Era el 6 de febrero cuando, desde bien temprano, la protesta del campo riojano se hacia patente en las carreteras de la comunidad, donde cientos de agricultores sacaban sus tractores, como ya habían hecho antes sus colegas de varios países de Europa, para mostrar a las administraciones el malestar que se había gestado en el campo. Con el apoyo, en general, de los ciudadanos, sus reivindicaciones se oyeron en las calles y en los despachos -a algunos costó acceder-, un conjunto de reclamaciones que siguen vigentes. La fuerza de la protesta pilló con el pie cambiado a las organizaciones profesionales agrarias (OPA) que, bien es verdad, no tardaron en reaccionar para ponerse al lado de los que, en número abrumador, eran sus afiliados.
Son ahora los sindicatos agrarios los encargados de defender las reivindicaciones de aquellos agricultores, a los que su brillante vestimenta granjeó el apelativo de chalecos amarillos que mantienen vivas las peticiones que les hicieron, hace tres meses, salir a la carretera. «Decidimos que fueran las OPA las que nos representaran y seguimos trabajando con ellas», explica Íñigo Pérez, una de las caras visibles de un movimiento, que señala la «confusión» de un escenario, en el que algunas asociaciones -UPA en el caso de las que tienen presencia en La Rioja- firmaron un acuerdo con el Ministerio con 43 medidas «de apoyo al campo».
A pesar de las buenas relaciones que mantienen con las OPA, critica que no fueran consultados respecto al acto que organizaron el 4 de mayo en defensa del sector agrario riojano en defensa del sector agrario riojano «aunque lo apoyamos» y señala que han acudido, invitados por las mismas, a reuniones con la Consejería de Agricultura.
«Seguimos trabajando, aunque las acciones no sean visibles», señala este agricultor, que avala la validez de un movimiento que empujó a las OPA a «ponerse las pilas».
La Política Agraria Común (PAC) o la situación de la viña siguen en su lista de reivindicaciones y avanza que, a diferencia de los agricultores navarros que han sacado de nuevo los tractores a las calles de Pamplona, no tienen previsto adoptar medidas de estas características.
Sanciones. Al respecto, critica las sanciones tan duras -tanto en valor económico como en puntos- que están sufriendo sus compañeros, particularmente de la zona de Logroño, aunque se muestra convencido de que la lucha no ha sido en balde. No obstante, este 'chaleco' considera que mañana el campo riojano tiene poco que celebrar, con la viña atravesando una situación muy delicada y zonas de Rioja Alta encadenando tres años de sequía, que han profundizado en las pérdidas de renta. «El año pasado ya habíamos cobrado la bonificación de los abonos, íbamos a cobrar la de los 20 céntimos del gasóleo, que este han desaparecido...», lamenta, aunque reitera que la lucha ha merecido la pena.