«Lo más difícil fue dejar mi casa e irme sola al pueblo»

Mónica Burgos
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María Camila estudia Educación Infantil en la UR y este curso es una de las 17 alumnas que realiza el Erasmus Rural. Ella es la única alumna en prácticas en el CRA de Torrecilla.

María Camila con los alumnos de infantil del CRA de Torrecilla - Foto: El Día

Dejar su casa, coger las maletas y un autobús  sola, sin ninguna expectativa, y a un lugar en el que nunca antes había estado, fue su mayor reto. 

María Camila se encuentra en Torrecilla, y desde que llegó a este pueblo, expresa, «soy feliz». Recuerda entre risas el momento en que se bajó del autobús y fueron los propios residentes del pueblo los que le encontraron alojamiento «había un montón de personas mayores en una plaza y yo me acerqué y les dije que era la profesora de prácticas, e inmediatamente me dijeron que ya tenían sitio para mí y me llevaron hasta allí, así que yo no he tenido ningún problema en ese sentido».

María Camila realiza sus prácticas en el Colegio CRA Camero Nuevo, dónde imparte clases a niños de entre tres y seis años algo que, señala, era una de las principales motivaciones que le llevaron a embarcarse en el Erasmus Rural, «podía tener la posibilidad de tener niños de varias edades en una misma clase, algo que no podría en Logroño, porque te centras en una clase y ya está, aquí tengo la oportunidad de estar con varias edades y pasar por todas estas etapas».

Destaca la atención individualizada que le posibilita el reducido número de estudiantes en el centro, con apenas 6 alumnos de infantil y 7 de primaria. «Tenemos una niña extranjera, y gracias a que son pocos alumnos tengo la posibilidad de dedicarle ese poco más de tiempo que necesita, ya que le cuesta un poco más, y atender ese tipo de diversidad es mucho más difícil en un colegio de la ciudad, y eso me enriquece mucho como docente».

Esto, no obstante, también se transforma en un reto en ocasiones, «es un poco complicado porque tienes que adaptar las necesidades a lo que pueda hacer cada niño según su edad, entonces es todo un reto, pero a la vez muy enriquecedor».

Del entorno rural, destaca, los elementos naturales que se transforman en recursos educativos de incalculable valor a la hora de impartir las clases, especialmente para los más pequeños, «hemos salido por el pueblo a conocer entornos que en la ciudad no podríamos porque no tiene nada que ver, podemos salir por el pueblo, conocer los oficios tradicionales de las familias, a qué se dedican, la ganadería, las granjas...». 

A pesar de que hacer la compra se le complica un poco «la tienda es pequeña y tengo que bajar a Logroño», María Camila solo tiene buenas palabras para el pueblo de Torrecilla, del que destaca la hospitalidad de sus residentes, el cariño y el enriquecimiento profesional.