿Qué cometido tiene el Bhelma III dentro del Ejército de Tierra?

Nuestra actividad principal es estar preparados para que en cualquier momento podamos participar en las misiones que nos encomiende el Ministerio de Defensa en España o en el exterior. Como batallón de helicópteros de maniobra, estamos preparados para todo tipo de misiones relacionadas con aparatos de tamaño medio, como transportes de carga o de personal, apoyo logístico y búsqueda y rescate.

Cuando no tienen asignada una misión, ¿qué actividad desarrollan?

Prepararnos para cuando llegue el momento y se nos ordene participar en una misión. Debemos estar al día en cuanto a procedimientos de vuelo y mantenimiento para tener dispuestas nuestras aeronaves. 

La participación del batallón riojano en la misión EUTM-Malí finalizó en octubre de 2022. ¿Qué supuso intervenir en ese escenario del Sahel?

Fue una misión muy importante. Hubo tres rotaciones de seis meses en las que participó este batallón con algunos otros apoyos de las Fuerzas Aeromóviles del Ejército de Tierra, con tres helicópteros, en un escenario muy complicado para operar, como es esa zona centroafricana, por sus condiciones climáticas. Era una prueba de fuego para estas aeronaves, que todavía no habían salido al exterior. La experiencia ha sido muy positiva, porque este helicóptero ha demostrado que está perfectamente capacitado para desenvolverse en este tipo de ambientes.

Además de probar los aparatos, ¿qué aportación tuvieron los militares del Bhelma III en Mali?

Se ha cumplido la misión, que consistía fundamentalmente en dar apoyo a las fuerzas malienses en la lucha y protección de su país frente a la insurgencia y el terrorismo. Como prueba de fuego para este batallón y para estos medios, la experiencia ha sido totalmente positiva y nos ha valido para saber que estamos en condiciones de repetir en ese tipo de escenarios y en otros todavía más demandantes.

¿Hay prevista alguna otra misión en escenarios internacionales?

De momento no tenemos información al respecto. Por ahora nuestra misión principal aquí, mientras no estemos desplegados en el exterior, es prepararnos para que en el momento en que se nos ordene estemos en condiciones de aportar nuestros medios y personal.

En Mali les correspondió el estreno de los NH-90 del Ejército español en misiones internacionales, en un ambiente muy distinto al que normalmente están acostumbrados.

La Famet tienen una larguísima tradición de misiones internacionales y en algunas ha participado este batallón, pero con este modelo ha sido la primera. Y la experiencia fue muy positiva. Estamos habituados a volar en los Pirineos y somos la unidad de referencia en España para operar en territorio montañoso, no solo en el Ejército de Tierra, porque en breve tendremos la presencia de personal de la Armada, que vendrán a Agoncillo con sus helicópteros para intercambiar información. Mali es un escenario completamente distinto, pero allí demostramos que nuestro personal y el NH-90 han dado muy buen servicio. Nos gusta llamar a este helicóptero el sarrio, porque ese animal característico de los Pirineos representa un poco nuestra forma de operar. En el escudo del Bhelma III aparecen unas cumbres nevadas, que representan el escenario más habitual en el que nos movemos, los Pirineos, y ese animal autóctono.

¿Esa especialización en escenarios de montaña les da un caché dentro del Ejército para misiones difíciles?

Cada batallón de helicópteros de las Famet está especializado en un tipo de misión. El de transporte, con sede en Colmenar Viejo, con los Chinook, marca la doctrina en cuanto a carga. Nosotros nos enfocamos más al vuelo en montaña. De cualquier modo, las FAMET, en conjunto, son una de las unidades con más prestigio dentro del Ejército de Tierra, por su especialización, cualificación y buen desempeño en operaciones.

¿Los desplazamientos desde Agoncillo al Pirineo son frecuentes en el entrenamiento del día a día?

Por supuesto. En distancia aeronáutica está cerca y permite en una mañana operar allí durante una sesión de vuelo, entrenarse y volver.

Los NH-90 son aparatos muy sofisticados y cuando llegaron a Agoncillo fue preciso una fase de preparación para operar con ellos. ¿En qué etapa están ahora tras varios años de experiencia con el modelo?

Nunca se deja de aprender con un medio tan moderno, tecnológico y bueno como el NH-90. Estamos en continuo proceso de formación, aunque esa primera fase ya concluyó. De hecho, en este batallón se formó a los pilotos del Ejército del Aire, que ahora también opera una flota de seis helicópteros NH-90 en Cuatro Vientos. A la Armada les llegarán en su momento estos aparatos y es muy probable que de nuevo este batallón sea pionero en formar a ese personal en las fases iniciales.   

Parte de esa actividad formativa se presta con los dos simuladores de vuelo. ¿Qué aportan esos equipos?

