¡Quedamos en el Labrador!

Bruno Calleja Escalona
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La célebre escultura en bronce de un campesino, erigida en 1967, es punto de encuentro y nudo estratégico del transporte urbano. Fue la primera figura pública con esta temática en España

Imagen de la estatua del Labrador en 1968, un año después de su inauguración. - Foto: El Día

El labrador es más que un monumento. Este neurálgico espacio del centro de la ciudad sirve de punto de encuentro donde quedar con alguien y la cercanía con el nudo más importante de salidas y llegadas de los autobuses urbanos  le convierte en un lugar de lo más transitado.

Sobre lo que hoy es la Avenida Solidaridad (antes Jorge Vigón) y la Gran Vía discurría el antiguo trazado ferroviario con el que contó Logroño, diseñado a mediados del siglo XIX y puesto en funcionamiento en 1863. El paso del tiempo y el derribo de las murallas hizo que la ciudad creciese, lo cual llevó al Gobierno a plantearse la necesidad de una modificación, que finalmente llegó en 1958. Tras la desaparición de los raíles y su traslado hacia el sur, todo el espacio que se le ganó al tren sirvió para que Logroño siguiera su expansión.

Precisamente en el encuentro de ambas calles, en el entorno del antiguo cruce con la vía, se colocó en 1967 el monumento al Labrador, pese a que este espacio se había concebido previamente como un teatro. El monumento se inauguró el 20 de septiembre de ese mismo año, con presencia de autoridades locales, además de algunos invitados de postín, como el embajador de Chile en España. El descubrimiento de la estatua lo llevó a cabo el alcalde y la imponente figura del agricultor la bendijo el obispo, como narra el cronista Jerónimo Jiménez. 

La composición, obra del escultor chileno de familia riojana Alejandro Rubio Dalmati, está hecha de bronce, piedra y hormigón armado. En ella, destaca la figura, en bronce, de un campesino de pie, con la cabeza girada, con la indumentaria propia de un agricultor de la época, con una pierna adelantada a la otra. El pedestal muestra una representación de las cuatro estaciones. Fue la primera escultura pública con esta temática que se erigió en España.

El paso del tiempo ha ido cambiando el paisaje urbano que rodea a este conjunto escultórico, con construcciones tan significativas como el edificio Capitol, erigido en 1975, además de los nuevos bloques de viviendas que han ido levantándose en el entorno. Por contra, la estatua no ha variado ni en forma ni en ubicación desde el momento en el que se hizo. 

Este año, el Ayuntamiento ha colocado frente a este histórico monumento un mástil con una bandera española.