Cuzcurrita, entre la indignación y el miedo porque el culpable

Ana Torrecillas
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El consistorio lamenta que la repercusión mediática del caso ensombrezca el atractivo turístico del municipio

Vecinos de Cuzcurrita - Foto: Óscar Solorzano

Cuzcurrita es un lugar donde nunca pasa nada, nada malo. Porque sí pasan muchas cosas, generalmente, positivas y alegres. Y es que este pueblo que debe su nombre al Río Tirón se ha convertido en un referene del turismo rural de calidad de La Rioja. En sus casas de piedra, con escudos centenarios, residen  vecinos de toda la vida, descendientes de los que se marcharon en busca de un futuro mejor, y visitantes que una vez se enamoraron de Cuzcurrita y decidieron fijar allí su segunda residencia. Un paraíso natural y gastronómico de La Rioja Alta. Por eso el crimen de Castillo ha conmocionado de especial manera a los habitantes del municipio. 

Pasear por Cuzcurrita es un placer para los sentidos: paz y sosiego. Hasta que se llega a la Travesía del Puente y un precinto en la puerta del número 7 advierte que allí ocurrió algo terrible. La noticia de la muerte violenta deGuillermo Castillo, corrió como la pólvora en los medios regionales y nacionales. Y esa repercusión ha agravado la sensación de incertidumbre que vive el pueblo.

Fernando Castillo, concejal de Cultura del Ayuntamiento de Logroño, asegura que los vecinos están viviendo este suceso con «enfado y hasta miedo». Han pasado 15 días de la muerte del empresario y todavía se desconoce quién o quienes fueron capaces de cometer ese crimen. «Estamos deseando que se esclarezca todo esto por la familia pero también por el pueblo y por la imagen que se puede estar dando de Cuzcurrita».
De hecho, es algo que preocupa al ayuntamiento: que la repercusión de un caso como este puede ensombrecer el nombre del pueblo y a su turismo.

«El caso ha tenido mucho recorrido informativo y, la verdad, no es un buen titular que asocien a Cuzcurrita a un asesinato», insiste Castillo. 
más que un restaurante. Y es que la pérdida de Guillermo Castillo se nota en el municipio. Su restaurante, Bodega Guillermo que permanece cerrado desde la muerte de su propietario, era un referente de la comida tradicional riojana  y congregaba cada fin de semana a centenares de comensales que buscaban disfrutar de platos típicos como los caparrones y las chuletillas al sarmiento. 

En Bodega Guillermo ya no resuenan las jotas que el hostelero solía cantar a los clientes. Solo el silencio. Un silencio que terminará por romperse cuando se encuentren a los responsables del asesinato y Cuzcurrita pueda retomar su vida turística con normalidad.