La Rioja llora a Javier

R. Muro
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Un grupo de bomberos voluntarios halló el cuerpo sin vida del joven calceantense en las inmediaciones de Riojaforum minutos antes de las 14 horas. La bajada del caudal del Ebro facilitó su localización

Voluntarios se abrazan tras conocer el hallazgo de un cuerpo sin vida - Foto: Óscar Solorzano

La Rioja ha sido Javier durante casi veinte días y lo seguirá siendo para siempre. El coraje y le fe de su familia, de sus amigos, de las fuerzas de seguridad del Estado y de cientos de voluntarios han logrado contagiar a toda una región, y prácticamente a un país. Minutos antes de las 14 horas de ayer saltaban todas las alarmas. Un grupo de bomberos en labores voluntarias hallaba el cuerpo sin vida de una persona en la orilla del Ebro, junto a la carretera que enlaza el cementerio de Logroño y el polígono industrial y justo debajo de las conocidas como cuevas del Águila del monte Cantabria. Allí se concentraban numerosos vehículos de Policía Nacional, ambulancias del Servicio Riojano de Salud (Seris) con equipos psicológicos, bomberos, Policía Local en tareas de control de tráfico y miembros del Instituto de Medicina Legal de La Rioja.

Los servicios de Emergencias, bajo la continua coordinación de los agentes de la Jefatura Superior de Policía, instalaban una tienda de campaña con el objetivo de salvaguardar el cadáver hasta la llegada del juez, quien sobre las 15.30 horas, decretaba el levantamiento de un cuerpo sin vida aún sin identificar aunque todo apuntaba ya a Javier.

En la otra orilla del Ebro, en el parque de La Ribera, la Policía Nacional acordonaba unos quinientos metros del paseo. Junto al cordón policial se congregaban, a medida que iba conociéndose la noticia, un nutrido grupo de los voluntarios que han dedicado jornadas enteras a la búsqueda de Javier. Entre evidentes síntomas de una emoción desconsolada, no cabían ni opciones a la duda. No había confirmación oficial ni por parte de Delegación de Gobierno ni de Policía Nacional, sobre si el cuerpo hallado en la orilla del río Ebro pertenecía a Javier, pero todos rememoraban que en esa misma zona se habían concentrado buena parte de los rastreos.  

Aún sin conocer, al menos oficialmente, la identidad del cuerpo hallado sin vida, ya sobre las 17 horas, amigos y familiares del joven calceatense de veinte años desaparecido desde la madrugada del pasado dos de marzo, lanzaban una imagen suya a través de redes sociales y aplicaciones de mensajería instantánea. Junto a  la fotografía de Javier Márquez, se leía un emotivo mensaje de despedida: «Ya no te buscamos, porque estás aquí, en nuestro corazón, tan dentro, tan para siempre». 

Santo Domingo de la Calzada se estremecía mientras en el parque de La Ribera, los voluntarios se fundían en abrazos en busca de consuelo. No había aún confirmación oficial, pero tampoco duda alguna.

El descenso del caudal del río se ha erigido clave para la localización del joven. El Ebro mostró su peor cara en los días previos a su desaparición y esa misma zona se había rastreado jornadas atrás y en diferentes ocasiones. De hecho, ayer mismo la Policía Nacional había informado que proseguía con la búsqueda en las inmediaciones de Riojaforum. Incluso uno de los voluntarios concentrado en la búsqueda del joven calceatense desde su desaparición, aseguraba ayer mismo, visiblemente afectado y ataviado aún con el palo que le ha acompañado todos estos días en las labores de rastreo, que «había buscado en esa zona jornadas atrás». 

La fuerza del Ebro ante la crecida producida por días de lluvias y deshielo había jugado en contra de la localización del joven de Santo Domingo.. 

Sin rastro. Javier Márquez Villaverde desapareció el pasado dos de marzo tras asistir a una fiesta en la plaza de toros de la capital riojana. Hacia las 4.30 de esa misma madrugada, se despidió de sus amigos en una discoteca de Logroño para dirigirse a casa de su hermana en la misma capital riojana, donde supuestamente iba a dormir. Nunca llegó allí, ni a Santo Domingo de La Calzada, ni a Zaragoza, donde estudiaba. Las cámaras de seguridad le grabaron esa misma noche, tras despedirse de sus amigos, en las proximidades del puente de Piedra, en el casco antiguo logroñés, junto al Ebro que ha engullido su vida. Nada más se supo del joven de veinte años. Una vida que se esfumó tras su última noche de fiesta y sin que haya trascendido ningún detalle de los motivos que derivaron en su desaparición. 

