"Si el alcalde quiere casar, tengo que ceder ese poder"

David Hernando Rioja
-

El juez de Paz de Fuenmayor, José María Pulgar, lleva en el cargo desde el año 2018, cuando el anterior decidió, junto con el ayuntamiento, no seguir ejerciendo

El Juez de Paz, José María Pulgar, dentro de la biblioteca de Fuenmayor - Foto: Óscar Solorzano

El juez de Paz de Fuenmayor, José María Pulgar, lleva en el cargo desde el año 2018, cuando el anterior decidió, junto con el ayuntamiento, no seguir ejerciendo. «Miembros del consistorio me preguntaron sí me quería presentar al puesto cuando esto pasó. El siguiente paso fue hacer una pequeña entrevista con ellos y al poco tiempo me llamó el alcalde para decirme que había sido el elegido».

Explica que este cargo se renueva cada cuatros, así que el año pasado se tuvo que volver a presentar. El consistorio volvió a confiar en él para seguir desempañando esta función.

Sus funciones son variadas como juez de paz. «Hago las tareas de un notario local, desde firmar  certificados de nacimiento, defunción, empadronamiento o libros de familia hasta casar a vecinos y amigos del pueblo, algo que siempre te alegra».

Una de las labores más importante que desempeña tiene lugar el día de las elecciones. Debe quedarse el último para recoger la urna con los votos y bajarlos a la oficina electoral.

También destaca que a la hora de casar es el primero que tiene permitido hacerlo, por delante del alcalde de la localidad. «Si este quiere casar a alguien, le tengo que firmar un papel cediendo ese poder para que pueda hacerlo», asegura.

Por otro lado, Pulgar indica que no ha tenido que intervenir en casos o procesos «graves». «Han sido casos leves en los que en la mayoría se han puesto de acuerdo, aunque antaño sí que había más disputas más serias, por ejemplo, por los lindes de las viñas», señala.

Recuerda que el primer caso en el que intervino fue una chica que tenía una pensión encima de un bar y se quejaba por el ruido que emitía este. «Me llamaron para mediar entre ambas partes pero al final no se arreglaron y tuvieron que ir al juzgado de Logroño».

Este juez también recuerda con mucha ilusión algunas de las bodas que ha oficializado. «He casado a la hermana de un amigo de la cuadrilla, a primos, a una pareja de amigos y a vecinos del pueblo que los conoces de toda la vida», apunta.

Esta labor, apunta Pulgar, la compagina con su trabajo. La secretaria del ayuntamiento le llama cuando tiene que firmar unos documentos, y suele hacerlo antes de ir a trabajar. «Voy dos veces a la semana. Soy sociable y me gusta ir allí, saludar y estar con la gente de allí», señala.