En todos los procesos electorales la alegría va por barrios, en especial en la etapa previa al calor de la presentación de candidaturas, programas, maniobras parlamentarias y. si se está en el gobierno en cualquiera de las administraciones, por la utilización de los boletines oficiales correspondientes o, hasta donde lo permite la legislación, por el corte de cintas inaugurales.
Con todos los partidos lanzados en la carrera hacia las urnas, con actos masivos, entrevistas televisivas y las encuestas, este fin de semana ha sido el PSOE el que puede sentirse más beneficiado, con un PP de perfil bajo y con la los grupos a su izquierda a "hostia limpia" (Pablo Iglesias) entre llamadas a la unidad de Sumar y Podemos.
El Gobierno de coalición ha conseguido, por fin, poner en marcha la ley de vivienda tras el acuerdo con ERC y EH Bildu que garantizan que la ley saldrá adelante con limitaciones en la subida de los precios del alquiler para facilitar el acceso a la vivienda. El movimiento se demostrará andando y ya se verá si contribuirá a limitar la oferta o a animarla, y cuál es la respuesta de las comunidades en las que gobierna la derecha. A eso se añade el anuncio del presidente del Gobierno de que el Consejo de ministros del martes pondrá en el mercado de la vivienda social 50.000 viviendas procedentes de la Sareb, donde los bancos depositaron sus activos inmobiliarios tóxicos. En un país en el que tan solo existe una planta de un 2% de vivienda social, la pregunta es porque no se han puesto manos a la obra con anterioridad para dar cumplimiento a un derecho constitucional. Las respuestas pueden ser evidentes pero se tiene que acercar un periodo electoral para que se ponga sobre la mesa.
En Valencia, en el acto de presentación de las candidaturas municipales el PSOE se autoinyectó una buena dosis de optimismo, porque tiene la sensación de que va a resistir mejor de lo esperado el examen de las urnas, con las medidas sobre vivienda y porque puede ver reconocida su gestión económica por un lado y la de la normalización de Cataluña por otro, a lo que ha añadido la presentación de disculpas por los efectos indeseados de la ley del solo sí es sí cuya reforma va a pactar con el PP, sin atender a las críticas de sus socios de gobierno. Conscientes de que no conseguirán una victoria tan abultadas sobre el PP como en 2019 esperan mantener las alcaldías importantes que gobiernan, porque más allá de los números globales la victoria en las urnas se visualizará en como se tiñe el mapa municipal y autonómico de un color u otro. A su moral de victoria ha contribuido también que haya sido el propio presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, quien haya rebajado las expectativas de su partido en los comicios del 28-M, lo que no se descarta que sea una argucia táctica, ante lo que previamente se consideraba unas primarias de las generales, y así ha sido tradicionalmente. Cuando el PP realice otros actos electorales será su moral la que suba.
Las encuestas, además ya empiezan a reflejar la irrupción de Sumar en el mapa político y como era previsible su mayor caladero de votos se encuentra en Podemos, aunque se aprecia un trasvase de voto de los socialistas hacia la plataforma de Yolanda Díaz. Pero por bloques se mantiene el empate técnico pese a los mejores datos de una coalición del PP y Vox.