Editorial

La campaña confirma que falta consenso en torno al terrorismo

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La polémica inclusión de hasta 44 condenados por terrorismo en las listas de Bildu para las elecciones municipales del próximo 28-M, un anuncio demasiado medido de retirada de alguno de estos candidatos tras la presión social y el revuelo de los últimos días, y la confrontación en el cara a cara entre el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, que se vivió este martes en el Pleno de la Cámara Alta reprochándose episodios terroristas que se han sufrido en España hace no tanto tiempo son varios ejemplos que vienen a demostrar que no se ha recuperado el consenso político alrededor de este asunto que tantas brechas de dolor ha abierto en la sociedad española hace no tanto tiempo. El anuncio de siete de los candidatos abertzales, condenados por delitos de sangre, y, por lo tanto, responsables de asesinatos, que renunciarán a sus actas de concejal si finalmente salen elegidos en los comicios del próximo día 28 de mayo, es un paso atrás algo inesperado, pero sobre todo premeditado e intencionado, más bien parte de una estrategia electoral que de otra cosa, con el anhelo de blanquear una marca política y a unos candidatos. 

Quizás España no esté aún preparada para afrontar esta normalización, y las abundantes voces críticas que se han alzado durante la última semana, y el rechazo contundente a la provocación de la formación radical vasca, así lo confirman. Sin embargo, el presidente del Gobierno sí ha dado carta de naturalidad al pacto con Bildu durante toda esta legislatura, a pesar de que en su última campaña electoral se empeñó en rechazar el acuerdo con la formación abertzale, compromiso que luego incumplió. «No pactaré con Bildu», dijo literalmente el presidente Sánchez, «cinco veces o cincuenta», repitió. Aunque la realidad confirma que ha encontrado en este partido uno de los socios preferentes para llegar a pactos en el Congreso de los Diputados durante esta última legislatura.

El propio presidente, lanzado a hacer anuncios electoralistas utilizando la maquinaria de Moncloa durante estas últimas semanas, fue el primero en ponerse de perfil en el momento en el que se denunció la aparición de estas personas en las listas de Bildu para municipios vascos. Otra demostración de que esta actitud será recurrente de aquí a finales de año, cuando está previsto que se celebren las próximas elecciones generales. Sánchez no está en condiciones de romper con Bildu, y los ciudadanos tendrán que decidir hasta dónde están dispuestos a consentir.

Si realmente la sociedad española en su mayoría considera que haber puesto uno de los focos de la campaña electoral en el terrorismo es un error, es otro argumento para demandar a la clase política dirigente que avance en la redacción de un marco regulatorio que impida que se naturalice esta tropelía.