Nunca hemos tenido lobos por aquí, los había en la zona de Brieva. Ya en noviembre del año pasado tuvimos un ataque y hace dos días volvieron y mataron a tres ovejas a plena luz del día». Los ganaderos Sergio Justo y Sara de la Osa están cansados y desanimados. Hace unos cinco años se hicieron con la explotación familiar de unas 980 ovejas después de que sus padres se jubilaran. Poco se iban a imaginar que las dentelladas del lobo les quitarían las ganas de seguir. 

En abril, operarios de Medio Ambiente empezaron con la construcción de un cercado para que  pudieron meter las ovejas y protegerlas de los posibles ataques. «Pero hace unos días dejaron de venir y cercado está sin terminar. Así que las bajamos cerca de nuestra nave  junto con nuestros siete mastines», señala el ganadero, «por la mañana hubo niebla y eso despistó a algunas cuando estaban pastando. Y fue cuando el lobo atacó». 

Entre los ataques del lobo y la subida de los precios del pienso, estos ganaderos de Nieva se están  planteando dejar la explotación. «Vamos a esperar a los cinco años que es lo que nos hemos comprometido y entonces veremos qué hacer». 

La situación es insostenible para muchos ganaderos como estos jóvenes de Nieva. «Entiendo que no se acaba con una manada entera, pero con un lobo solitario que baja del monte y mata tres ovejas de golpe, creo que sí se podría hacer algo», señalan, aunque mantienen el pesimismo. Sergio y Sara no son los únicos ganaderos a los que el lobo se lo pone cada día un poco más difícil. Hace unos días, un  ejemplar  mató  cinco ovejas de un pastor de Mansilla de la Sierra