El heredero... de sí mismo

Diego Izco (SPC)
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El heredero... de sí mismo - Foto: GEORGE FREY

Antes de consolidarse en el Olimpo, los talentos emergentes pasan un tiempo en una especie de habitación llena de espejos en la que, mientras se miran a sí mismos buscando su propia personalidad, tienen que leer y escuchar que les bautizan como 'el nuevo Jordan', 'la nueva Comaneci', 'el nuevo Messi', 'la nueva Serena', 'el nuevo Bolt'… De esa habitación solo hay tres posibles salidas. En la primera se cruza la puerta de la decepción porque fueron demasiadas las expectativas. No es culpa suya: sencillamente, no era lo que 'dijimos'. En la segunda, mayoritaria, ni siquiera hay desencanto porque una cosa es el 'bautizo' y otra la realidad, y vender humo es parte de la esencia del deporte de élite. La tercera puerta solo la cruzan quienes igualan o superan esas expectativas: en esta temporada, Doncic ya no es el heredero de Nowitzki. Doncic ya es Luka. 

Todavía está lejos de las cifras globales que logró el 'viejo' Dirk para Dallas, pero sus marcas en apenas cuatro temporadas son arrolladoras y tumban los orígenes del 'mito maverick', el considerado mejor jugador europeo en la historia de la NBA. «Es mi jugador favorito», tuiteó esta semana el mismísimo LeBron James (aclarando que la pregunta de un fan era sobre los que están por debajo de los 25 años). Era la noche en la que Doncic, con 35 puntos, tumbó a los Suns rumbo a la final de conferencia que la pasada madrugada abrieron ante los Warriors de Curry. 

Los orígenes

Todo lo escrito en este artículo hasta la fecha eran sueños en la cabeza del pequeño Luka, hijo de baloncestista que en su Liubliana natal probó con todo (fútbol, judo, balonmano) antes de dar con el baloncesto, el deporte que le catapultaría a la fama mundial. No en vano, con solo 13 años, su nombre se escribió con letras doradas en las agendas de todos los cazatalentos de Europa: «Un niño del Olimpija, que ha ganado un torneo internacional en Roma, ha anotado 41 puntos en semifinales y 51 en la final». 

El club que más fuerte llama a su puerta es el Real Madrid. Doncic es merengue hasta la médula, envía guiños desde su atalaya y no pierde la ocasión de reivindicar su condición. Fue el equipo que le firmó un contrato hasta la mayoría de edad y en el que recibió la formación que le ha convertido en lo que es hoy. Debutó en la ACB un 30 de abril de 2015, el merengue más joven en la historia de la competición, y su impacto fue inmediato. El 'niño maravilla', en tres campañas, empuja al Madrid hacia tres Ligas, dos Copas y la Euroliga de 2018, en la que es nombrado MVP con 19 años. Su salto a la NBA es imparable.

'Rookie' del año

Fue el 'número tres' en el 'draft' (elegido por Atlanta, que lo traspasó a Dallas Mavericks en un grave error), y a pesar de su bisoñez asumió pronto los galones de quien juega con esa seguridad en sí mismo, como si fallar no entrase en sus cálculos. 'Rookie' del año nada más aterrizar, su dimensión se explica en uno de los muchos récords de precocidad que ha firmado: es, junto al mito Oscar Robertson, el único que ha logrado más de 2.000 puntos, 750 rebotes y 500 asistencias en sus 100 primeros partidos NBA. 

Ya lleva 277 disputados (280 añadiendo sus presencias en el All Star Game) y su espectacular promedio en la Liga regular (26,5 puntos, 8,5 rebotes y ocho asistencias) se eleva a los cielos en los 'play-off': ha llevado a Dallas a dos consecutivos, y en ellos ha logrado 33,5 puntos de media, 8,8 rebotes y 9,5 asistencias. El genio de Liubliana se agiganta cuanto mayor es el partido y firma imposibles con una facilidad pasmosa. Siempre hay un 'elegido'. Solo hay que saber esperarle.