«Los bancos eran como el médico; y se han quedado en nada»

Feli Agustín
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El alcalde de Berceo, municipio que perdió el año pasado su última sucursal, lamenta el perjuicio que su falta supone, particularmente para los mayores

Una señora utiiza una oficina bancaria móvil. - Foto: Óscar Solorzano

Berceo, ubicado en el valle del Cárdenas, en la comarca de Nájera y cuna de San Millán, fue uno de los cuatro municipios riojanos que perdió al año pasado su última oficina bancaria, en este caso de Ibercaja. Este cierre se suma a la que efectuó hace cuatro años la otra gran entidad con presencia en esta comunidad, Caixabank, establecida en el municipio desde los tiempos de Caja Rural.

«Aunque iban reduciendo su horario, en menos de un lustro nos hemos quedado sin sucursales», lamenta su alcalde, José Félix Aransay, que relata que ambas entidades siguen prestando el servicio a través de sus oficinas móviles;Caixabank, una vez a la semana e Ibercaja, cada 15 días. «Los bancos eran antes como el médico y ahora se han quedado en nada», se queja el primer edil de Berceo que, según las últimas cifras del INE, cuenta con 143 vecinos.

Relata que la principal afección la sufren las personas más mayores, con problemas para desplazarse fuera del municipio y, con más dificultades aún, para manejar la banca online.

«Tienen que contar con un hijo, un sobrino u otro familiar para que les lleve a Nájera», relata Aransay, que cuenta que el Ayuntamiento organizó un taller, impartido por un chico del municipio, para ayudarles a gestionar la banca por internet, una iniciativa que contó con alta participación. Sin embargo, constata la complejidad que supone para personas de edad avanzada gestionar sus finanzas online, de tal manera que se han convertido en los principales usuarios de la banca móvil. «Están pendientes, esperando a que llegue el autobús», relata el alcalde de Berceo, que también muestra su contrariedad por carecer de un cajero, que resolvería las necesidades puntuales de dinero en metálico.

«Hemos pasado de contar con una persona que te atendía en el pueblo durante varias horas a que estén una vez a la semana o cada 15 días», cuenta Aransay, que constata que «todos los pueblos se han quedado sin un servicio básico, que era la Caja».