La fórmula imperfecta

Nina Osorio (EFE)
-

El elevado gasto en pensiones está perjudicando a los empleados más jóvenes, cuyas nóminas tienen que financiar las jubilaciones mientras reciben cada vez menos fondos del Estado

Dos personas pasan por delante de una oficina de empleo en Madrid. - Foto: Europa Press

Con una población mayor «que no está dispuesta a pagar más impuestos» para financiar el elevado gasto que conlleva el envejecimiento demográfico, el Estado se endeuda y carga esa cuenta sobre los más jóvenes, una fórmula que acaba siendo «el atraco perfecto».

Así lo denomina el economista José Ignacio Conde-Ruiz, catedrático de la Universidad Complutense de Madrid y subdirector de Fedea, quien acaba de publicar junto a su hija Carlotta Conde Gasca La juventud atracada, donde sostiene que la caída de la tasa de fecundidad en España (1,19 hijos), la más baja entre los países desarrollados, combinada con la alta longevidad, ha provocado la pérdida del peso electoral de los menores de 30 y que sean los mayores quienes determinan la agenda política del país.

«Los políticos no son mala gente, ellos básicamente quieren ganar las elecciones», reflexiona el autor, que explica el «cortoplacismo político» que incrementa el gasto para la vejez y disminuye la inversión en Educación, vivienda, empleo o cambio climático que no solo beneficia más a los jóvenes, sino a la economía en su conjunto.

En su opinión, la prueba está en que «el gasto en pensiones y Educación evoluciona en sentidos opuestos», ya que desde 2009 se ha reducido en 0,2 puntos del PIB la inversión en materia de enseñanza, mientras que lo destinado a las retribuciones por jubilación ha aumentado en cinco puntos.

Pérdida de productividad

Según detalla, las personas de entre 12 y 35 años son irrelevantes para la política porque solo representan el 24% de la población. Incluso, si el 100% de los menores de 30 fueran a votar, solo representarían el 15% del total. 

En caso de que la tendencia continúe así y en 2050 los mayores de 64 años aumentan del 25% al 37% de los electores, mientras los jóvenes disminuyen al 21%, España se verá abocada a una pérdida de la productividad y a la insostenibilidad del sistema de pensiones, advierte Conde-Ruiz.

En su libro es claro: «Captar la atención de los mayores en unas elecciones es mucho más sencillo. Solo hay que hablar de las pensiones, no subir los impuestos y sobre todo no tocar aquellos que afecten al patrimonio».

Ante este escenario, el economista avisa que el trabajador futuro tendrá que pagar en prestaciones para la jubilación el doble de lo que aportan los empleados actuales. 

Para Conde-Ruiz, la reforma impulsada por el Gobierno ha sido «poco solidaria con los jóvenes» al garantizar una revalorización de las pensiones que pospone el problema de la sostenibilidad y que considera que debería tener un carácter extraordinario.

«El envejecimiento reduce la rentabilidad del sistema de pensiones», pero los distintos políticos «intentan posponer el problema», defiende este experto, quien insta a «reescribir el pacto generacional» con un aumento de la edad fijada para dejar de trabajar y una «jubilación flexible» que pueda garantizar las pensiones.

Votar 'con los pies'

Como los jóvenes han sido irrelevantes para los grupos políticos debido a la disminución de su peso demográfico, ellos no tendrán otra alternativa que «votar con los pies», migrarán en busca de salarios dignos y mejor formación, expone el autor.

Explica que los salarios de los menores de 35 años son los que menos se han incrementado, solo 500 euros más al año que en 2008, y que la única forma de aumentar la renta per cápita es con la mejora de la productividad, que se logra con inversión en Educación.

La juventud atracada cuenta que tanto la generación de los milenial como la generación z han soportado más crisis económicas que sus antecesores y ahora deben afrontar los retos de la revolución digital o el cambio climático, solo que con mayores desventajas, porque ganan mucho menos, tienen altas tasas de paro y mayor precariedad laboral.