El descenso de las ventas de Rioja comienza a tener sus primeras consecuencias en las empresas auxiliares del vino y Ramondín, compañía líder mundial en la fabricación y comercialización de cápsulas y tapas de rosca para botellas de vino, licor y espumosos, ha realizado sus primeros despidos. 

En concreto son nueve trabajadores, un 2% de su plantilla -compuesta por unos 450 activos- de los que se ha desprendido la compañía,  ubicada en el polígono Casablanca de Laguardia, en la que la mayoría de sus empleados son riojanos, «una decisión difícil y muy meditada», que tiene como objetivo final «garantizar la competitividad del proyecto empresarial a largo plazo».

Los argumentos que expone la compañía para justificar esta medida, tomada después de una «cuidadosa evaluación», obedecen a una caída de la demanda tras tres trimestres consecutivos de descenso de ventas en el sector vitivinícola, que han obligado a realizar «esfuerzos continuos» para intentar mitigar esta situación. «Ha sido una decisión difícil de tomar por su impacto social, pero Ramondín tiene la obligación de garantizar la competitividad del proyecto, lo que implica adaptar sus recursos a las necesidades reales del mercado», afirma José Miguel Munilla, su director general.

Ramondín alude a razones objetivas productivas y económicas, provocadas por la bajada de las ventas de vino, «que exige  medidas excepcionales», unas circunstancias adversas que se han visto agudizadas por el contexto económico internacional, con subida de los suministros «y el agravante de dos guerras en curso».

un 14% menos. El comité de empresa de Ramondín, compuesto por 13 representantes de CCOO, UGTy ELA, ha reaccionado con contundencia ante el despido de estos nueve trabajadores, cuya readmisión exige.

Ricardo Ezquerro, miembro de la sección sindical de CCOO, se muestra muy crítico con la actuación de la empresa, que tomado la medida «unilateralmente, sin comunicación ni avisar» al comité del despido de trabajadores que, en algún caso, tienen más de años antigüedad.

Ezquerro, que reconoce que la caída de ventas de vino ha provocado un descenso de la demanda de cápsulas, muestra su incomprensión por el hecho de que en un momento de descenso de facturación, de hasta un 14% según la empresa, se acometan despidos con las indemnizaciones que conllevan.     «Es el peor momento para gastar dinero», señala el sindicalista, que insiste en que la falta de información al comité «sobrepasa cualquier límite».            

Despidos, lo último. Ricardo Ezquerro, miembro de la sección sindical de CCOO, manifiesta un rechazo contundente por la solución adoptada por la empresa porque entiende que «los despidos son lo último».

Al respecto, menciona la existencia de mecanismos para evitar la salida forzosa de trabajadores, como los ERTE, instrumento del que la compañía ya ha echado mano en otras ocasiones, como en el caso de la pandemia. 

«Ante un descenso de las ventas del vino y una caída de la facturación;¿no hay mecanismos para arreglarlo? ¿O es que no quiere activarlos», se pregunta Ezquerro.

Destaca la participación activa del comité y de los trabajadores en las situaciones complicadas que ha atravesado la compañía y exige comprobar las cuentas de los últimos cinco años.