"Había mucha sangre en la entrada y los cajones revueltos"

Ana Torrecillas
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Las primeras personas que acudieron a la vivienda de Castillo se encontraron con el escenario de un asalto violento

La hija de la víctima es consolada por un familiar - Foto: Ingrid

os vecinos de Cuzcurrita despertaron con la peor de las noticias: la muerte de uno de sus vecinos. Una persona, además, tan conocido como Guillermo Castillo, propietario de uno de los restaurantes más conocidos de la zona. A primera hora de la mañana, la multitudinaria presencia de la Guardia Civil alertaba a los cuzcurritanos de que algo grave había pasado. La noticia les sorprendía sin apenas tiempo para recuperar la normalidad tras un fin de semana largo, un puente festivo en el que Cuzcurrita cuadruplicó su población. No es algo extraño. Además de los casi 500 habitantes censados, el municipio cuenta con un gran número de viviendas, segundas residencias de familias provenientes de la capital o del País Vasco. Pero desde el pasado viernes, más de 2.000 personas disfrutaron del Tren del Vino de la localidad. Una festividad que consiste en mostrar los encantos culturales, enológicos y gastronómicos de Cuzcurrita. No es de extrañar, pues, que el restaurante Casa Guillermo estuviera repleto de comensales durante los tres días festivos, lo que le permitió hacer una buena caja.

El hijo de Castillo que reside en Santo Domingo de la Calzada, aseguró que a las once y media de la noche, pasó por la casa de su padre y que, al comprobar que la puerta estaba cerrada interpretó que el hombre ya estaba durmiendo y decidió no molestarle. 
El lunes tocaba vuelta a la normalidad. A uno de los trabajadores que había quedado a primera hora de ayer con el empresario, le alertó que éste no apareciera. Después de diversas llamadas a las que Castillo no contestó, se acercó a la vivienda. «Vi que el coche estaba aparcado en la puerta de la casa y llamé al timbre. Como no contestaba nadie, llamé por teléfono a su hija». La mujer llegó en pijama a la casa y abrió la puerta. «Guillermo siempre solía cerrar con llave, pero esta vez estaba abierta», recuerda, «nada más entrar vimos mucha sangre en el pasillo. Yo me acerqué a una salita adyacente para ver si estaba allí y vi que todo estaba muy revuelto». Ante el hallazgo inquietante, la hija llamó a su pareja que se personó en la vivienda. Ambos subieron al piso superior y encontraron el cadáver del restaurador y alertaron a los servicios de Emergencias.
declaraciones al entorno y toma de huellas. Castillo residía solo en su vivienda. Había quedado viudo hace menos de dos años y sus hijos, ya mayores, vivían por su cuenta. En la travesía del Puente, donde se ubica la vivienda, la mayoría de las casas vecinas quedaron vacías el lunes por la tarde. Así lo atestigua un matrimonio al que la Guardia Civil tomó testimonio y que vive cerca de esa calle. No oyeron ningún ruido que les hiciera sospechar que en el número 7 hubiera ocurrido un atraco con violencia. Las primeras investigaciones se centraron en el entorno de la víctima.

La Guardia Civil tomó una primera declaración a las personas que accedieron a la vivienda: su hija y pareja y al empleado. Además, los agentes también recabó las huellas del calzado de estas personas, tanto el número de la zapatilla como la forma de la suela. Ello parece indicar que en el escenario del crimen también se han encontrado huellas que podría pertenecer al o a los asaltantes. 

La mujer de Castillo precisó atención psicológica cuando recibió l noticia y estuvo acompañada por su pareja y por numerosos familiares de esta y por vecinos de su padre que acudieron al lugar del suceso.