El casco antiguo se moviliza contra ruido y gentrificación

Ana Torrecillas
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Los vecinos de la zona de ocio nocturno reclaman su derecho la descanso

Imagen de los carteles de la agrupación Todo al Rojo - Foto: Óscar Solorzano

«El sonido de las ruedas de las maletas es la banda sonora de las calles del centro histórico de Logroño mientras durante el resto de la semana, la zona está vacía». Son las palabras de un vecino del casco antiguo de Logroño con las que pretende ilustrar la situación que se vive cada semana en la zona más histórica de la ciudad. No es una opinión aislada. Los carteles pegados estos días en la zona del Plaza del Mercado, calle Sagasta y alrededores contienen las reivindicaciones de los vecinos del casco antiguo para defender su derecho al descanso. Sobre todo en las madrugadas del fin de semana, un fin de semana que suele empezar los jueves.
El colectivo 'Todo al Rojo' está detrás de esta acción coordinada con otras agrupaciones de otras ciudades de España con la misma problemática. El grupo surgió hace un año y en él se integran los vecinos de las zonas más afectadas por el ocio nocturno de Logroño aunque en los últimos tiempos se han ido integrando vecinos de otras calles y zonas de Logroño, también afectados por el ruido proveniente del ocio nocturno.

Pero el ruido no es la única problemática del casco antiguo de Logroño. Existen más aunque de alguna  manera están motivadas por  la proliferación de locales de ocio nocturno y por la forma de vivir la fiesta de sus clientes. El coordinador de 'Todo al Rojo', que prefiere  preservar su identidad señala que el principal problema que tiene el Casco Antiguo de Logroño es la habitabilidad. «Y esto viene desde los años 80, aunque todos los equipos de gobierno de Logroño se comprometen a aportar soluciones, lo cierto es que el casco antiguo pierde población. Hay bloques de viviendas completamente vacíos», señala , «parece que el centro es la joya de la corona de la ciudad pero empujan a sus vecinos a abandonarla».

En segundo lugar, está el problema de la seguridad. «No nos sentimos inseguros por la convivencia entre vecinos del casco antiguo sino por lo que conlleva el ocio nocturno». Desde 'Todo al Rojo' dejan claro que no es lo mismo la hostelería tradicional, los restaurantes y bares de toda la vida que congregan a un cliente familiar y tranquilo que los locales de fiesta o las discotecas. 
La tercera problemática radica, según este colectivo, en las viviendas de uso turístico. Cada vez más numerosas en un centro histórico de edificios pequeños y antiguos. «La mayoría de edificios que se están reformando están destinados pisos turísticos», advierten, «de hecho, tras la última regulación municipal que obligaba a los promotores a fijar los pisos turísticos en  bajos y primeros, estamos viendo de los cinco proyectos de reforma de edificios, cuatro se ejecutan para albergar viviendas de uso turístico». 

Los  vecinos también plantean soluciones. Una de ellas, pasaría por cuidar la población que ya existen en las calles del casco antiguo y que apuesta por promociones inmobiliarias que fije población 'residente' en vez de 'flotante' que va y viene cada fin de semana. «También demandamos que cualquier intervención que se haga en la zona ya sea la reapertura del CCR o la construcción de la sede de Bosonit, se ponga en el centro el beneficio de los vecinos».
regular horarios. José Carlos Madrigal, arquitecto de Logroño y miembro del Colegio de Arquitectos de La Rioja (COAR) realiza una comparativa con los centros históricos de otras ciudades europeas. «Tenemos comercios tradiciones, cafeterías antiguas y cuidadas, tiendas de artesanía», afirma, «mientras que en el centro de Logroño proliferan las terrazas y los locales de ocio nocturno». Una solución sería restringir horarios o bien, fomentar que esos locales se ubiquen en zonas de las afueras de la ciudad, como ya ocurre en otras capitales españolas. «Por no hablar de las terrazas de, por ejemplo, la calle Bretón», advierte el arquitecto, «una buena intervención municipal es la que se ha hecho en la calle Fundición donde se ha apostado por más espacios para los vecinos com bancos o zonas de recreo y restringir los metros de terrazas. 

Según el arquitecto, el ruido expulsa a los habitantes del casco antiguo a otros barrios y facilita el proceso de gentrificación. «Hay poca gente joven n porque no hay servicios, el que puede vender su vivienda, lo hace y el que no, pues la alquila para turistas porque la rentabilidad es mucho mayor que hacerlo como un alquiler normal. Es un círculo vicioso porque la gentrificación y turistificación atrae la instalación de más locales de ocio y terrazas;y esto a su vez, a