La familia lanzó un mensaje de alarma ante la ausencia de «un chaval totalmente normal», como detallaban amigos de la familia durante los 19 días de intensa búsqueda. De forma inmediata, se inició el dispositivo de Policía Nacional para su localización. Sus familiares demandaron una colaboración ciudadana que llegó a congregar a varios cientos de personas coordinados por zonas con el objetivo de no duplicar esfuerzos y abarcar más metros en una búsqueda que adquiría extrema urgencia. Cada minuto contaba y los intensos rastreos no arrojaban resultados.

La Guardia Civil realizaba sus propias tareas de búsqueda fuera ya de los límites municipales de Logroño extendiendo incluso los trabajos hasta Tudela y Zaragoza. Igualmente, sin éxito. 

A las 19 horas, Delegación de Gobierno confirmaba que el cuerpo hallado en el río Ebro correspondía a Javier Márquez.

Apoyo y solidaridad. Una hora antes de la confirmación oficial remitida por Delegación de Gobierno, el Ayuntamiento de Santo Domingo de la Calzada comunicaba la celebración, a las 12.30 horas de este jueves, de un pleno extraordinario y urgente para la «declaración de tres días de luto oficial» en la localidad riojalteña. De la misma forma, también hoy se ha convocado una concentración a las 20.30 horas en la plaza de España del municipio como muestra de apoyo y solidaridad con familiares y amigos de Javier Márquez. Por otro lado, Policía Nacional ofrece a primera hora de hoy más información sobre estos 19 intensos días.  

Un rescate «técnico» 

Pasadas las 13.30 horas, un grupo de siete bomberos voluntarios, fuera de servicio, localizaban el cuerpo sin vida de Javier Márquez «entre troncos y maleza» en la orilla izquierda del río Ebro a su paso por Logroño, en las inmediaciones del Palacio de Congresos Riojaforum, y justo debajo del monte Cantabria. «El cuerpo había quedado enganchado», detalla Javier, uno de los bomberos voluntarios que ha participado en las labores de localización durante estos casi veinte días de intensa búsqueda por parte de familiares, amigos y fuerzas de seguridad.

«Ha sido -prosigue Javier- una búsqueda bastante técnica» que en muchos momentos se ha tenido que desarrollar «dentro del agua». Y dentro del agua, precisamente, fue encontrado el cuerpo sin vida del joven calceatense del que no se tenía constancia desde la madrugada del pasado dos de marzo. Era una zona señalada en el marco de las labores de búsqueda y hacia la que apuntaban las sospechas, una prueba más de la complicada tarea que ha supuesto la localización de Javier.

El grupo de bomberos voluntarios fuera de servicio avistó, por fin, un cuerpo dentro del agua, enganchado a maleza y troncos. El equipo comunicó en un primer momento a Policía Nacional, quien ha coordinado en todo momento el dispositivo, la localización de un cuerpo dentro del cauce del río. Mientras llegaban los agentes, el grupo de bomberos «custodiamos el cuerpo» hasta la presencia de Policía Judicial y GEOs. Una vez seguido el protocolo que marca el operativo, los propios bomberos se encargaron de sacar a Javier Márquez del cauce del río y trasladar su cuerpo hasta la tienda de campaña instalada a orillas del Ebro. 

Es el trabajo, a veces silencioso, de «unos profesionales del rescate», como define el propio bombero fuera de servicio.

Javier Márquez era un joven deportista que desde hace seis años había trasladado su residencia a Zaragoza con el objetivo de continuar con su formación en judo. Estudiaba Derecho en la Universidad de Zaragoza. Durante estos días de búsqueda, tanto la portavoz de la familia, como sus amigos, han definido al joven calceatense como «un chaval totalmente normal», familiar, deportista y muy querido por sus amigos, como lo han demostrado durante casi veinte días.

Santo Domingo de la Calzada le brinda un sincero y emotivo homenaje esta tarde noche en la plaza de España de la localidad riojalteña. Una concentración de apoyo y solidaridad con el inmenso sufrimiento de sus allegados, pero también un sincero recuerdo del joven de veinte años.