La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha pedido al presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, que convoque nuevas elecciones y que en su programa electoral incluya la concesión de la amnistía a los condenados e investigados por el 'procés' y sus consecuencias. Ayuso, en línea con Génova participa de la estrategia fundamental que ha desarrollado el partido, nuevas elecciones, desde que comprendió que pese a ganar las elecciones ha perdido la posibilidad de gobernar porque no puede desprenderse de Vox, que le aporta 33 escaños a su mayoría pero que a la vez le corta la posibilidad de entenderse con otros partidos, como el PNV con el que Cuca gamarra realizó ayer el último esfuerzo para convencerlos de que sus cinco escaños son imprescindibles para que Feijóo pueda ocupar la Moncloa.
Si en las elecciones del 23-J se juzgaba la acción del Gobierno, los líos que habían tenido el PSOE y Unidas Podemos, el fiasco de algunas leyes como la del solo sí es sí, o la situación económica, y Cataluña había quedado en un segundo plano, en unas nuevas elecciones la política con respecto al Principado ocuparía un primer lugar. El PSOE llegaría a esa convocatoria con la vitola de no haber cedido a las condiciones del chantaje expresadas por el factótum de Junts, el prófugo Carles Puigdemont, y en efecto, volverían a rememorarse todas las veces que los dirigentes socialistas hablaron de la inconstitucionalidad de la amnistía, y negar la posibilidad de que se convocara un referéndum de autodeterminación. Puede incluso que se acallaran las voces históricas que han alertado de la deriva derogatoria de la Constitución y la Transición que habría iniciado Pedro Sánchez.
El PP también tendría que proponer medidas y propuestas para resolver el expediente catalán, para mejorar la "conllevanza" orteguiana, y explicar que quiso decir Feijóo con aquello de buscar un nuevo encaje de Cataluña en España, antes de que desde su propio partido le hicieran rectificar una vez más. Y a responder que opina de que Vox, que parece su socio inevitable para alcanzar la mayoría absoluta del bloque de la derecha, pretenda aplicar el artículo 155 de la Constitución de manera preventiva para evitar cualquier intento de unilateralidad.
Se da por hecho que el independentismo catalán saldría malparado de una repetición electoral, que proseguiría la pérdida de votos y que dejaría de tener la capacidad de condicionar la gobernabilidad de España que tiene en estos momentos. Suele decirse que los electores castigan a quienes fuerzan las nuevas elecciones, pero en el mundo independentista se han producido tantos movimientos y cambios de posición entre los dos partidos -Puigdemont ha hablado del marco constitucional y ERC ha vuelto a apuntarse a la unilateralidad- que la incertidumbre solo se resolvería el día del recuento.
El PP ha cometido tantos errores estratégicos desde la campaña electoral, ha terminado por ligar su futuro a Vox y en los dos meses siguientes Feijóo ha demostrado su "bisoñez", que nada le garantiza la mayoría absoluta, mientras que, a la líder de Sumar, Yolanda Díaz, Podemos le presentará su plego de exigencias y el PSOE tendrá que nadar y guardar la ropa porque Puigdemont le ha destrozado su estrategia para Cataluña.