«No creo en los cuatro días, creo en la flexibilidad»

Feli Agustín
-

José Luis Pancorbo, de AERTIC, discrepa en que sea el tecnológico la vanguardia de la nueva jornada

José Luis Pancorbo, presidente de AERTIC. - Foto: Ingrid

Al contrario de la opinión manifestada por los sindicatos sobre la oportunidad de que sea el sector tecnológico la avanzadilla en la implantación de la jornada laboral de cuatro días, el presidente de la entidad en la que confluyen las empresas de este ámbito, la Agrupación Empresarial Innovadora del Sector TIC de La Rioja (AERTIC), José Luis Pancorbo, entiende que deben ser los últimos en sumarse.

Consciente de que se camina hacia una reducción de la jornada laboral y una mejor conciliación con la vida personal y familiar, «una tendencia lógica desde la revolución industrial», reconoce que la tecnología es el gran aliado para facultar el equilibrio entre ambas esferas. No obstante, destaca que este sector, «fundamentalmente» es proveedor de servicios a otros y desde esa perspectiva «ha de ser uno de los últimos que será capaz» de hacer una jornada laboral de cuatro días. «Somos un sector de siete [días] por 24 [horas];no somos de cuatro días, sino de siete, porque ofrecemos servicios a otros», afirma Pancorbo, que señala que hay actividades que no pueden limitarse a cuatro  días, como el comercio, la hostelería o la industria, estos dos últimos de 7 días.

digitalización. Subraya que serán las organizaciones «más digitalizadas» aquellas que serán capaces de organizar de una manera más eficiente su jornada laboral al tratarse de un elemento «indispensable» para modificar los hábitos tradicionales en la gestión de los tiempos de trabajo, «que no es lo mismo -resalta- que el sector tecnológico es el que mejor puede transformar su jornada».

El presidente de AERTICafirma con rotundidad que no «cree» en la jornada laboral de 32 horas, pero apuesta por la flexibilidad, «la adaptación de las empresas a las necesidades puntuales de sus trabajadores, en responder de una manera superlativa cuando alguien tiene una necesidad».

Argumenta que el conjunto de la sociedad debe ofrecer soluciones cuando a un trabajador se le plantean cuestiones como la maternidad o la paternidad, o el cuidado de una personas mayor.  Al respecto, argumenta que si no se ofrecen facilidades para afrontar estas necesidades se incrementan las desigualdades, que afectan particularmente a las mujeres «porque parece que debe postergar su carrera profesional para cuidar a su familia» y apela al liderazgo de la administración en este ámbito porque, de lo contrario, «todo cae sobre las espaldas de la empresa».