Las lluvias ayudan a salvar parte de la fruta del Iregua

Feli Agustín
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La principal preocupación, centrada en la supervivencia del árbol, se ha aliviado, aunque los agricultores contemplan con cautela la evolución climatológica para el resultado de la pera y la viña

Ignacio Jadraque, agricultor, en su peral en Alberite. - Foto: Ingrid

Todas las estaciones meteorológicas que el Gobierno de La Rioja tiene repartidas por el conjunto de la comunidad mostraban el viernes precipitaciones acumuladas superiores a 40 litros por metro cuadrado durante el mes de junio, desde los 40,2 de Arnedo  a los 145,1 de Cervera, pasando por los 98,4 de Torrecilla o los 58,1 de Ocón. Estas lluvias han sido, en general, muy beneficiosas para el campo riojano, y en particular para los frutales del Iregua, cuya supervivencia era la principal preocupación hace tan solo un mes. Sin haber logrado paliar en su totalidad el estrés hidríco, el agua caída ha logrado salvar el árbol y parte de la cosecha. Así lo entiende Roberto Ruiz-Clavijo, coordinador sindical de la Unión de Agricultores, que confirma que las últimas lluvias han beneficiado a los frutales, que se encuentran en  mejor fase vegetativa. «Ha despertado al árbol, que estaba apagado, escondido sin la lluvia», relata de manera gráfica este agricultor, que confirma que el agua ha venido «muy bien» porque ha permitido engordar al fruto.

Néstor Alcolea, secretario de Organización de la Unión de Pequeños Agricultores (UPA), coincide en que las lluvias en el valle de lregua constituyeron «una buena noticia» porque, además de ahorrar un riego, han llegado acompañadas de tiempo fresco, lo que está permitiendo a los frutales desarrollarse con normalidad «y empezar a engordar el fruto». 

«Hemos pasado de un escenario en el que peligraba la supervivencia del árbol a salvar parte de la cosecha», estima el técnico de UPA, que valora que haya subido el nivel de los pantanos, y en particular el tiempo fresco.

El balance de la campaña de la cereza,  prácticamente concluida, es agridulce, con una cosecha «corta en cantidad, sin un fruto particularmente grande debido a la sequía»,  señala Alcolea, que, de otro  lado, apunta que el precio ha permitido salvar los muebles. «Los daños de las lluvias, que abren la cereza, han sido menores de lo esperado», explica el técnico, que apunta que, en términos globales «hay relativa satisfacción».

Con el melocotón, nectarina y paraguayo en plena recolección, de los que se espera una buena campaña, la cosecha de cereales ya está avanzada en Rioja Baja, y se va generalizando paulatinamente por todo el territorio, y ya se han recogido algunas parcelas de  guisantes y colza en Rioja Alta. «En Rioja Baja los rendimientos, de 1.000/1.500 kilos de cebada, son pírricos;en Rioja Alta, las producciones son algo más altas», informa el ingeniero.

pera y viña. Persiste la incertidumbre respecto al agua embalsada, que alcanza una cantidad «mínima, una realidad que no se puede obviar», por lo que hay que seguir confiando en que  caiga la lluvias . Ruiz-Clavijo no es muy optimista y vaticina que la cantidad en los pantanos y las previsiones les hacen temer problemas al final de ciclo, porque es a partir de ahora cuando dos cultivos de gran relevancia, la pera y la viña, deben alcanzar su punto álgido. «Están en su fase crítica y van a necesitar de agua, temperatura adecuada para que la fruta tenga un grosor y un nivel óptimo de maduración; es la época en la que el árbol y la cepa necesitan de agua y nutrientes», explica el agricultor e ingeniero, que señala que la viña, a excepción de zonas concretas que han sufrido el granizo, evoluciona favorablemente.  «La floración ha ido bien, la producción es positiva y necesitamos es que el agua no falta», señala el responsable de la Unión de Agricultores.  Al respecto, Alcolea, que no espera una gran cosecha de pera, advierte del peligro de la aparición de focos de mildiu en la uva, hasta ahora «anecdóticos».

El agricultor. Ignacio Jadraque, agricultor de Alberite, que cultiva frutales, particularmente pera, confirma que la situación ha mejorado y no solo por las lluvia, que entiende que ha tenido una influencia limitada, sino también por un riego  efectuado. «Los frutales están evolucionando bien, a pesar de todo», considera este agricultor, que estima que hay zonas del Iregua donde se podrán realizar más riegos.

«Con dos riegos, pienso que se puede salvar la cosecha de pera y ser válida para su puesta en el mercado», estima este agricultor, que recuerda que esta fruta se recoge  a partir de la segunda quincena de agosto.

Respecto a los precios, tanto de melocotones, nectarinas como de pera, apunta que dependerá de la evolución del mercado y de la producción de otros territorios, que se han podido ver afectados por el granizo.