Los simuladores que usamos, que pertenecen a la Academia de Aviación del Ejército de Tierra (ACAVIET), con sede principal en Colmenar Viejo, son y serán una parte fundamental de la instrucción. Es una inversión a futuro y son esenciales para la instrucción y la seguridad de vuelo, porque podemos practicar maniobras que no es posible realizar de forma real con los helicópteros, como emergencias o entrenamientos muy avanzados. Y nos permite operar en conjunto con distintas unidades y modelos de helicópteros y trabajar, como si fuese un videojuego, de tal manera que estemos volando al mismo tiempo el batallón de helicópteros Tigre de ataque, con sede en Almagro, el de Colmenar con sus Chinook, y nosotros desde aquí con nuestros NH-90. Es más difícil que de manera real se puedan unir todos ellos de forma habitual. Y eso posibilita preparar misiones en entornos hostiles y con todo tipo de condiciones meteorológicas. Son una herramienta que utilizamos a diario y una inversión esencial para las flotas modernas.

¿Estas prestaciones las tienen también simuladores de otras bases?

Los que tenemos en España son de los más avanzados de Europa e incluso a nivel mundial. Los de Agoncillo  se inauguraron en 2019 y 2020 y por tanto tienen la última tecnología. Los de Madrid tienen mayor recorrido, pero continúan modernizándose. Y los de Almagro también son punteros.

¿Acuden militares de otros países a formarse en estos simuladores?

En el poco recorrido que llevan aquí los simuladores, de momento no han venido fuerzas armadas de otros países. Nosotros lo utilizamos habitualmente y también el Ejército del Aire; no descarto que en el futuro puedan venir de otros países.

Tienen simuladores y helicópteros de última generación. ¿Alguna necesidad en cuanto a infraestructuras?

Siempre estamos sujetos a procesos de modernización. Este acuartelamiento tiene mucha historia. Fue en su momento una base del Ejército del Aire, cedida posteriormente al de Tierra, y esa historia hace que tenga edificios e instalaciones muy modernos y otros que se van adecuando poco a poco. Estamos satisfechos con lo que tenemos, aunque hay que ser ambiciosos para estar al día.

La vecindad con el aeropuerto civil de Logroño-Agoncillo ¿es una ventaja o una complicación?

Ejercemos una simbiosis muy positiva con el aeropuerto. Operamos de manera habitual en sus instalaciones y tenemos un programa para intercambiar conocimiento y colaborar en técnicas, tácticas y procedimientos. El control aeronáutico es sencillo por la actividad que hay.

¿Cómo transcurre una jornada normal en el batallón?

Tenemos una parte fundamental en nuestra formación que es estar bien preparados desde el punto de vista físico y solemos comenzar todas las mañanas, después de hacer la lista de ordenanza, con actividad física. Y luego viene la preparación de los helicópteros. La idea es que el batallón esté dispuesto en todo momento para cuando haya una misión.

En las convocatorias del Ministerio de Defensa para incorporar nuevos soldados, ¿se percibe interés por la base de Agoncillo como destino?

Como el resto de batallones de las Fuerzas Aeromóviles del Ejército de Tierra, esta es una unidad puntera. Y todas ellas tienen muchísima demanda a la hora de cubrir las plazas que se ofertan; en cuanto quedan vacantes, enseguida recibimos peticionarios. El personal que tenemos aquí tiene una altísima cualificación técnica.

Ya no choca ver a mujeres militares. ¿Hay una presencia significativa de personal femenino en el Bhelma III?

En el Ejército de Tierra el porcentaje de mujeres es de aproximadamente el 11,5 por ciento y en este batallón es prácticamente el mismo.

Además del entrenamiento militar, ¿la unidad presta servicios civiles?

Sí, por supuesto. Esta batallón ha participado durante la operación Baluarte, en simbiosis con la Consejería de Salud, con una unidad de rastreadores muy importante, que según la propia Consejería, fue una de las mejores a nivel nacional. Además, colaboramos con las autoridades civiles en otras actividades y eventos. Somos parte de la sociedad  y, en la medida en que nuestra misión nos lo permite, atendemos todas esas demandas.

¿Perciben el reconocimiento de la sociedad riojana?

Sí. En 2024, este batallón cumplirá 50 años de existencia desde que aterrizaron en estos terrenos los primeros helicópteros. Con todas esas décadas de cercanía y de trabajo con el pueblo riojano notamos la cercanía y el cariño de la población civil. Nos gusta que el nombre de La Rioja vaya asociado siempre al batallón y lo llevamos con orgullo; en misiones en otras regiones o en el extranjero siempre decimos que somos los helicópteros riojanos.

Hace un tiempo se habló de la posibilidad de trasladar a la base de Agoncillo la unidad de drones de León. ¿Se mantiene esa idea?

No tengo información al respecto. Pero sí es cierto que esta base, por la superficie que ocupa y sus instalaciones, está en condiciones de alojar a más unidades militares si se tomase la decisión sobre el traslado de una unidad. En el pasado hubo un mayor número de militares y podría volver a haber más de los que hay ahora;las instalaciones lo permiten.