"Cada vez hay menos gente jugando a pelota"

El Día
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La fabricación de pelotas, en el caso de los Cervino, es una cuestión familiar; el padre inició la tradición hace 50 años y sus hijos José Luis y Pilar le tomaron el relevo

José Luis Cervino, en el frontón del Revellín. - Foto: Óscar Solorzano

Cipri en Barakaldo y Cervino en Logroño. Son las señas de identidad de dos sagas de peloteros. El tercer gran nombre es Punpa (bote en euskera), marca que ha mecanizado la producción de pelotas. 

En el caso que nos ocupa, el apellido Cervino pertenece a una familia riojana de peloteros. José Luis y su hermana Pilar tomaron el relevo de su padre hace casi un cuarto de siglo.El progenitor, José Luis, debutó como pelotero en los setenta antes de ceder el testigo a sus hijos.

En este lapso, la pelota ha evolucionado como también lo ha hecho la fabricación del material. De la producción artesanal (Cipri) a la mecanización del proceso (Punpa). Cervino se mueve a medio camino «aunque tenemos automatizados muchos pasos» informa José Luis Cervino(Logroño, 1972).

Cambia el procedimiento pero no la génesis. Fabricar una pelota no tiene secretos: «Es cuestión de tiempo y experiencia». Desde antaño, se repiten los mismos pasos: «Un núcleo de plástico, látex, lana, un poco de algodón y piel de cabra». Los esféricos creados por Cervino los podemos encontrar en las principales citas de la pelota aficionada como el Campeonato de España y Mundiales. En Biarritz, fue el proveedor de las modalidades de pala corta y paleta, disciplinas dominadas por los puntistas españoles. Además de cultivar la herramienta, también producen bollos, pelota de toque y mixta.  

Cervino tiene en su cartera de clientes a federaciones y clubes pero también «a particulares». Desde la irrupción de la pelota femenina, ha aumentado su catálogo porque «las características con las que se juega la pelota femenina son distintas».

Aunque la incorporación de la mujer a la pelota es una de las mejores noticias de este deporte, no deja de ser cierto que el frontón agoniza. «Es una realidad que cada vez hay menos gente jugando a la pelota. A diferencia del fútbol, que está a todas horas en televisión, el nuestro es un deporte que conlleva un proceso, una preparación y, sobre todo, es muy exigente», se despide.