La producción de la almendra ha bajado bastante en La Rioja en comparación con el año 2021, cuando se recogieron unas 8.697 toneladas, unas 6.039 de cáscara de secano y 2.658 de cáscara de regadío. Mientras que el año pasado se recogieron 3.792 toneladas, menos de la mitad que el año anterior, según los datos del Gobierno de La Rioja. Este año, tal y como apuntan los agricultores, se estima que la producción alcance cotas similares a las del 2022.
Otra manera de hacer balance del progreso de la almendra en La Rioja es contabilizarla solo a partir del grano. En este punto, el Secretario General de ARAG-ASAJA en la región, Igor Fonseca, señala que La Rioja cuenta con más de 5.000 hectáreas de superficie productiva de este fruto con una producción media en grano de 493 toneladas. Aunque la previsión para la cosecha de este año es de 692 toneladas, según la Mesa Nacional de Frutos Secos.
Los agricultores de este sector, destaca, han hecho un «gran esfuerzo» por modernizar sus explotaciones e incorporar los sistemas de regadío con los que «asegurar la producción ante periodos prolongados de calor y falta de agua».
Fonseca explica que la producción en La Rioja es similar a la del año pasado, ya que «no hay grandes variaciones, a pesar de que el calor y la sequía se han hecho notar». Sin embargo, una gran parte de las explotaciones riojanas cuentan con el sistema de regadío, por lo que «la recolección de la almendra riojana de esta campaña podemos calificarla de alta en cuanto a producción».
Por otra parte, Arag-Asaja ha observado que en las producciones de secano hay una pepita de menor calibre debido a que «las altas temperaturas también están afectando de forma negativa al propio almendro».
Fonseca reconoce que, como otros muchos sectores, el cultivo de almendra está atravesando «momentos de incertidumbre» debido a la pandemia de la Covid-19 y la guerra de Rusia con Ucrania. Por eso, subraya que el esfuerzo que están realizando los agricultores frente a todo ello es «ingente» y demanda que se garantice un precio justo y se cumpla con la Ley de la Cadena para asegurar el futuro del sector.
Por otro lado, Fonseca indica que la demanda nacional en España es superior al potencial productivo de almendra que hay en La Rioja, por lo que «el precio debiera recuperarse».
Tiempo. El tiempo es una de los factores que más pueden llegar a temer los agricultores, ya que muchas veces, depende de las condiciones meteorológicas que se den, la producción puede arruinarse o ser menor de la que se esperaba en un principio.
Este año, el campo riojano ha sufrido episodios meteorológicos extremos, como las heladas de principios de abril y las altas temperaturas durante este verano, pero «la producción será similar a la de los años anteriores y la calidad de la almendra no se ha visto afectada de forma negativa».
Por otra parte, fuentes del Gobierno de La Rioja recuerda que el cultivo del almendro se desarrolla de forma mayoritaria en situaciones de secano, por lo que la falta de precipitaciones que hubo el año pasado perjudicó el correcto desarrollo de la cosecha a partir de junio, «afectando negativamente a la formación del fruto y de engrosamiento de la semilla».
Además, su prolongación durante un verano extremadamente cálido de temperaturas frecuentes superiores a los 35 ºC provocó defoliaciones prematuras y paradas vegetativas, añaden desde el Ejecutivo regional.
De hecho, la sequía y las temperaturas veraniegas afectaron al rendimiento de este cultivo porque se produjo una reducción muy apreciable de la cantidad de cosecha obtenida, «que se puede considerar de forma global en La Rioja superior al 30%». Otro problema fue que los frutos recolectados tuvieron un menor peso y un tamaño de la pipa inferior al habitual, lo que incide en un menor rendimiento del peso de la almendra con respecto al de la cáscara, depreciando el valor de los frutos recolectados.
Por otra parte, Fonseca explica que el precio es un gran problema para los agricultores riojanos. La almendra de España, indica, tiene que competir con la que se produce en Estados Unidos, concretamente en California. El producto nacional es de mayor calidad pero los productores californianos han exportado todo el verano su almendra a muy bajo precio, por lo que «ha habido un descenso en el precio de nuestros productos y ha motivado que las partidoras tengan dificultades en vender la almendra por la saturación del mercado».