"Esta travesía de mujeres representa un cambio"

David Hernando Rioja
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La bioquímica y genetista de Calahorra Judit Jiménez revive su viaje a este continente con el programa Homewars Bound, con el que se pretende conseguir aumentar el número de mujeres en los distintos puestos de liderazgo

La bioquímica y genetista de Calahorra Judit Jiménez durante su viaje a la Antártida - Foto: Judit Jiménez

La bioquímica y genetista de Calahorra Judit Jiménez Sainz acaba de llegar de la Antártida, «un viaje emocionante, alucinante y un sueño hecho realidad». «Me ha costado tres años poder llevarlo a cabo y ha merecido inmensamente la pena. Creo que hay cambios en mí que han ocurrido en la Antártida y que seguirán conmigo para el resto de mi vida», afirma.

Cuenta que la solicitud la realizó animada por varias participantes españolas que formaron parte de la edición 2 y 4 de Homeward Bound (HB2 y HB4). Fue seleccionada como participante en la edición 5 de Homeward Bound (HB5), financiado por ACCIONA, en junio del 2019, al mismo tiempo que supo que estaba embarazada de su primera hija, Greta, y en un momento de transición profesional donde veía la dificultad de poder acceder a puestos de liderazgo en ciencia como mujer.

Explica que este proyecto se basa en formar a las mujeres en STEMM (Ciencia, Tecnología, Ingenieria, Matemáticas y Medicina) y en liderazgo para conseguir mayores oportunidades a nivel mundial y contribuir de manera proactiva a una economía y desarrollo sostenible. La misión, detalla, consiste en crear una forma de liderar basada en claridad, confianza, visión colectiva y capacidad estratégica dirigida a soluciones complejas para la crisis planetaria que está ocurriendo actualmente.

Señala que actualmente solo un 17% de posiciones de liderazgo está ocupado por mujeres. Por eso, asegura que este proyecto busca aumentar este número para «incluir más opiniones y búsqueda de soluciones para problemas complejos». De hecho, apunta que el objetivo del programa, para el año 2036, es construir una colaboración global de 10000 mujeres con experiencia STEMM que tengan visibilidad, colaboren, estén conectadas e impacten en la toma de decisiones en diversos sectores para el bien común de la humanidad.

Esta riojana relata que su trabajo durante su estancia en la Antártida  ha sido «triple». Ha liderado su grupo de investigación invirtiendo mucho tiempo y esfuerzo en aprender nuevas estrategias con el objetivo de crear un ambiente «más inclusivo e innovador»; y ha conocido a las 88 mujeres «globales» que formaban parte de la expedición con la idea de  entender lo que hacen e iniciar colaboraciones para «aumentar el numero de mujeres en puestos de liderazgo y crear nuevas guías en laboratorios que hagan la investigación mas sostenible».

También destaca que ha aprendido a «amar» la belleza de este continente en su conjunto, a palmar la fragilidad de las especies y del ecosistema debido al cambio climático, y a querer ayudar a su cuidado de cualquier manera que esté en su mano.

Jiménez remarca la relevancia de haber estado rodeada de 88 mujeres en STEMM, «una experiencia alucinante y un gran privilegio». Afirma que esta travesía de mujeres representa un cambio en la manera de operar de la sociedad, en la que suelen estar en minoría y una necesidad de sus voces y puntos de vista en todos ámbitos para poder ayudar en situaciones complejas.

Además, subraya que esta aventura envía un mensaje de «esperanza y animo» para las generaciones futuras. «Esperamos que nuestras hijas puedan encontrarse un entorno que las invite a participar activamente en decisiones importantes para la humanidad».

Por otra parte, este viaje ha permitido que una comunidad autónoma como La Rioja haya llegado hasta la Artártida. «Ha sido una gran oportunidad y un orgullo representar a nuestra región y a España en una iniciativa tan importante y necesaria», destaca.

Grandeza. Por otro lado, esta bioquímica y genetista describe la grandeza de la Antártida, «un continente que mide casi dos veces Europa y alberga alrededor del 70% de agua dulce en solo una hoja de hielo que puede ser de más de cinco kilómetros de grosor».

La Antártica, indica, es un paraíso helado donde parece que nada se mueve, pero todo está cambiando constantemente. El movimiento del hielo, los altos vientos y las bajas temperaturas, de hasta menos 25 grados bajo cero cuando hay tormentas, hacen que las condiciones meteorológicas cambien muy rápido.

Durante su estancia allí, cuenta que la mayor parte de su tiempo estuvo dentro del barco excepto cuando hacían las expediciones antárticas. También recuerda que su día empezaba haciendo deporte   y con un mensaje con las actividades previstas para cada día.