El edificio de la Biblioteca de La Rioja, que al igual que el Parlamento se levanta sobre el antiguo convento de La Merced, se someterá de inmediato a una intervención, que afectará al vestíbulo de un edificio que acogió, al igual también que el legislativo, y desde finales del siglo XIX  hasta la segunda mitad de los años 70 del siglo pasado, una fábrica de tabacos.

Representantes del Ministerio de Cultura, administración que sufragará la obra, de la biblioteca, y de la empresa pública Tragsa, que se encargará de desarrollar la actuación, mantienen hoy un encuentro en Logroño donde  planificarán las etapas y la calendarización de una intervención que cuenta con un periodo de ejecución de cinco meses.

El responsable de la Biblioteca de La Rioja, Josu Rodríguez, confía en que la actuación se inicie en breve para dotar al vestíbulo de una central de préstamos para lo que se instalará un mostrador a la derecha de la puerta de entrada, (desde la calle), donde dos profesionales  expenderán el carné de lector y aceptarán las devoluciones de los artículos que no se pueden realizar de manera electrónica -porque se ha sobrepasado la fecha, por ejemplo-. 

«No será necesario el acceso a plantas superiores para la realización de gestiones administrativas», apunta el director de la biblioteca, que razona que el desplazamiento por las salas obedecerá a la búsqueda de libros y material audiovisual o el acceso a la sala de lectura.

La intervención contempla también obras de accesibilidad y de mejora de la climatización y doble puerta «porque se abre y se pierde el calor», y se reformarán, igualmente, los baños, que no se han sometido a una actualización desde 1988, año en el que se inauguró la biblioteca. Se culmina así un proceso iniciado en 2021 -los presupuestos generales del Estado ya contemplaban a una suma de 105.000 euros con este fin- y fueron adjudicadas a Construcciones Riojanas Sáenz Mateo, que debía haber iniciado las obras en abril de 2022, una circunstancia que no se produjo por la renuncia de la empresa a acometer la obra y se resolvió el contrato.

El Ministerio reformuló después  los precios -los presupuestos de este año recogen una partida de 300.000 euros- y le encargó a la empresa pública Tragsa su materialización, que se definirá hoy. En la reunión de esta mañana se abordarán la organización de la actuación, los accesos, la convivencia de las obras y los servicios que presta la biblioteca, su horario de apertura, las subcontrataciones y el inicio de la obra.

El responsable de la biblioteca muestra su inquietud sobre la convivencia entre la obra y los usos del inmueble -recuerda que la actuación se va a realizar en la entrada-, lo que puede dificultar el normal desarrollo de la actividad de préstamo de libros y otros materiales.

«Además, se producirá ruido, con lo que puede haber zonas afectadas, como la sala de estudio», señala Rodríguez, que argumenta que habrá que estudiar como se compatibilizan ambas facetas y «si es necesario cerrar algunos días», una decisión que se adoptará conjuntamente con el responsable de obra.

«El problema radica en que es un centro que está abierto», señala el director, que apunta que el grueso de la actuación se desarrollará en verano, periodo en el que tiempo de apertura es menor.

Los retos. Josu Rodríguez destaca, además, la cesión de espacios de la biblioteca para el desarrollo de exposiciones, conferencias y la ubicación de una sala de ordenadores y considera que el edificio necesita una actuación de mayor calado, con la adecuación de suelos o una reforma integral para lograr la eficiencia energética.

Pero, como biblioteca de referencia de La Rioja y centro de conservación de patrimonio bibliográfico, necesita una ampliación con nuevos depósitos de conservación con «con las condiciones adecuadas» porque los «actuales están ya al límite».