Pilar Cernuda

CRÓNICA PERSONAL

Pilar Cernuda

Periodista y escritora. Analista política


Cerco a Puigdemont

06/07/2023

Puigdemont no se rinde, pero la justicia tampoco.

Además del implacable juez Llarena, empeñado en que el ex presidente de la Generalitat pague por sus delitos, también la Justicia de la UE le persigue. De nuevo, un tribunal de la UE ha rechazado los recursos de Puigdemont, Ponsatí y Comin, que acusaron al parlamento europeo de no cumplir con su obligada neutralidad, y ha determinado que no es el parlamento europeo el que debe administrar justicia, sino los tribunales españoles. Puigdemont ha acudido al Tribunal General de la UE, una instancia superior, pero da la impresión de que se acaba su tiempo, se estrecha el cerco. Afortunadamente, para él Llarena solo le acusa de malversación y desobediencia, ha tenido que retirar el delito de sedición porque el gobierno de Sánchez modificó el Código Penal para derogar ese delito en España. Un favor que Carles Puigdemont le agradecerá eternamente.

La decisión del tribunal europeo se produce en plena campaña electoral, lo que significa que recobra protagonismo el eterno debate sobre cómo ha planteado Pedro Sánchez su relación con el independentismo catalán; un toma y daca en el que los apoyos parlamentarios no solo han tenido contraprestación económica, sino modificaciones del código penal para favorecer a los independentistas condenados por el Supremo. Llegaron después los indultos, una decisión de Sánchez que le ha pasado factura el pasado 28 de mayo, y que podría pasarle también factura el próximo día 23. Han provocado escándalo las actuaciones del gobierno ante los sediciosos catalanes, a los que ha intentado salvar de la actuación de la justicia. Primero, para que salieran de prisión antes de que cumplieran el plazo exigido y, después, para que fueran rehabilitados no solo social sino también políticamente. En el caso de Oriol Junqueras con escaso éxito, días atrás el Supremo ha rechazado el recurso de Junqueras, que aspiraba a presentarse a las elecciones catalanas y convertirse en presidente de la Generalitat si lograba los votos necesarios.

Puigdemont, más allá de sus condenas y recursos ante los tribunales europeos, es un personaje profundamente antipático. Huyó a Francia escondido en un coche para impedir la actuación de la justicia dejando atrás a sus principales colaboradores, que fueron condenados a prisión mientras él vivía a todo tren en una mansión en Bruselas que pagaban y siguen pagando los contribuyentes. Logró escaño en el parlamento europeo, donde recibe trato vip gracias a sus conexiones políticas, y aun así se atreve a presentar recurso alegando la falta de independencia de esa institución.

Presume de que no tiene la menor intención de volver a España, que su familia está muy hecha a la vida en Bruselas. Que se ande con ojo, porque la justicia es lenta, pero acaba llegando.

Si el Tribunal General de la UE también rechaza su recurso, será extraditado a España. Entonces se verá si el independentismo sigue teniéndole en tanta consideración … y continúa costeando su alto nivel de vida.