«Trato de alojarme en apartamentos para poder cocinar yo»

Javier Alfaro
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Con una vida nómada que llena auditorios de todo el mundo, el guitarrista clásico Pablo Sáinz-Villegas acaba de presentar La Rioja Festival 2023

El guitarrista clásico Pablo Sáinz-Villegas posa como si portara su guitarra en su encuentro con El Día de La Rioja. - Foto: Ingrid

Bajo una perfecta y cuidada imagen de galán, el guitarrista clásico Pablo Sáinz-Villegas (Logroño, 1977) es capaz de hacer decenas de poses en solo unos segundos. Como el artista internacional que es y que llena auditorios en las principales ciudades del mundo está más que acostumbrado a los viajes promocionales exprés. El último, unas horas en su ciudad natal para presentar la segunda edición de La Rioja Festival, iniciativa que dirige y que el año pasado atrajo a más de 6.000 espectadores. 


«Es para todos los riojanos, con vocación internacional para que sea un reclamo y nos visiten de todo el mundo y conozcan todas las experiencias que La Rioja tiene para ofrecer: su naturaleza, vino, gastronomía, patrimonio, su Camino de Santiago,  su música... y lo que le da a sentido a La Rioja Festival es toda la gente que viene», indica.


La vida nómada que lleva, «es el estilo de vida del músico, con una maleta en una mano y en la otra la guitarra», le trae a Logroño «menos» de lo que le gustaría, «pero intento hacerlo varias veces al año», reconoce. Si bien, apunta que su infancia y juventud aquí le «definen como ser humano y cada parque y cada banco de esta ciudad tienen recuerdos asociados; me siento muy afortunado de haber crecido en un entorno como este, en Logroño y con el carácter riojano».


Tras los meses más fuertes de la pandemia, asegura que «2022 ha sido un año de renacimiento, viajando por todo el mundo. Este otoño, en mes y medio, estuve en España, Suiza, Italia, Australia, Los Ángeles, Nueva York, México y Polonia», dice de carrerilla. Los próximos meses serán igualmente intensos «ahora tengo varios conciertos en España, después en EEUU y cada semana en un sitio diferente del mundo».


«Los viajes quitan mucho tiempo y cansan, por lo que he de ser muy organizado y maximizar al máximo mis tres horas de ensayo diario, además de controlar al detalle los programas que voy a tocar con meses de antelación. Aunque ya llevaré entre treinta y cuarenta mil horas de ensayo acumuladas que hacen que en el escenario mi interpretación parezca orgánica y fácil, por ejemplo, entre agosto y septiembre estuve echando más de 10 horas diarias para estudiar todos mis conciertos del otoño», reconoce. 


Para conseguir la mayor concentración, se refugia en el ejercicio físico y espiritual, que también le permiten proyectar una cuidada imagen. «Es un cuidado en 360º, siempre trato de salir a correr y practico yoga y meditación, es una cuestión de bienestar personal», indica.


Matiza, además, que «la regularidad en la dieta y la comida casera es de lo que más echo de menos, porque los alimentos de los aeropuertos no siempre tienen suficiente calidad, así que cuando puedo trato de reservar apartamentos para poder ser yo el que cocine sopa, verduritas... cocina sana y sencilla».