Un problema intrínseco

Gonzalo Ortega
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Aitor Larrazabal se mostró decepcionado y afligido en rueda de prensa tras la derrota en casa ante la Ponferradina (0-3)

Jordi Escobar se lamenta ante una de las ocasiones falladas el domingo. - Foto: Óscar Solorzano.

Llegaba Aitor Larrazabal a la sala de prensa de Las Gaunas apenas unos minutos después de finalizar el partido entre la Sociedad Deportiva Logroñés y la Ponferradina. Lo hacía convaleciente, dolido no solo por el resultado y el correctivo que había recibido del equipo del Bierzo en casa, sino también por la forma en que este había sido. Y tras una serie de respuestas que mereció la pena escuchar, cómo finalizó esa rueda de prensa resume de manera extraordinaria el sentir de un entrenador y de una afición que vio a su equipo terminar la primera vuelta en puestos de descenso después de varios meses coqueteando con la zona roja. «O nos ponemos las pilas, o vamos a sufrir».

En dicha comparecencia, el cómo lo dijo Larrazabal fue igual o tan importante que lo que dijo en sí. Un entrenador disgustado, con un cúmulo de sentimientos tras esos dos goles en los cinco primeros minutos y que siente «como futbolista en esos momentos» y se revuelve, «porque es una cuestión de orgullo, amor propio y comunicación». «El nuestro es un equipo que no hablamos mucho, que no comunicamos y todo unido, en el sin balón nos hace un equipo muy irregular», resolvió.

Precisamente en este apartado fue donde más afligido se le vio al técnico bilbaíno. Quizás también por ese sentir suyo como futbolista. «Los que no son contundentes, no se les hace contundentes en una semana o en diez días, por eso digo que tenemos mucho trabajo». El entrenador de la SD Logroñés no podía concebir cómo los suyos habían concedido dos jugadas como las que propiciaron los dos primeros goles de la Ponferradina. En esta línea, reconoció que los suyos habían estado «blandos» durante el partido y en una categoría como Primera RFEF «si no eres contundente ni fuerte en los duelos, te puede hacer gol cualquier equipo».

De ahí que la entidad tenga mucho trabajo por delante, el de ese costoso aprendizaje de trabajo sin balón.Larrazabal sabe que es su principal tarea a lo largo de estas semanas… al igual que la falta de contundencia y de personalidad que achaca a sus jugadores y que no se puede entrenar porque «hay que nacer con ella». «Aún con ese trabajo, tenemos un debe brutal que intentaremos corregir. El jugador tiene que nacer con carácter, con esa garra para forjarse y tener ganas de ir como ganador a los duelos. Somos un equipo que juega bien con balón, pero en el sin balón nos cuesta mucho». Y continuó, con impotencia, con la explicación de que no se puede pensar que «por tener a Jordi Escobar, un delantero que marca diferencias, vamos a tener alguna que lleguemos y la meta él».

No eximió a nadie de la culpa, ni siquiera a él mismo: «no hablo de la línea defensiva ni el centro del campo: en general nos cuesta a todos». «Evidentemente yo soy el primer responsable pero necesito más de ellos. Lo saben y se lo acabo de decir. Vamos a pelear y a seguir trabajando por mejorar y por llegar de la mejor manera posible para llegar lo más fuertes posibles a un duelo muy, muy importante como el del domingo». Con exigencia, sí, pero también con autocrítica, el primer paso para crecer.

ORGULLO PROPIO. Sumido en esa sinceridad llegó la reflexión más dura del bilbaíno, cuestionado por si puede afectar psicológicamente al equipo verse, al terminar la primera mitad del campeonato, en la zona roja de la tabla. «El que en casa tiene un problema familiar que le duela psicológicamente y le afecte, pues le creo. Pero mirar la clasificación y que verte en descenso… pues bueno. Hay 19 jornadas todavía por delante. No podemos durante la semana ser jugador de la Sociedad Deportiva Logroñés y luego no. Luego en el partido me caigo y no compito. Esto es para hombres y necesitamos hombres que sientan y que tengan orgullo. Vuelvo a repetirlo, no podemos conceder diez minutos en cada partido que juguemos».

Bajo estas circunstancias, son jugadores «para merecer y demostrar algo más», aseguró Larrazabal, quien volvió a insistir en que el fútbol es equilibrio en el juego y en el juego sin balón «tenemos un debe brutal». Y por último, acerca de posibles incorporaciones en este mercado invernal, no dudó en admitir que están ojeando las alternativas que ofrece el mercado «para intentar ingresar a algún futbolista porque es cierto que lo necesitamos». «Trataremos de acertar con lo que venga para que nos de un rendimiento lo mejor posible porque lo vamos a necesitar en estas 19 jornadas». Esta última intervención, y la comparecencia, culminó con la ya citada sentencia que decía que «o nos ponemos las pilas, o vamos a sufrir».

Y es hora de ponerselas.  Desde ayer, la SD Logroñés ya prepara el compromiso de este próximo domingo, a las 16h de la tarde, contra un rival (muy) directo como el Rayo Majadahonda, con el que perdieron 0-1 en Las Gaunas el 24 de septiembre del año pasado y al que, a día de hoy, aventajan por tres puntos y dos puestos en la tabla.