La falta de relevo generacional contribuye a su sangría

Feli Agustín
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La Rioja suma cerca de 10.000 cotizantes más que hace cinco años, y mientras el número de trabajadores por cuenta propia ha crecido en cerca de 11.000, los autónomos se han reducido en 1.500

Comercio, uno de los ámbitos más afectados por la pérdida de autónomos. - Foto: Ingrid

El año 2023, que ha visto superar enLa Rioja los 129.000 cotizantes -alrededor de 10.000 más que hace cinco años-, asiste a la cifra de autónomos más baja que nunca, lo que constata con datos la sangría que ejemplifican los locales cerrados en las calles de la ciudad.

En concreto, el número de medio de cotizantes en el RETA (Régimen Especial de Trabajadores Autónomos) fue en agosto de 128.539, de los que 104.031 eran trabajadores por cuenta ajena y 24.568, propia;hace exactamente cinco años, el número total era de 119.428, de los que 93.229 figuraban en el régimen general y 26.199, en el de autónomos, que han perdido en un año 378 efectivos, lo que constata la gravedad de una situación que no parece tener marcha atrás.

Fernando Melchor, presidente de la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA) en La Rioja, apunta que son numerosos factores los que influyen en esta pérdida, a la que se suma la falta de relevo y constata que la brecha generacional está siendo un elemento decisivo que contribuye a la debacle entre los autónomos, que no hacen sino perder, mes tras mes, efectivos. 

«Quienes no tienen un relevo adecuado de su actividad están sufriendo», afirma Melchor, que estima también que las sucesivas crisis de los últimos años -la de 2008 y la provocada por la pandemia del coronavirus- han provocado «un estrés» en la actividad económica y en su vida familiar que ha condicionado la continuidad de los negocios. 

«La gente joven prefiere trabajar por cuenta ajena, tener un salario porque arriesgar en el contexto en que estamos se hace misión imposible», lamenta Melchor, que reflexiona que «la mayoría de los que se jubilan cierran el negocio».

 Javier Marzo, secretario general de la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos (UPTA), coincide en eta reflexión e informa de que en los ocho  primeros meses del año -al margen de actividades que presentan mayores niveles de temporalidad, como educación o agricultura-, es comercio, con 47 cotizantes menos, el sector más afectado, justo por delante de las actividades profesionales, que presentan 43 bajas.

El que más sufre. «Comercio es el ámbito que más está sufriendo y al que no se le prevé un futuro muy halagüeño», vaticina Marzo, que apunta que hay muchos de estos negocios, como mercerías, droguerías, comercio textil o pequeñas ferreterías, que tienden a desaparecer. «Hay comercios que son rentables y no tienen relevo generacional», resalta el secretario general de UPTA, que augura que la supervivencia será para aquellos que introduzcan en su oferta elementos diferenciales.

«Cierran locales y no encuentran una nueva actividad que les sustituya», lamenta el presidente de ATA, que  opina que la actividad empresarial en general se ha visto en los últimos años poco reconocida, incluso por las administraciones. En este contexto, argumenta la complejidad que entraña tener un trabajador, «y no saber como van a cambiar las cosas de un año para otro, lo que  supone un estrés añadido», al tiempo que asegura que hay empresarios que «aguantan sin cerrar» por no despedir o abonar la indemnización adecuada a sus trabajadores.