"Entrar por la puerta de la asociación es duro pero necesario"

David Hernando Rioja
-

Marina Alejo es una mujer de 49 años a la que le diagnosticaron esclerosis múltiple en el año 2004

Marina Alejo, una mujer de 49 años con esclerosis múltiple - Foto: Óscar Solorzano

Marina Alejo es una mujer de 49 años a la que le diagnosticaron esclerosis múltiple en el año 2004. Cuenta que el diagnostico llegó después de un viaje en el que fue a esquiar. «Estaba esquiando y se me quedó media cara dormida. Lo primero que pensé es que era del frío pero llegué a Logroño y seguía con ese lado de la cara dormido», comenta.

Una vez que acudió al médico, recuerda que éste vio la situación y empezó a sospechar de lo que podía ser, ya que «en 1999 se me quedó dormido el brazo». Explica que ese fue un brote previo que suelen darse en  épocas de mucha presión. «En ese año falleció mi padre debido a un cáncer y estuvimos mucho en hospitales», señala.

De hecho, detalla que en la resonancia que le hacen a uno, se puede observar como en el cerebro se quedan como una especie de nubes. «Por eso en el 2004 vieron que había sido un brote lo que pasó en el año 1999».

Recuerda que cuando le diagnosticaron la esclerosis múltiple no supo lo que era en ese momento. «Ahora enseguida te metas en internet cuando no sabes que es algo pero hace 19 años no había un acceso tan rápido. Entonces yo me dije a mi misma que estaba bien, me encontraba bien físicamente», indica.

Por otra parte, Alejo relata que se quedó embarazada y ahora tiene un hijo de 18 años, pero «después de tener a mi hijo, es cierto que tuve algún brote. La enfermedad ha ido evolucionando pero muy lenta», señala.

Agradece que cuando su hijo era pequeño, a pesar de su enfermedad, pudo cuidarle. «Estaba bien físicamente y le llevaba al colegio y a las extraescolares, en cambio,  ahora voy con muletas o me muevo más en coche, ya que la enfermedad me está dando mas guerra», lamenta.

Esta enfermedad le ha generado una serie de consecuencias físicas negativas, como problemas de movilidad en su pierna y en la mano, además de mucha fatiga. «Hago por la mañana una actividad y por la tarde me quedo en casa porque estoy muy agotada, como si hubiera corrido una maratón», señala.

Por otro lado, Alejo subraya el gran trabajo que realiza la Asociación Riojana de Esclerosis Múltiple (ARDEM) con todos sus miembros. «Animo a todo el mundo a que cuando les diagnostiquen esclerosis múltiple busquen esta asociación», plantea. «Con 30 años se te presenta esta situación y uno no sabe que hacer. Pues aquí te ayudan a solicitar los papeles necesarios para obtener una incapacidad laboral, entre otras cosas», destaca.

Reconoce que entrar por la puerta de la asociación es «duro» porque «ves personas que usan muletas para andar o van en sillas de ruedas pero es necesario».